Damon me coje, haciendo quedar mis rodillas alrededor de su cintura. Sus besos son salvajes, llenos de pasión y de total descontrol. Subimos a mi cuarto y me tumba sobre mi cama. Separa lentamente nuestros labios mientras sus azules ojos deboran con ansias todo mi cuerpo. Nuestros ojos se encuentran.
-Me has devuelto la pocas ganas que tenía de seguir en este mundo...- Susurra en mis labios.
-Damon...- Esta vez el beso es tierno, profundo y lleno de sentimientos. Enredo mis dedos en su oscuro pelo, pegándolo más a mi. Sus manos recorren mi cuerpo haciéndome estremecer debajo de él. Acaricia mis piernas, subiéndome el vestido negro que llevo puesto hasta quitármelo. Subo mis manos hasta su pecho y le desabrocho la camisa negra, dejando al descubierto un cuerpo muy trabajado. Lo observo mientras muerdo mi labio inferior. Las ganas se apoderan de mi y dejo a Damon debajo mía. Él sonríe.
-Y yo pensando que eras igual que Elena...
-Calla.- Y lo callo. De la mejor manera que se puede hacer callar a alguien. Su lengua busca la mía a la vez que la mía busca a la suya, bailando al compás de nuestros labios, acompañados por dulces mordidas que dejan marcadas en nosotros el deseo que nos envuelve, que nos quema, que nos consume.
Me acerca más a él, sintiendo su cuerpo en el mío mientras me llena de miles de sensaciones a la vez. Ahora él vuelve a estar encima de mi. Nunca había sentido algo parecido, nunca había estado tan cerca de tocar el paraiso. No quería dejarme de sentir así. Damon besa mi cuerpo sutílmente hasta llegar a mi boca, la cual tortura un poco antes de besar.
-No...no me tortures Da... Damon...- Digo entre suaves gemidos que se me escapan.
-Me encanta ver como te desesperas por besarme.- Ahora su beso se intensifica, haciendo que el placer me invada completamente. Haciendo que toque el paraiso durante los segundos más intensos de mi vida. Haciéndome explotar en todos los colores, llevándolo conmigo mientras nos empapabamos de ellos. Haciendo que lo quiera.
Una pesadilla hace que me levante hiperventilando. Me cuesta mucho respirar. Me deshago de las sábanas que cubren mi cuerpo desnudo y me dirijo al baño. Refresco mi cara con el agua del lavabo hasta que el oxígeno vuelve a entrar en mis pulmones sin ningún problema y suspiro. Nunca me había pasado algo así.
Me miro en el espejo y sonrío. Mi cara está completamente ruborizada. Cierro los ojos pensando en hace unas horas, cuando Damon me hizo saber cuán maravillosa puede llegar a ser la vida. Había sido mi primera vez, pero no me dolió nada de nada. Al contrario. Fue lo mejor que llegué a experimentar en mi corta vida. Miro hacia mi cama, allí está, durmiendo plácidamente, con su pelo revuelto cayéndole por la cara. Me acuesto de nuevo a su lado y el me rodea la cintura con su brazo.
-Con que estabas despierto...- Susurro. Él abre sus ojos y sonríe. Se acerca a mi y me besa.
-Ahora lo estoy más.- Lo miro, deseándolo y me subo encima de él, con ganas de volver al paraiso de nuevo.
Damon se había ido temprano, sin que mi padre notase su presencia. Llegó a las cinco de la mañana, justo cuando vine de mi segundo viaje con Damon. Dormirá hasta tarde.
Son las once de la mañana y voy a salir a correr. El finde pasado no pude por todo el tema de los Salvatore, por lo que hoy mi recorrido será más largo. Termino de comer mi tostada de mermelada de fresa y bebo el último trago de mi zumo de naranja. Subo a cambiarme; leggings negros, una camiseta de tirantes azul oscuro y mis nikes de deporte. Me recojo mi ondulado pelo en una cola alta y salgo a correr acompañada por mi mp5. Normalente la gente escucha música motivadora para hacer ejercicio. En cambio yo, escucho música de estilo indie, soul, jazz...
No había parado de correr desde que salí de casa. Cuando mis piernas no resistieron más, reducí el paso hasta que me detuve. Apolle mis manos en mis piernas inclinándome un poco hacia delante. Quito mis auriculares de mis orejas y respiro hondo. Miro a mi izquierda.
-¿Enserio?- Digo mirando el complejo Mikaelson. Ladeo la cabeza y sigo con mi camino. De repente escucho gritos y veo volar por los aires a un hombre dentro del patio interior.- ¿Qué cojones?- Entonces aparece Klaus, con la ropa destrozada y llena de sangre. Corro hacia él.- ¡Klaus!- Él me mira y se tensa. El hombre que había salido volando por los aires se lanza encima de él. Yo me desespero y me dirijo hacia ellos. Unos brazos me cojen con fuerza y me aleja de la escena.
-¡¿Estás loca!?- Grita Elijah.- ¡Podrías haber muerto sin darte cuenta!- Las lágrimas caen por mi rostro sin percatarme de ello.
-¿Qué sucede Elijah?- Éste queda en silencio mientras mira a su hermano y a gran velocidad va hacia ellos. El otro hombre es Marcellus quien, tiene la mano hundida en el pecho de Klaus. Me tapo la boca con la mano ahogando un grito. Elijah, de un manotazo aleja a Marcellus y se pone en medio de ambos. Yo vuelvo a acercarme, pero guardo distancia.
-¿¡Se puede saber que es lo que pasa con vosotros!?- Dice Elijah, mirando a ambos.
-¡No voy a permitir que vengáis a mi ciudad otra vez y me la intentéis quitar! ¡Otra vez!- Grita Macellus aproximándose a ellos.
-No pretendemos quitártela, Marcellus.
-¡Ésta era nuestra ciudad! ¡Nos pertenece!- Dice Klaus enfurecido mientras aprieta los puños.
-¡Jamás! ¡No lo permitiré!- Dicho ésto, Marcellus desaparece. Elijah mira a su hermano. Yo, por instinto voy hacia él y lo abrazo entre lágrimas.
-Klaus...estás bien. Creía que ibas a morir.- Digo entre sollozos. Él no me abraza ni dice nada. Lo aprieto más contra mi y entonces el me empuja tan fuerte que también vuelo, chocándome con la pared.
-¡Tú! ¡Eres una entrometida de mierda! ¡Siempre tienes que arruinarlo todo! ¡No quiero volver a verte nunca más! ¡SAL DE MI CASA AHORA MISMO!
-¡NIKLAUS!- Grita su hermano. Las palabras no salen de mi boca. Estoy tan herida en este momento que no siento ni mi corazón latir. Me levanto con dificultad, evitando tener contacto visual con ellos. Me siento humillada, avergonzada. Estoy muy mareada, pero intento disimular. Noto un liquido cayendo por mi frente, pero lo ignoro. Sé que es sangre. También puedo sentir la mirada de ambos sobre mi.- Selena estás mal herida.- Me agarra del brazo pero yo lo suelto. La sangre se mezcla con mis lágrimas.- Deja que te acompañe y te cure.- No le presto atención. Simplemente salgo de allí y con mucho esfuerzo me dirijo a mi casa sin desmayarme por el camino. Jamás me habían dañado tanto solo con palabras. Me ha roto por dentro.
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Klaus en multimedia.
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In My Blood
Vampire[Primer libro. Terminado] ¿Qué harías si te dijeran que existen los vampiros? Selena se ve involucrada en temas de vampiros cuando conoce a los hermanos Salvatore. Éstos la sacarán de la realidad y se verá en un lío amoroso y mortal en el cual el te...