XII.

160 27 5
                                    


—Puedes sentarte aquí si quieres— dijo Colín levantándose.

—No, déjalo, Thai y yo comeremos afuera, provecho chicos, los vemos más tarde— Me hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera y ambos empezamos a caminar.

Salimos de los comedores y fuimos por un túnel que daba a una puerta de metal. Carter la abrió y al entrar había una especie de risco. Lo primero que hice fue mirar hacia abajo. Estaba alto, muy alto, y oscuro, por un segundo pensé que no tenía fondo.

—Eh... ¿esto es seguro? — pregunté un poco nervioso.

—Completamente—respondió él, quien ya se había sentado a la orilla del risco— ya ven, no pasa nada— volví a mirar hacia abajo.

Olvídalo, ni loco.

—Sabes, mejor iré adentro y comeré de pie.

En eso estiró su mano.

—Vamos, no me dejes cenando solo— y puso ojos de cachorrito. Yo me sonroje un poco.

La mirada era linda, pero no me convenció eso, más bien me remordió la conciencia dejarlo solo.

—Chantajista— le dije mientras tomaba su mano, él sólo rió. La mano era cálida y me sostenía con fuerza, sin llegarme a apretar de más.

Me logré sentar a su lado, pero no dejaba de mirar abajo.

—¿Por qué aquí? — le dije un poco irritado.

—¿Te dan miedo las alturas acaso? — respondió bromeando.

—No realmente, sólo que no me agrada la idea de caerme y quedar como calcomanía— bufó un poco y sonrió.

—No pienses en eso, mejor mira al frente en...—checó su reloj— 3, 2, 1, ahora.

Levanté la vista y de repente, a lo lejos, empezaron a aparecer luces. Primero una, luego dos y luego cientos, parecía un festival, era realmente bello. Las luces dejaban ver a lo largo de una llanura una especie de pueblo antiguo.

—¡Wow! ¿Qué es ahí?

—Le dicen el barrio, es un mercado nocturno.

—¿Qué no los mercados están prohibidos? — dije mientras le daba un sorbo a la sopa y mordía un cacho del pan

—Lo están, pero no todos podemos ir a los distritos y menos comprar al precio al que venden las cosas allá, es por eso que está en medio de la nada y es nocturno.

Hace un tiempo el gobierno prohibió el comercio en los mercados, ya sea ambulantes o establecidos y sólo se pueden comprar cosas en las tiendas de abasto de los distritos, incluso les ponen un sello a los productos para evitar que los vendan ilegalmente. Esto lo hicieron para que las personas no fueran estafadas al comprar "productos de mala calidad" e hicieron creer que las cosas que vendían estaban envenenadas o no eran de fiar. La verdadera razón de ello fue porque las personas preferían comprar barato, ya que los precios de las tiendas en los distritos son un robo y aparte te cobran el impuesto, obviamente el hecho de que compraran en mercados no le convenía al gobierno.

Pero como Carter dijo, no todos pueden ir a los distritos a comprar, así que entiendo el por qué todavía hay. Aún ilegal, era un lindo paisaje nocturno.

Unas cucharadas después terminé la sopa y miré una vez más la llanura iluminada.

—Tienes razón, valía la pena sentarse aquí— volteé a verlo y estaba terminando de sorber la sopa desde el plato.

PROYECTO OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora