Capítulo 16

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Los rayos del sol en mi cara hacen que me despierte. Abro los ojos lentamente, intentando ubicarme. Suspiro y me acomodo en la gran cama en la cual estoy. Mi ceño se frunce levemente.

-Ésta no es mi cama.- Me digo a mí misma. Miro a mi alrededor confusa.- ¿Dónde estoy?- Me levanto y veo que llevo una gran camiseta que no es mía.- Ay dios... a saber que hice.- Visualizo mi ropa y me cambio. Salgo del cuarto y me detengo. Estoy en el complejo. No quiero saber que hago aquí.

Bajo las escaleras y me dispongo a salir de allí.

-Buenos días, bella durmiente.- La voz de Klaus me hiela la piel. Giro sobre mis talones quedando en contacto visual con él.- Has dormido bastante. Ya son las tres de la tarde.- Joder, que tarde.

-¿Qué hago aquí, Klaus?- En ese momento me viene a la cabeza todo lo sucedido anoche. Todo lo que pasó, lo que dijimos. Sobre todo lo que dije. ¿Cómo pude insistirle para que me llevara con él a dormir?

-Supongo que ya te acuerdas.

-Klaus... lo siento mucho. Mi comportamiento ayer fue de lo más inapropiado. No estaba en mis cabales. Yo...

-Tranquila, no te preocupes. Estabas ebria.- Yo asiento y lo miro sin saber que decir.- Te llevaré a casa.

Klaus estaciona el coche en frente de mi casa. Nunca antes había estado tan avergonzada. ¿Qué pensará Klaus de mí?

-Gracias por traerme, Klaus. Y por lo de anoche también...

-No es nada.- Le dedico una sonrisa y salgo del coche.- Nos vemos.

-Espero que sea pronto.- Y dicho esto se va. Dejándome con las hormonas alborotadas. Ya no sé qué pensar, ni qué sentir. Estoy muy confusa y eso no es nada bueno.

Salgo de clase con la mayor satisfacción del mundo. Mi nota ha sido la más alta de la clase, al igual que mi trabajo. Ricky está contentísimo conmigo y con Stefan, quien ha sacado algo menos de nota que yo. Como deduje, el treinta por ciento aprobó el examen y por los pelos. Ricky está desilusionado con los resultados de la clase, así que les ha mandado trabajo extra para casa y algún que otro examen sorpresa. Por suerte Stefan y yo no tenemos que hacer eso. Sophie no ha llegado ni siquiera al cinco y está que se sube por las paredes. Historia nunca fue lo suyo. Para su suerte, Stefan se ha ofrecido a ser su "profesor particular". Aunque yo sé cómo van a acabar las cosas en realidad.

"He sacado la mayor nota de clase en el examen de historia y en el trabajo. Gracias, nuevamente. Mi euforia no hace más que crecer."

Abro la puerta de mi coche y me introduzco en él. No puedo quitar la sonrisa de mi cara. Pongo algo de música y me dispongo a arrancar el coche, pero el sonido de un mensaje me detiene.

"No sabes lo contento y lo orgulloso que estoy de ti. Felicitaciones. Es motivo de celebración. ¿Te apetece que cenemos juntos esta noche?"

¿Acaba de decirme lo que creo que acaba de decirme? ¿Qué se supone que debo de decirle? Pero antes de que me diera tiempo a pensar me vuelve a enviar otro mensaje.

"Te recojo a las ocho. Hasta entonces."

Maldito Klaus. No me dejó decidir. Pero, en realidad me alegro de que no lo hiciera.

Salgo del coche y me encamino hacia mi casa. Noto una presencia detrás de mí.

-Joder, ¿es que no me vais a dejar ni que entre a mi casa nunca?- Me giro para ver quién es y me sorprendo al averiguarlo.- ¿Tú otra vez? ¿Acaso no te quedó claro que no voy a hacerte ni puto caso? A la próxima llamo a la policía.- El chico desnudo, que ahora está con ropa se acerca a mí. Es mucho más alto que yo, moreno y de ojos verdes.

-Selena, hay cosas que deberías saber. Cosas que van a cambiar tu vida por completo.

-¿De qué me estás hablando? Ni siquiera sé quién eres y estás acabando con mi paciencia.

-Soy Yael.

-Si eres tan amable de dejarme en paz de una vez te lo agradeceré. Tengo muchas cosas que hacer, no obstante tengo cero tiempos que darte. Adiós, Yael.- Entro rápido en casa, por si acaso se le ocurriera al loco este detenerme. Voy a mi cuarto y dejo en el escritorio mi mochila. Hoy tengo una cita con Niklaus Mikaelson. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Klaus ha llegado tan puntual como siempre, y tan perfecto como siempre.

-Hola, Selena.- Dice abriéndome la puerta de su coche.

-Hola, Nik.- Él sonríe y se mete también en el coche.

-Espero que te guste dónde voy a llevarte.- Arranca el coche y nos dirigimos a saber dónde. Sinceramente no me importa donde sea, la compañía que tengo supera cualquier lugar de este mundo.

Después de una hora de camino, llegamos a nuestro destino. Nos adentramos en un bosque bastante oscuro y con árboles enormes.

-¿Qué hacemos aquí?- Klaus se acerca a mí y me agarra de la cintura.

-Cierra los ojos.- Yo obedezco. Una brisa fría y un movimiento demasiado brusco hacen que nos movamos a otro lugar. Klaus ha utilizado su velocidad para pasar el bosque, cosa que agradezco.- Ábrelos.- Abro los ojos y me quedo perpleja con la imagen que tengo delante de mí. Klaus me ha llevado a una pradera donde la una capa de estrellas en un cielo oscuro la adornan. Hay una mesa también con dos sillas, algunos platos y dos botellas de vino. Ay Klaus...- Felicidades, Selena.

-Klaus... esto es demasiado. Es hermoso el detalle.

-No agradezcas. Mi hermano lo ha traído hace diez minutos. No iba a correr el riesgo de que algún animal hambriento se coma nuestra cena. – Nik me ofrece su mano.- Vamos.

Todo es tan bonito que no parece que fuera real.

-Espero que te guste el buen queso. Hay una gran variedad de ellos dentro de estos platos. Queso, uvas y vino. ¿Acaso hay mejor combinación que esa?

-Para nada. Suena demasiado bien.- Klaus sirve vino en las copas.

-Brindemos por ti y tu inteligencia.

-Fue gracias a ti, y lo sabes.- Ambos chocamos las copas y bebimos.

-Ya te dije que fue solo un poco de información. Prueba los quesos. No habrás probado algo mejor en tu vida, te lo aseguro.- Pruebo algunos.

-Vaya, esto está demasiado bueno. No había probado antes un queso tan exquisito.- Él sonríe y hace que sonría también.

Terminamos de cenar y decidimos tumbarnos en el césped y contemplar las estrellas. La luna está llena y alumbra toda la pradera. Hay silencio, pero no es incómodo. Giro hasta quedar de lado y mirando hacia él. ¿Qué es lo que siento por ti, Klaus Mikaelson? Mi corazón late más y más rápido, cosa que llamó la atención de Klaus, quién se gira y queda de lado mirándome. Estamos a escasos centímetros.

-¿Estás bien?- Pregunta un tanto preocupado.- Yo niego con la cabeza.

-Tengo un conflicto en mi interior que no me deja pensar con claridad.- Klaus me mira fijamente.- No sé qué me pasa, siento muchas cosas, demasiadas y...- Klaus no me dejó terminar con la frase. Me besó. Dejándome aún con más conflictos interiores.- Después de unos segundos se separa y acaricia mi rostro con sus manos.

-Selena, te comprendo mejor de lo que crees. ¿Qué me has hecho?- Ambos nos miramos, sin comprender lo que sucedía en nuestros interiores. Ahora soy yo la que lo besa a él. Los dos queremos esto, lo necesitamos, lo ansiamos. Klaus está encima de mí, besándome como si fuese lo único que quisiera en el mundo.- ¿Qué me has hecho?- Repite. Seguido de esto me quita el vestido que llevo puesto y después se quita la camisa. Su tacto en mi piel me hace estremecer, hace que lo desee aún más de lo que lo hago.

Y la noche cayó sobre nosotros, dejando que nuestros deseos se comieran mutuamente. Dejando que dos almas diferentes se unan yendo en contra de la naturaleza. Haciéndonos sentir cosas que jamás pensábamos que podríamos sentir. Sintiéndonos más vivos que nunca.

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Yael en multimedia.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora