Untitled

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Dejenme contarles, antes de que se me olvide, el día que fui libre.

O más bien me sentí así.

Sólo te sientes libre cuando no tienes nada.

Creanme.

Por no tener, yo no tenia ni dónde dormir, ni nada de eso. 

Lo supuestamente imprescindible. Que lo es.

Ni compañia ni nada. Lo juro. 

Estaba en la calle, sola y perdida, que es como suelo ir por la vida.

No hay tanta diferencia, en serio, pero la calle da miedo.

Da miedo no conocer a ninguna de las personas que ves. 

Que igualmente, en tu maldita casa no conoces a nadie.

Que manía con creer que por saber dos cosas de alguien ya lo sabemos todo.

Cuando conocer es imposible porque todo es posible. 

Y eso.

En la calle no sabes esas dos malditas cosas que te hacen confiar en alguien.

Porque así de simples somos.

También puede ser que tuviese miedo porque la libertad asusta, 

o porque soy mujer y hay mil posibilidades de que me pudieran violar.

Soy realista y la verdad duele.

Y es verdad que estaba en la calle, sola fría y furiosa.

Luego no estuve tan sola. 

Y tampoco me sentía tan libre.

Lo bueno de estar sola y oscura es que nadie te ve. Y puedes ser tu y eso.

Lo que pasa es que si no hay nadie a mi lado, a veces no soy.

Mierda, yo venia aquí a hablarles sobre mi libertad y eso.

Pero es que sentirse libre es una conseqüencia.

Un  contexto.

Un estoy malditamente sola en la calle pero no hay nada que no pueda hacer.

Porque solo quedo yo.

Porque no hay normas porque nadie me mira.

Porque estar sola duele como el frio pero quema como el hielo.

Y ama y libera

Todo lo que no eres por el miedo y todo lo que el miedo te hace ser.



aullándole a la luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora