Capitulo 12

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—Bien... yo me voy, no me esperen —habló Zack tomando las llaves del auto.

—Ok, suerte con tu chica —bromeó James.

—Es una amiga.

—Tu rostro dice otra cosa —corrigió Sarah.

—Piensen lo que quieran —dijo Zack—. Cuando vuelva no quiero enterarme de lo que hicieron el resto de la noche —carraspeó antes de salir por la puerta.

—¡Pervertido! —gritó la chica.


Luego de irse el moreno, la casa quedó un poco silenciosa.

James acariciaba el cabello de su novia, quien dormía tranquilamente en su regazo. Posó una de sus manos en el vientre de la chica y lo acarició cuidadosamente.


<< Papá... voy a ser papá >> Pensaba mientras sonreía.

<< Claro que serás papá >> Aseguro su conciencia.


—Mmm —se quejó la chica.

—Mi amor, despierta —susurró James en su oído.

—¿Qué? —dijo ella abriendo lentamente los ojos.

—Vamos a la playa —ordenó el chico.

—¿Me despiertas para ir a la playa?

—Sí —rió robándole un beso—. Quiero salir contigo, así que vamos.

—Ok —suspiró ella levantándose de su lugar.


Al salir, el rubio tomó la mano de la castaña y entrelazó sus dedos con los de ella. Caminaron un rato hasta llegar a la playa, la cual estaba completamente vacía, sólo habitaban ellos, con la luz de la luna iluminándolos...

El chico tomó a la joven en brazos y dio unas cuantas vueltas mientras reían. De repente, ambos cayeron, la joven sobre James. Ella se levantó un poco poniendo sus manos en el pecho del rubio.

Sus miradas conectaron, James sostuvo un mechón de cabello de Sarah y lo puso detrás de su oreja.


—Eres hermosa —susurró.

—Te amo —sonrió ella.

—Yo también te amo mi amor, mucho...


Entonces, la beso, él tomó de ella y junto sus labios.


Cuatro Días Después


—Creo que lo mejor será volver a casa —comentó James ayudando a su novia a levantarse.

—Son sólo síntomas amor, estoy bien —dijo la chica alejándose del retrete.

—Deberíamos ir al médico.

—No es necesario.


De repente, Sarah tuvo un gran mareo.

James tuvo que sostenerla para que no cayera, esto le preocupó.


—¡Ahora sí! Te llevaré al médico —habló él tomándola en brazos y acostándola cuidadosamente en la cama.

—James no...

—No a nada linda, es por tu bien y por el del bebé, quiero que descanses y duermas un poco ¿Bien?

—Sí —contestó en un suspiro.


El chico salió de la habitación en busca de su amigo el moreno. Preocupado y a la vez con prisa, temiendo dejar mucho tiempo sola a su novia. Luego de unos minutos, lo encontró en el garaje arreglando el auto.


—Zack —dijo el rubio obteniendo su atención.

—¡Rubio! ¿Qué pasa? —rió.

—Me preocupa Sar. Ha tenido demasiadas náuseas y sus mareos son muy fuertes —comentó mirándolo—. La llevaré al médico.

—Los iré a dejar.

—No, no es necesario.

—Sí lo es, ve a empacar, yo termino esto y los llevo —sonrió.

—Gracias amigo, gracias por todo.


Mientras la muchacha dormía, James empacaba las maletas de ambos. Al terminarlas, las dejó en la sala y fue a ver a su princesa...

No quiso despertarla, así que, la tomó en brazos y la cargó hasta el coche. Cuando Zack llegó, subieron las maletas para después, volver a casa...

Sarah despertó al sentir una serie de caricias en su cintura, al abrir los ojos, se encontró con unos azules mar mirándola.


—Hola —saludó pasando sus manos por sus ojos.

—¿Cómo dormiste?

—Bien, me siento mucho mejor —comentó alegre.

—Ya llamé al médico, el doctor de Denise para ser más específicos, mañana al mediodía es la cita.


Ella frunció el ceño confundida, se levantó lentamente dándose cuenta de que estaban en su apartamento.


—James no —se quejó.

—Te dije que te llevaría al médico —rió—. Quiero saber cómo estás, cómo está nuestro bebé y cómo debo cuidarte —sonrió robándole un beso a la chica.


Ella sólo le respondió cortamente, ya que, como una niña pequeña, formó un puchero con sus labios y bajo el rostro esquivando los labios de su novio.


—¿Qué pasa?

—No quería irme, te lo dije —manifestó.

—Es por tu bien, linda —rió el chico al darse cuenta de la actitud infantil de su novia—. Te prometo que iremos cuando quieras luego de ir al médico, ¿ok? —ella asintió—. Bueno..., entonces, descansa, mientras yo te atiendo —añadió el rubio besando su mejilla.

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