Capitulo 8

294 25 9
                                    


James yacía sentando en la cama con las manos en su rostro. No sabía qué más hacer para recuperar a su novia.


<< Es tan necia >> Pensaba.

<< Pero es tú necia >> Contestó su conciencia.

<< ¿Qué hago? Ya no sé que hacer..., no quiere ni que la toque >>

<< Lo que te dijeron los chicos, recupérala antes de que sea tarde >>

<< Creo..., que ya es tarde >> Se auto contestó Niall.

<< Nunca es tarde si sabes que de ella se trata >>

<< Lo sé, jamás perdíamos el tiempo >>

<< Recupérala Orwell, baja y recupera a tu novia, a tu bebé.... recupera a tu familia >>


James dejó sus pensamientos de lado al escuchar la dulce voz de Sarah hablar con ternura. Sonrió al recordar que ella estaba cuidando a Trevor. Sin duda, sería una gran madre.

Levantándose rápidamente de la cama, bajo silenciosamente las escaleras y entró a la cocina encontrándose a la chica con Trevor en brazos, quien yacía dormido.


—Dámelo, yo lo llevo a nuestra habitación —dijo acercándose a ella intentado quitarle al pequeño.

—No, yo puedo sola —protestó.

—No aceptaré un no —añadió el rubio tomando delicadamente a Trevor para no despertarlo.


Ella no hizo fuerzas, ya estaba harta de discutir con James, prefirió dejarlo con Trevor mientras que preparaba la papilla. Luego de unos minutos, la comida del pequeño ya estaba lista.

Se dirigió a la sala al oír hablar a "su novio", mientras llevaba la comida entre las manos.

Al entrar a la sala, sonrió al ver aquella escena. James estaba con Trevor en brazos y le hablaba con dulzura mientras que el niño lo miraba a los ojos y reía.


—Despertaste pequeño ¿Cómo estás? —sonrió James—. Vamos, dile al tío James cómo estás.

—¿Ya despertó? —interrumpió Sarah entrando al lugar.

—Sí.

—Dámelo —ordenó ella—. Le..., daré de comer.


James asintió y le dio al niño, ella le sonrió al pequeño, a lo que este imito su acción.


—Bueno lindo, te daré tu comida ¿Si? —Trevor esbozó una sonrisa dejando ver sus pequeños hoyuelos.


Sin duda, a Sarah le encantaban los niños, siempre los hacía sonreír, además, le gustaba mucho cuidarlos. Cada vez que tenía la oportunidad de cuidar a Trevor, aceptaba, ese pequeño de cabello castaño y ojos pardos era su pequeña ilusión.

La ilusión para querer ser madre. Y ahora, dentro de un tiempo lo seria.


—Muy bien, Trevor —rió ella—. Te comiste todo.

—¿Te ayudo en algo? —habló James quien yacía afirmado en el marco de la puerta.

—No gracias —respondió dejando la vajilla usada en la cocina.


James miró a Trevor quien lo observaba de arriba hacia abajo.


—¿Quieres jugar? —preguntó, a lo que el niño sonrió nuevamente mientras que estiraba sus bracitos hacia él—. Genial.


Sarah estaba en la cocina, afirmada en el lava vajillas, no sabía qué más hacer. Además, los mareos seguían apoderándose de ella y eso le dificultaba más las cosas.

Luego de unos minutos, escuchó el sonido de su celular.


—Zack —dijo al contestar.

—¡Enana! Se me presentó un problema con el coche, estoy en un taller ¿Te complica si demoro?

—No, no —respondió la chica, a pesar de estar feliz por cuidar al niño, ya no soportaba la presencia de James. Le incomodaba—. Estoy cuidando al bebé de mi vecina así que no hay apuro.

—Bien, estaré allí como a las ocho.


Relajarse, eso debía hacer...

Escuchó la risa de Trevor en la sala, se dirigió a ésta para ver de qué se reía el pequeño.

Y ahí estaba, James, quien tenía a Trevor en su regazo y jugaban con unos autitos.

No pudo evitar mirar a James, el chico sonreía tiernamente a Trevor. Sin duda, sería un gran padre. Él se percató de la presencia de Sarah, estaba un poco nervioso, ahora más que nunca arreglaría el problema de una vez por todas...


<< Aquí vamos. Orwell, esta es tu última oportunidad >>

We Will Be ParentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora