Capitulo 16

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Una hora más, sólo una horas más y podría volver a casa.

Había pasado todo el día ahí, desde las ocho de la mañana para ser más específicos. Limpiando mesas y tomando órdenes.

Ya estaba cansado, pero todo el trabajo valía la pena.


—James —dijo su jefe—. Cierra cuando termines ¿Quieres?

—Ok —respondió sin dejar de lado lo que estaba haciendo, trapeando el piso.

—Buenas noches —se despidió el hombre antes de salir del local.


El chico continuo con su trabajo hasta terminarlo perfectamente, miró el reloj que yacía en la pared, las diez de la noche.


<< Algo tarde >> Pensó.


Sarah seguramente estaría preocupada, pero si ella supiera lo que él estaba haciendo obviamente se alegraría.

Luego de terminar sus quehaceres, tomó sus cosas y una cubeta llena de alitas de pollo. Cerró el local, para después volver al apartamento.

Desde antes de la cena en casa de sus padres había tomado la decisión de buscar trabajo, fuera lo que fuera. Su objetivo era conseguir dinero para mantener a su novia y al bebé.

James estaba harto de ver sufrir a Sarah, ya que ésta se atormentaba con lo que les faltaba para ser padres, y buscaba la forma de llorar a escondidas de él.

Al llegar, entró sin hacer ruido, pensando en qué estaría haciendo la chica.


<< Estudiando >> Se dijo a sí mismo.


Subió a su habitación y la vio allí. Acostada en la cama profundamente dormida, se veía relajada y tierna.

El muchacho se sentó al borde de la cama para admirar más la belleza de su novia. Acarició su rostro un rato, provocando que ella despertara.


—Hola —susurró él.

—Hola —sonrió adormilada—. Llegaste —bostezó.

—Sí —se mordió el labio, no quería decirle sobre sus planes—. ¿Cómo estuvo el día?

—Bien —respondió—. ¿En dónde estuviste?

—E-en la universidad, estuve entrenando.


La expresión en el rostro de Sarah, revelaba confusión y desilusión.


<< Miente... >> se repetía la joven en su cabeza.


El rubio sentía incomodidad por el silencio. No esperaba esa acción por parte de su novia. Puesto que ella tendía a reaccionar de otras... formas.


—¿Y cómo se portó este pequeño o pequeña? —cambió el tema poniendo su mano en el vientre de la muchacha.

—Bien, pero aún tengo mareos —rió.

—¿Oye bebé, por qué le provocas mareos a tu mami? —preguntó James.

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