II.

238 38 13
                                    

Advertencia: este capítulo contiene un poco de contenido explícito. 

------------------------------------------------------------------------------------


El asqueroso hombre empezó a acariciarme la cara, quería quitar esa mano de mi pero mi brazo no respondía, tenía miedo, sabía lo que iba a hacerme.

—Sabes, desde que te vi subir, me impresionó lo bonito que eras— decía mientras me desabrochaba la bata— no te preocupes, seré gentil si tú lo eres conmigo ¿sí?, bueno, no es como si tuvieras muchas opciones ¿cierto? — después empezó a reír.

Me mordisqueaba el cuello mientras se masturbaba, nunca en mi vida había sentido cosa más asquerosa y humillante que como fue en ese momento, quería quitármelo de en sima, pero sólo podía mirarlo con asco y odio.

—Oh, no me mires así, te estoy dando la oportunidad de que sepas como va a ser tu vida de ahora en adelante— me decía mientras se bajaba el pantalón— ustedes los omegas sólo sirven para dos cosas, coger y tener hijos y dudo mucho que en la colonia te den un trato especial—

Él tiene razón, al final soy un omega, mi vida en la colonia no será diferente a lo que me está haciendo, no importa si es ahora o más tarde, tampoco les va a importar si quiero o no hacerlo ni con quien, ese era mi destino, pero de nuevo apareció esa pregunta... ¿De verdad quiero ésto?

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando el hombre empezó a gritar de dolor, le habían disparado en la pierna derecha. Un chico entró por la puerta del camión y le apuntó con un arma.

—Mira lo que tenemos aquí— dijo el chico mientras le colocaba su pie sobre la herida de la bala y el hombre dejaba escapar un grito de agonía— un asqueroso beta haciendo de las suyas...

El chófer no paraba de gritar e imploraba para que no lo matara, decía no haber hecho nada, para mí se escuchaban sólo mentiras saliendo de su asquerosa boca, pero tenía miedo.

Aquel muchacho vestía de negro y llevaba botas militares, yo estaba sentado en el suelo y tenía la mirada abajo, pero pude observar que le apuntaba a la cabeza, no titubeaba, se notaba que no era la primera vez que jugaba con una vida, el hombre seguía gritando.

—Escucha, no te mataré si me dices dónde está la caja— le dijo el chico al chófer.

—Y...yo no... .se n...nada— respondió él. El chico lo pisó más fuerte.

—Así que no sabes nada— el hombre volvió a gritar.

— ¡NO! ¡POR FAVOR! ¡BAS— no lo dejó terminar y le disparó! La sangre salpicó en mi cara, en mi ropa, hubo unos segundos de silencio, pero yo sentí que fueron horas, estaba aterrado.

Después volteó hacia mí y me levantó el rostro con la pistola. Apreté los ojos lo más fuerte que pude, tenía miedo de verlo a la cara. Sentí como se puso en cuclillas, pero no quitaba la pistola.

—Oye, mírame— me dijo él. Su voz era de un tono diferente, más suave, cálida. No sé qué fue lo que hizo ese tono, pero logró quitarme un poco el miedo y pude abrir mis ojos.

Lo primero que vi fueron dos ojos verdes y brillantes, me miraban con amabilidad. Sabía que era capaz de matar como lo hizo hace un rato, pero todo ese miedo que tenía hacía él se fue por completo. Después observe su piel, era morena, color caramelo, y su cabello negro como la misma noche, sus rasgos estaban bien definidos, realmente atractivo. No cabía duda de que era un alfa.

Mi corazón no paraba de latir, traté de tranquilizarme, pero luego me sonrió levemente, sólo eso bastó para que se volviera aún más loco y mi cara me delatara sonrojándose un poco, odio cuando mi cuerpo se vuelve en mi contra. Quitó el arma y me tomó el brazo para después soltarlo, pero como seguía dormido se dejó caer, hizo una pequeña mueca.

PROYECTO OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora