Capítulo 15

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Necesitaba despejarme la mente un buen rato, así que decidí ir al Vintage a tomarme al menos dos botellas de Bourbon.

Como cada viernes, hay mucha gente disfrutando del fin de semana. Yo ya llevo casi una botella y el alcohol me está subiendo.

-Hey, para de beber. Estás demasiado ebria.- Dice Josh quitándome la botella.

-¡HEY! ¿Te he pagado la botella y me la estás quitando?

-No vas a beber más.- Sentencia.

-¿Cómo? ¿También te vas a poner como el tío desnudo barra lobo barra acosador? Ni se te ocurra porque estoy muy cabreada.- Dije como pude, porque el alcohol casi ha dormido mi lengua.

-Ay dios... ahora ves a hombres desnudos también.- Josh se llevó la botella con él y yo quería llorar.

-Como te odio Damon...-Digo apoyando mis codos sobre la barra.

-No empieces con tus dramas amorosos. Estoy en horario de trabajo y no te puedo consolar.

-Es que...es que es un hijo de puta, Josh. Me usa como quiere y cuando quiere. No es justo.

-La culpa es tuya por dejarle hacer eso.- En realidad tiene razón. La culpa es mía por permitirle jugar conmigo de esa manera. No sé cómo dejar de echarle de menos...

-No sabía que uno de tus hobbies era beber hasta perder la cordura.- Ese acento tan sexy hizo que volviera de mis pensamientos.

-Hola, Klaus.- Klaus toma asiento a mi lado y me observa. Frunce el ceño como si estuviera pensando en algo.

-A ver si acierto... ¿una botella de Bourbon?

-Me faltaba un vaso para terminarla.- Lo miro. ¿Desde cuándo se ha vuelto tan jodidamente sexy? Mis mejillas se ponen más rojas de lo que están.

-Creo que te pasaste bebiendo.- Klaus nota mi rubor y deduce que fue por el alcohol. Menos mal.

-No, aún faltaba un vaso para pasarme.- Reímos.

-Vamos, te llevaré a casa.- Asiento y lo sigo.

Subimos a su coche. Abro la ventanilla y dejo que el aire choque con mis ardientes mejillas mientas acomodo mi cabeza en el asiento. Que bien se está al lado de Klaus. Me siento segura, más que nunca. Me giro para mirarlo. Su perfil es tan perfecto que parece irreal. Mis ojos vagan por su rostro esculpido. Que hermosos labios tiene...

-Se te ve feliz.- Dice Klaus, pillándome en seco. Yo quito la mirada de él y vuelvo a mirar por mi ventanilla.- ¿Qué es eso que te hace tan feliz?

-Tal vez tú.- Vale, está claro que la que habla por mí no soy yo. Ojalá pudiera pegarme ahora mismo por decir esas cosas. Noto como Klaus sonríe.

-Me halaga saber eso. Pero, ¿por qué te hago feliz? No lo llego a entender.- Esta es una muy mala pregunta, señor Mikaelson.

-Solo tener tu presencia cerca hace que me sienta así.- Klaus me mira nervioso, yo giro suavemente para mirarlo. Estoy un poco mareada por el alcohol, pero eso no me impide poder contemplarlo. Klaus no se esperaba mi respuesta.

-Es lo más hermoso que alguien me ha dicho en mis mil años de vida.- Dice tranquilo, serio, y con mucho sentimiento. Mi corazón empieza a latir rápido, cosa que él nota al instante.- ¿Cómo es que un ser como yo puede hacerte sentir eso?- Dice, refiriéndose a mis latidos y a lo anterior dicho.

-Porque un ser como tú es lo...lo mejor que le ha podido pasar a este miserable mundo.- Klaus guarda silencio, aun procesa mis palabras.- La pregunta tengo que hacértela yo. Klaus, ¿por qué siento estas cosas por ti? Ni siquiera sé que siento. Solo sé que me está gustando demasiado sentirlas.- Miro al nombrado y lo pillo sonriendo.

-Wow, jamás te he visto tan ebria.- Dice y yo discuto conmigo misma si debería arrepentirme de lo que dije o no.- Ya llegamos.- Klaus vuelve a mirarme pero yo cierro los ojos.

-Quiero dormir contigo.- Mi propuesta dejó a Klaus sorprendido. Y a mí también. Estoy muy enfadada conmigo misma.

-Eh... ¿eres consciente de lo que me estás diciendo? – Asiento.

-Llévame contigo, Klaus. Por favor. – En estos momentos quisiera cortarme la maldita lengua.- No... quiero estar aquí.

-Está... bien. Espero que mañana no pelees conmigo porque te encuentres en mi casa y posiblemente no te acuerdes de absolutamente nada de lo ocurrido.

-Tranquilo. Prometo no decirte nada.- Klaus arranca el coche y nos dirigimos a su casa, el gran complejo Mikaelson.

-Avisa a tu padre de que no llegarás hoy a casa. No querrás preocuparlo.- Saco mi móvil y le mando un mensaje.

-Listo.

La noche está muy presente en el cielo. El aire es frío y huele a lluvia. Pronto lloverá. Cuando quise darme cuenta, estaba en la habitación de Klaus.

-¿Cuándo he...?- Pregunto mirando la habitación enorme.

-Oh, te has levantado.- Klaus me ofrece una camisa bastante grande y ancha como pijama.

-Gracias...

-Descansa, Selena.- Deposita un beso en mi frente y va en dirección a la puerta.

-¿Dónde vas?- Klaus se detiene.

-Voy a dormir en el sofá.- Yo frunzo el ceño.

-¿Por qué no quieres dormir conmigo?- Klaus se queda perplejo ante mi pregunta. No sabe qué decir.

-Pues... no sé.

-Sería yo quien debería dormir en el sofá.- Me levanto como puedo y me dirijo a la puerta. Klaus me detiene.

-Está bien, está bien. Dormiremos juntos.- Un cosquilleo aparece en mi estómago. Sinceramente, no sé qué estoy haciendo aquí y por qué me estoy comportando de esta manera.- Voy a girarme para que puedas cambiarte de ropa.

-Está bien.- Él se aleja un poco y se gira. Yo empiezo a quitarme la ropa torpemente. No puedo mantener el equilibrio y me caigo. Klaus se gira y rápidamente aparece a mi lado.

-¿Estás bien?- Yo asiento y él me ayuda a levantarme.

-Lo siento...

-No te preocupes. Es normal que no puedas ni estar de pie con la cantidad de alcohol que has consumido. Permíteme ayudarte.- De nuevo esos colores que queman como el infierno aparecen en mis mejillas. Klaus agarra mi camiseta y la desliza delicadamente hacia arriba. Posteriormente, me ayuda a quitarme los vaqueros, quedándome en ropa interior delante de él. Klaus me observa nervioso, puedo sentir que le gusta lo que ve y eso hace que mi corazón vuelva a latir más rápido de nuevo. Nuestras miradas chocan, y siento un deseo que me devora dentro, un deseo que me hace quererlo en muchos sentidos. Klaus me mira igual. Pero nadie hace nada. Al cabo de unos segundos, Klaus me pone su camiseta, que me queda como un vestido y se calma un poco el ambiente. Aunque, no estoy segura de que quisiéramos que se calmara.

-Gracias...-Digo nerviosamente.

-De nada.- Me metí en la cama y él hizo lo mismo. Me giré para verlo. Klaus mira el techo.

-Que ser tan maravilloso...-Digo y él, sorprendido por mi comentario, me mira y traga saliva. Como si nadie le hubiera dicho eso nunca. Y sé que así es. Cierro los ojos y dejo que el sueño me invada, sintiéndome en una nube de emociones. No puedo creer que esto esté pasando. No puedo creer que esté durmiendo con el mismísimo Niklaus Mikaelson. Como odio a mi yo ebria... o tal vez la amo.

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Klaus en multimedia.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora