XIII

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—Car... Carter, para... por favor— suplicó el omega— duele...

—Vamos, sólo un poco más— respondió el capitán al oído del menor.

—¡Ah! — exhaló el omega— ba... basta... ¡Ah!

—Sino lo hago podrías lastimarte, tenemos que soltarte bien— dijo el alfa sosteniendo la pierna del omega.

—Ya... debe ser... suficiente— continuó insistiendo el omega en que parara.

—Sólo relájate, ya casi termino— contestó el mayor. Subió la pierna del menor un poco más— aguanta allí—El chico asintió con la cabeza y el capitán continuo.

Tras veinte segundos más, Thai por fin pudo descansar del estiramiento...

—De acuerdo, eso fue parte del calentamiento— dijo Carter.

—Espera, ¿aún no termina? — preguntó ingenuamente Thai.

—¿Qué? Si apenas vamos comenzando, eso sólo fue estiramiento, el verdadero calentamiento comienza ahora.

Thai sólo sintió como el alma le iba y le venía varias veces. Apenas llevaban media hora del entrenamiento y ya estaba exhausto, dudaba llegar vivo para el final. Sólo le quedaba rezar para que Carter se apiadara de él.

Sin embargo, Carter no iba a excederse hoy, sabía que tenían que comenzar ligero, sino la fatiga lo enviaría directo al centro médico. Así que sólo le realizaría algunas pruebas físicas para ver en que se tenían que enfocar (que probablemente sería en todo).

Después de calentar comenzaron con las pruebas. Primero trotaron por diez minutos sin parar alrededor de la cancha de la Arena, el pobre Thai ya no podía más después de la tercera vuelta, sin embargo, seguía corriendo y terminó los diez minutos, eso sorprendió bastante a Carter, por un momento creyó que lo tendría que llevar a rastras, pero Thai realmente se estaba esforzando, justo como lo prometió.

Continuaron con flexiones por un minuto, a lo mucho hizo como seis. Y así fueron prueba tras prueba, salto sin impulso, elasticidad, abdominales, sentadillas, etc.

Sin embargo, Thai no podía concentrarse del todo, ya que recordaba aquella despedida extraña que tuvieron ellos dos anoche, razón por la cual tampoco durmió muy bien que digamos, ya que sólo podía pensar en la reacción que habría tenido el capitán, asco, desagrado, aborrecimiento, el sólo tener esos pensamientos le provocaban un dolor en el pecho que no desaparecía y sentía como su cuerpo pesaba cada vez que hacía algo.

En la mañana cuando llegó a entrenar, era la cara que le mostró justamente, con ojos de desagrado y su voz tan arisca, entonces de inmediato pensó que fue por su culpa y que lo del beso si le había disgustado bastante, y cuando lo vio de esa fue como recordar aquellas miradas que siempre le daban, sólo que la mayoría de veces eran de personas desconocidas, personas que no le importaban y que aunque incomodaba que te miraran así, al final no te quedabas con esa sensación, pero ahora era diferente porque Carter, de cierta forma, ahora importaba.

Por ello decidió no verlo directamente a la cara, ya que, al hacerlo, temí encontrarse con aquellos ojos filosos. Así que evito lo más posible mirarlo o si quiera hablarle por el resto del entrenamiento.

Por otro lado, Carter notó la actitud de indiferencia que Thai estaba teniendo y para ser sinceros, no le gustaba. Se sentía completamente ignorado. Aunque Thai estaba obedeciendo y cumplía con cada una de las órdenes del entrenamiento correctamente, sentía que por dentro simplemente lo rechazaba. Apenas lograba acercarse a él sin que éste se sobresaltara o se recorriera tres pasos, tampoco lo volteaba a ver ni le dirigía la palabra más que para aceptar las órdenes. Tenía aire de que estaba intentando concentrarse, pero Carter sabía que lo estaba... ¿evitando?

PROYECTO OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora