Capitulo 4

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  • Dedicado a LauraRisitas
                                    


Ya estaba oscureciendo, por lo que la chica optó por volver al edificio.

Al entrar en el apartamento, el silencio de aquel lugar la invadió por completo. James no había llegado y ella no tenía ni la menor idea de en dónde estaba.

Pensó en que podría estar con su mejor amigo. Louis. Así que optó por llamar a la novia de Louis, Megan.


—¿Hola?

—Hola Meg, ¿cómo estás? —preguntó, la chica respondió alegre.

—... Meg, estoy preocupada por James... —comentó.

—¿Discutieron? —dijo Megan interesada.

—Sólo... hubo un malentendido —respondió—. Pero..., él salió y no me dijo nada. Estoy preocupada y me gustaría saber si Louis sabe algo o está con él.

—Mmm... no sabría decírtelo, Louis recibió una llamada y salió, me dijo que volvería tarde pero nada más. Tal vez vaya a reunirse con el rubio —comentó.

—Ok, gracias de todos modos.

—Si Louis me avisa de algo, te llamaré ¿Bien? No te preocupes, conozco a tu novio. Él siempre está al pendiente de ti, jamás haría algo que te preocupara o dejara sola.


<< También pensaba eso >> Dijo Sarah para sí misma antes de colgar.


La chica estaba asustada, preocupada y nerviosa.

Asustada.

¿La razón?

El chico no dijo nada respecto a su embarazo, sólo se fue sin decir ni siquiera el lugar.

Preocupada.

¿En dónde diablos estaba?

No tenía ni la menor idea. Y estaba preocupada de que le pasara algo.

Nerviosa.

¿Qué haría si James la dejaba?

Obvio, tendría al bebé, el pequeño o pequeña no tenía la culpa de nada y además, ambos fueron conscientes de lo que hicieron. No fue nada malo, ambos se demostraron cuanto se amaban haciendo el amor. Y a ella..., le agradaba la idea de tener el fruto de ese amor en su vientre. Pero al parecer, para James... eso no fue amor y sólo fue una noche alocada.

Ya sin saber que hacer, Sarah se dirigió a su cuarto y se puso su pijama, pero antes de irse a dormir, tomó un vaso y lo llenó con jugo de manzana. Justo cuando iba a subir las escaleras, escuchó algunas risas. Las cuales, le eran muy conocidas, salió a los pasillos para ver si eran ellos.


—¿Sarah? —preguntó Will, un chico alto, cabello castaño y ojos avellana.

—Hola Will, hola chicos —saludó a los demás.

—Hola —respondieron al unísono.

—¿Qué hacen? —preguntó curiosa. Probablemente, ellos sabían algo que ella no.

—Vamos a ver a... —comenzó a decir Tyler hasta que fue interrumpido.

—Van a ayudarme a entrenar —dijo Louis—. Falte al entrenamiento así que... los chicos me ayudaran.


Sarah sonrió a medias y le explicó a Louis que ya sabía, o al menos, estaba al tanto de que tenía planes, ya que había hablado con su novia.

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