VII.

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Desperté y lo primero que vi fue un techo de piedra con un tragaluz que iluminaba el cuarto en el que estaba. Me senté en lo que parecía ser una camilla y busqué a Carter, pero no lo encontré, me revisé y vi que tenía puesta una bata de hospital, en eso noté que tenía conectada una intravenosa en mi mano. Empecé a ponerme muy nervioso y traté de arrancarme la sonda, no sabía dónde estaba, tampoco sabía que me estaban inyectando y francamente la situación me comenzaba a asustar.

En eso una mano interrumpió mi acción, parecía de un robot, levanté la vista y era una androide mujer, ni idea de dónde había salido.

—No creo que sea buena idea que te lo quites así— dijo ella — te puedes lastimar si tiras muy brusco.

Se acercó un poco más y me fui hacía la parte de la cabecera en señal para que mantuviera su distancia.

—Tranquilo, no te voy a hacer daño— la miré un poco extrañado, pero sabía que no podía hacerme nada que su programación no permitiera y como parecía ser un modelo de enfermería decidí confiar en ella y regrese a la posición en la que me encontraba antes.

Una especia de escáner salió de sus ojos y recorrió todo mi cuerpo.

—Revisión terminada. El paciente se encuentra sano y fuera de peligro— efectivamente era una androide de enfermería, por lo tanto, debía encontrarme en un hospital o en alguna clínica.

La robot tomo mi brazo y comenzó a quitarme la intravenosa. Observé el cuarto, tenía una fachada de piedra y estaba reducido, no había mucho en él, sólo la camilla, un pequeño mueble, el tripie que sostenía el suero que conectaba con la sonda y una puerta.

—Disculpa, ¿dónde me encuentro exactamente? —pregunté.

—En el centro médico de la actual base de la rebelión, en El Páramo, a 204.5 km del estado 16— respondió ella y terminó de quitarme la aguja.

—¿Cómo llegué aquí?

—El capitán Carter te trajo— dijo otra voz femenina, y asomándose por la puerta apareció una mujer de cabello rubio despeinado, llevaba bata de laboratorio, pantalones blancos, un suéter de cuello de tortuga y un estetoscopio al rededor del cuello, además de unas gafas que parecían tener mucho aumento, pero aun así dejaban ver sus ojos color cafés.

—Soy la doctora Julie Owen, encargada del centro médico. Ella— y señaló a la robot— es Olivia, mi mano derecha, ¿cómo te llamas?

—Soy Thai.

—Un gusto— expresó la doctora con una sonrisa— Bueno, al parecer ya estás mejor, me alegro. Olivia tráele el almuerzo a Thai por favor, tiene que comer algo lo más pronto posible, y otra cosa— le susurró algo a la androide y salió de la recámara, no hizo falta que abriera la puerta, la pudo atravesar, ahora entiendo cómo es que no noté que entró hace un rato.

Me seguí preguntando dónde estaría Carter, bueno, supongo que ya no me debía nada, sólo prometió traerme hasta la base y heme aquí. Empezaba a pensar que ya no lo vería de nuevo, además, ¿quién querría verme a mí?...

—Te ves afligido, ¿aún te sientes mal?

—¿Eh? — reaccioné distraído al comentario de la Dra.— No, estoy bien, gracias por todos sus cuidados— le sonreí y ella me regresó el gesto.

—Aguarda, ya sé que tienes— dijo entrecerrando los ojos y sonriendo— descuida, le pedía a Oli que le avisara a Carter que ya estabas despierto, no debe tardar en venir a verte~.

PROYECTO OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora