Capítulo 12

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Han pasado cinco días desde el encuentro con Elena. No volví a ver a Damon desde entonces. Stefan ha estado conmigo todos estos días, tanto en clase como en casa, junto a Sophie. Gracias a ellos he podido levantar cabeza e intentar hacer como si nada hubiese pasado, ni siquiera Damon en mi vida. Pero todos sabemos que eso es prácticamente imposible ahora. Él ha sido mi primer amor y lo seguirá siendo, aunque eso me esté matando por dentro.

Hoy decidí tomarme el día para mí. No Stefan, no Sophie, no helado de limón, no consolaciones. Solo yo y Nueva Orleans.

Termino de lavar los platos del almuerzo y subo a mi cuarto a darme una ducha y a cambiarme de ropa. Opto por una falda vaquera, un jersey de lana ancho y con un hombro descubierto de color gris y unas botas bajas de poco tacón negras. Me suelto mi pelo ondulado y me despido de mi fiel amigo gatuno.

-Nos vemos mañana papá.- Le doy un beso en la mejilla.- Ten un buen día hoy. Te preparé unos filetes empanados y unas patatas fritas. Están en la nevera, en un tupper. También metí la ensalada que sobró de hoy.

-Gracias mi amor. ¿Qué haría yo sin ti?

-Supongo que nada.- Los dos reímos.

-Ten cuidado hija y no llegues muy tarde.

-Papá, casi tengo dieciocho años. Cuido de los dos. ¿Acaso no voy a saber cuidar de mi sola?- Le guiño un ojo y cojo las llaves de mi coche. -Te quiero.

-Y yo Selena.

Hacía semanas que no cogía mi coche. Ya lo echaba de menos. Enchufo mi Iphone a la radio, haciéndose sonar "Wanna be yours" de Artic Monkeys. Tenía varias llamadas de Damon y algún mensaje que otro de Sophie. Después contestaré a Sophie. Damon se puede ir al carajo.

Hoy hay un desfile en el barrio francés. Grandes carrozas se pasean entre la multitud. La música entra por mis oídos dándome un cosquilleo en el estómago. El saxofón es mi debilidad.

Después de haberme tomado un buen cappuccino decido seguir dando vueltas un rato más. Estar en compañía de ti misma no está tan mal.

La fiesta seguía y la gente disfrutaba al máximo. Entonces algo me hace girar sobre mí. No puede ser.

-¿Qué demonios quieres, Damon?- Él me mira, pensando en qué decirme.

-Selena, no me dejaste explicarme. Por favor, dame la oportunidad de hacerlo.- No puedo derrumbarme delante de Damon. No puedo caer tan bajo. No.- Yo... yo no sabía que ella iba a aparecer en mi vida de nuevo. Me hice a la idea que la perdí para siempre.- No puedo articular palabra. Aguanto mis lágrimas y trago saliva.- Nunca quise hacerte daño. Tienes que creerme.

-¿Por qué me mentiste?- Sollozo un poco.- ¿Por qué dijiste que ibas a quedar con tu amigo cuando en realidad era con Elena? ¿Por qué no me cogiste el teléfono ni una miserable vez?- Damon solo se limita a mirarme.-Cobarde de mierda...

-Espera Sel.- Dijo cuando estaba a punto de marcharme.- No lo sé. Tenía miedo de que te enfadaras conmigo y me dejases de hablar. Pero al final al sucedido algo peor que eso por ocultártelo.- Mis lágrimas no pueden más y las dejo salir.

-No sabes el daño que me has hecho, Damon Salvatore.

-No quiero que nos distanciemos.- Dice acercándose más a mi.- He estado muy bien contigo. Sabes que hay demasiado entre nosotros. No puedo alejarme de ti.

-¿Pretendes que sea el segundo plato de alguien que no se merece ni que sea el primero? ¿Acaso te escuchas cuando hablas?

-Selena...

-Damon, yo te amo. No sabes lo enamorada que estoy de ti.- Damon queda perplejo.- No puedo estar a tu lado y ver como tienes una relación con otra persona. Apenas puedo soportar la idea de que ya no voy a volver a besarte y de que ya no estamos juntos.- Él mira abajo y luego a mí.- Me duele que no sea yo de la quien estés enamorado.

-Yo también siento cosas muy fuertes por ti.

-Pero no me amas. Tú amas a Elena Gilbert. Y va a seguir siendo así.- Me giro para irme por fin, pero me choco con alguien. Tardo varios segundos en mirar hacia arriba para identificar a mi obstáculo.

-Klaus...- Klaus me mira ceñudo.

-¡Selena no puedes irte!- Grita Damon. Pero calla cuando nota la presencia de Niklaus.

-¿No te has percatado de que no quiere seguir hablando contigo, Salvatore?- Pregunta Klaus.

-Vete al infierno, Klaus. No eres nadie para dar tu asquerosa opinión sobre algo que no te incumbe.- Sin que pueda percibirlo, Klaus va hacia Damon y lo agarra del cuello.

-Dame una buena razón por la cual no debería arrancarte tu patético trozo de carne al que llamas corazón.

-¡Klaus, no! Por favor, no lo mates.- Los dos se miran desafiantes.- Por favor Klaus, hazlo por mí, me debes una.- Dicho ésto, lo suelta y le sonríe maliciosamente.- Gracias.

-Las gracias debería dártelas él a ti. Le has salvado su insignificante vida.- Damon me mira, luego a Klaus y se marcha. Klaus se gira para verme y se acerca a mí para quitarme las lágrimas.

-Debería matarlo solo por haberte hecho llorar.- Yo niego con la cabeza.

-La culpa es mía, Klaus. No sabía lo que era enamorarse hasta entonces. Y cómo me arrepiento de que haya sido él el primero. Duele mucho Klaus. Duele amar.- Klaus me mira sorprendido. Como si él conociera a la perfección ese sentimiento.- ¿Me invitas a un Bourbon?- Klaus sonríe y me ofrece paso caballerosamente.- Ojalá existieran más personas como tú.- ¿Dije eso en voz alta? Tierra, ¿a qué cojones esperas para tragarme?- Es decir, eres amable y atento y esas cosas. No estaría mal que la gente tomara ejemplo.- Klaus sigue con su sonrisa tan característica y yo quito la mirada rápidamente.

-Gracias por el cumplido. Te recuerdo que vengo de otra época. De varios siglos atrás.

-Viejo.- Lo miro de reojo y sonrío. Él copia mi acción. Nunca entenderé por qué lo odian tanto.

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Damon en multimedia.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora