Capitulo 2

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Ya habían pasado más de tres semanas desde la noche en la que Sarah y James se habían demostrado cuanto se amaban. Pero había algo que ambos no sabían y habían olvidado aquella noche...

La chica estaba saliendo de sus clases de fotografía cuando un profundo mareo se apoderó de ella, haciéndola soltar todas sus carpetas. Zack y Marie —quienes eran sus amigos más cercanos— se percataron de la situación y se acercaron para ayudarla.


—¡Sarah! —exclamó Marie—. ¿Qué te sucedió? ¿Estás bien?

—Sí..., sólo... sólo fue un pequeño mareo —manifestó la chica.

—Ten linda, tus carpetas —se las entregó Zack.

—Gracias —sonrió a medias. El mareo aún no cesaba.

—Hola amor —dijo James, quien venía llegando de su clase de música—. ¿Cómo estas?

—Bien —mintió, se sentía horrible, su cabeza le dolía demasiado, tenía frecuentes mareos y unas terribles náuseas.

—Me alegro —rió su novio besando delicadamente su mejilla.

—James —lo llamó Zack obteniendo su atención—. ¿A qué hora es el entrenamiento?

—Te venia a buscar para eso.

—Bien, entonces... ¿Vamos? —preguntó el moreno. A lo que su amigo asintió.

— Amor, ¿nos vemos en el apartamento?

—Sí, nos vemos allá. Ahora ve que se te hace tarde, te amo —dijo ella dándole un corto beso en los labios.

—Yo también te amo.


Al irse James junto con Zack, Sarah se quedó sola en el pasillo con Marie. Quien notaba actitudes muy extrañas por parte de su amiga. Estaba pálida, la notaba algo delgada, o quizás no, pero tenía un extraño presentimiento.

Sarah sólo le regaló una media sonrisa y se encaminó a la cafetería del lugar. Ambas comieron un sándwich de pollo mientras conversaban de cosas sin sentido; las clases de química orgánica, el ridículo sweater del maestro álgebra o los sueños más locos que habían tenido durante las últimas semanas...

Luego de almorzar, decidieron ir al baño para cepillarse los dientes pero Sarah no sólo fue para eso.


—¿Ya estas mejor? —preguntó Marie mientras hacía círculos imaginarios en su espalda ayudándola a calmarse.

—Sí..., creo que el sándwich me hizo mal —contestó mojándose la cara y tomando su cepillo de dientes para utilizarlo una vez más...

Marie ya no aguantaba más la curiosidad —y su preocupación—, por lo que decidió ser lo más directa posible, si su amiga le escondía algo ella lo notaria de inmediato...

—Sé que no debería preguntarte esto pero... ¿Ya te ha llegado la menstruación?


Al oír esa pregunta, Sarah se quedó pensativa, y recordó que ésta no le había llegado hace ya varios días, quizás semanas. No se había preocupado mucho, ya que, la mayoría de las chicas jóvenes eran "irregulares" en ese sentido, pero ella jamás había tenido atrasos, por lo que... ¿Debía alarmarse?


—No..., no me ha llegado, estoy con retraso —respondió.

—¿Cuánto?

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