XVI.

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El sonido de la alarma me despertó temprano. Hacía unos días que no lograba conciliar bien el sueño. Aún podía sentir el sabor de los besos de Thai, me parecía que era un sabor mentolado, pero poco a poco se desvanecía, era como si fuera despertando de un dulce sueño, sólo que en realidad no fue un sueño.

Estaba pensando en la respuesta que me daría, el que me haya besado fue inesperado, no es como si hubiera sido mi primer beso y tampoco me desagrado que lo hiciera, pero a diferencia del beso que me dio en la frente, este tenía una sensación diferente, era algo mucho más profundo, y es por eso que esperaba que su respuesta fuera algo así como "sólo te estaba jugando una broma", y aún si era mentira, le creería, simplemente no quiero lastimarlo.

No es que no me guste Thai, la verdad, cuando estoy con él todo es diferente, desde el momento en que lo conocí ese chico se hizo especial para mí. Me hizo recordar sensaciones que creí haber olvidado, el simple hecho de sonreír con sinceridad y prestar atención a pequeños detalles como los cielos estrellados, creo que desde que era niño no había visto cielos tan claros y brillantes como cuando estoy con él, incluso había olvidado como cantar, y cuando charlamos, de lo que sea, siempre trato de prestarle toda mi atención, mi mente automáticamente guarda como recuerdos más preciados los momentos en el que sus ojos brillan y se emociona cuando habla de libros o cosas que le gustan, las expresiones que hace como si todo lo emocionara, son cosas que quisiera mantener por siempre en él. Es en esos momentos cuando puedo olvidarme de todo lo demás, de pretender que todo siempre me sale bien, de dejar de preocuparme sobre mis errores pasados o futuros, es cuando puedo ser solamente Carter Jones.

Sin embargo, yo tengo un deber que debo cumplir, los demás también cuentan conmigo, tengo que ayudar a ponerle fin a la guerra para tener de regreso la libertad que un día nos fue arrebatada, lo juré en la memoria de mis padres y mis compañeros fallecidos, les prometí que ganaríamos la rebelión. Prometí que protegería a Thai y a todo mi equipo y para hacerlo, debo poner mi deber sobre todas las cosas, incluso antes de mí.

Me puse de pie y me vestí con ropa negra, como solemos hacer cuando vamos de misión, me fui a lavar la cara y de ahí me fui al almacén por los aerodeslizadores, los llevé a la entrada de puerta del oeste y esperé a que llegaran, no tardaron mucho, todos iban vestidos con ropa negra también.

—Muy bien, chicos, salimos en diez minutos, preparen lo que van a llevar, recuerden, sólo lo necesario, no carguen de más—dije yo.

Todos comenzamos a preparar nuestras mochilas. Vi a Thai empacando sus cosas, parecía distraído, estaba metiendo muchas botellas de agua, decidí acercarme a él, quizás si lo dejé pensando mucho las cosas anoche.

—Hey— lo llamé parándome a un lado de donde estaba sentado en cuclillas volteado de espaldas y cuando lo llamé giró su cabeza hacia mí— esas son muchas botellas, iremos a la frontera, es desierto, pero no nos quedaremos mucho tiempo.

—Ah, no me di cuenta—desvió la mirada rápidamente y sacó las botellas que sobraban de su mochila.

Dudaba mucho que estuviera pensando en lo que pasó ayer, pero no se me ocurría nada que pudiera descontrolar sus pensamientos, ya había aceptado que nos iría bien en la misión cuando hablamos, y no creí que eso fuera lo que lo estuviera preocupando tanto.

—Thai— dije agachándome a donde estaba él— por ahora no pienses en otra que no sea la misión ¿de acuerdo? Te necesito aquí con todos y que te concentres en que volvamos, solo enfócate en eso— vi de reojo que todos voltearon a vernos— va para todos ¿entendido?

Todos asintieron con la cabeza.

—¿Todos listos? Nos vamos ahora—tomamos nuestros aerodeslizadores junto con nuestras cosas— Enciendan sus comunicadores, no rompan la formación y no se separen— la enorme puerta de acero reforzado que bloqueaba la salida se abrió para que pudiéramos irnos— Andando.

PROYECTO OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora