Victorian Boy » larry stylinson | Traducción Oficial

• CAPÍTULO VI •

N/A: Pueden ponerse en mi contra después de esto...

(La pintura es La Alegoría del triunfo de Venus y es una obra de Bronzino.)

N/T: Este capítulo is on fire e.e

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     Harry le pidió a Charles que pusiera su ramo de rosas en agua. Los suaves pétalos blancos le recordaban a Bertie. El florero era un pequeño oasis, verdadero y puro entre los otros diferentes artificios opresivos en la recámara.

     A pesar de que ya había sufrido un fracaso extraordinario en el hipódromo, Harry estaba menos nervioso por los eventos deportivos que por los sociales. Él había cabalgado antes, nunca había bailado.

     Mientras esperaba que Charles planchara su corbata, él practicó sus pasos de baile y saludos frente al espejo.

          —¿Me permite esta pieza? —aclaró su garganta—¿me permite esta pieza? —No, pensó para sí mismo. —Buena noche. Usted luce espléndida esta noche. ¿Me permite esta pieza?

     Charles sonrió, sus ojos se arrugaron con el orgullo de un hermano mayor.

          —No serán capaces de resistirse a usted, su gracia.

     Harry examinó sus extremidades delgadas y la grasa de bebé que redondeaba sus mejillas.

          —Soy el soltero más joven de aquí. Las mujeres me llaman pequeño gorrión.

          —¿Quién no ama a los gorriones? Son criaturas encantadoras.

     Charles le trajo su corbata. Era de color verde.

          —No puedo usar esto—dijo, sacudiendo su cabeza. —todavía estoy de luto.

     Charles ignoró sus protestas.

          —Le pertenecía a su padre. Hizo que el sastre creara una tinta que coincidiera con las colinas de Somerset. En honor a él.

          —Es mala etiqueta.

     Charles sacudió sus hombros.

          —¡Usted es más victoriano que la mismísima reina Victoria! Use la corbata. Resalta sus ojos.

♞

     Pasear por la Casa Warwick era como hacer su camino a través del Infierno de Dante. Si la recámara de Harry era el purgatorio, el salón de baile era el último círculo del infierno. Las paredes rojo sangre y las molduras doradas del salón de baile eran enfatizadas por esculturas desnudas y violentas pinturas, sexualmente acusadas de alegoría. No había lugar para descansar sus ojos que no estuviera lleno de libertinaje y pecado.

     Los hombres estaban conversando en un lado del salón de baile y las mujeres del otro. Harry extrajo su moneda de la suerte y recitó el saludo que había estado practicando toda la noche. "¿Me permite esta pieza? ¿Me permite esta pieza? ¿Me permite esta pieza...?"

     La música empezó pero nadie se movió.

     Eso hasta que Louis entró a la estancia. Harry casi no lo reconoce. Él no estaba en su distintivo abrigo de cola rojo sino en uno de color azul brillante.

     Sin vacilación, cruzó la pista y extendió su mano a la mujer más hermosa del salón. Ni siquiera le preguntó si quería bailar, simplemente asintió y ella obedeció.