los aullidos nunca fueron cosa de lobos

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 "Renacer es solo una palabra sin medio sentido hasta que renaces."

Hacía falta un poco de ilusionismo dentro de este introvertido manojo de oscuridad en el que me vaciaba, constantemente, y vacilaba buscando alguna respuesta incoherente, pero al menos acertada, válida, tan sólo para estas manos insatisfechas por tu ausencia.

Aunque el sentido de la lógica y la mínima intuición que me queda después de besarte entre imaginaciones , me digan que estoy errando vez tras vez al volver a reencontrarte por mis huellas dactilares, siento que es inevitable hacerlo y realmente niego el sentido a negarlo, a negarme y a volver a herirme y retorcerme.

Más vale tarde que nunca, pero esta vez me he adelantado en el tiempo: por ti valía la pena romper y desvanecer las dimensiones inventadas por alguna mente inhumana. Es por ello que ahora me encuentro rozando teclas de un ordenador medio inexistente, porque escribo y rozo con la tinta parecida a la sangre que nunca he logrado sangrar.

Supongo que los besos inexistentes son los mejores o tal vez tan solo los sean los que te doy entre la fase más inefable e intensa de mi cegado entre la música que cantan las estrellas por la madrugada. Ninguna fugaz, por supuesto, esas quedan reservadas para cuando despiertas, telepáticamente a mi lado, y olvidas quién eres.

Según lo que los espejos incoloros que llevas a tu lado incansablemente, para forzar a que únicamente pueda ver tu reflejo, eres de los que descuida que las estrellas no son tan complejas de crear, de conseguir, pues tan solo es imprescindible mi alma y tu sal marina, caricias, y tal vez, abrazos para mezclarlo todo y así finalmente obtenerlas. Pues ¿para qué sirven las miradas, sino para hacer recorridos interestelares, sin tener en cuenta ninguna distancia? Y es así como las pegamos, con cautela y minuciosamente, con la forma que ningún científico y ninguna venda hecha con libros de texto nos enseñó.

A nosotres siempre nos han sobrado las palabras y al mundo siempre le sobraron los discursos sobre dudas existenciales, teorías científicas y libros de mil páginas charlando sobre cualquier imaginación que tuvo el más creativo y seguramente renegado de su época. Y tan solo le queda la satisfacción de ser la persona más sabia que conoce, cuando desconoce el mundo y su gente, desconoce lo que es realmente el verbo conocer. Tan sabio como es él, desconoce lo que es conocer un sentimiento ajeno, es entonces cuando se pregunta ¿qué sentido tiene el ser humano? Y yo, pienso en mis entrañas que jamás podrá contestar esa pregunta: "cariño, te has deshumanizado ".

Intuyo que en este mundo es fácil perderse y deshumanizarse, tan rápido como funciona todo. Aquello que querías se ha alejado en cuanto pestañeabas, con una tímida sonrisa que no has logrado observar, que no has logrado memorizar para así poder hacerte el harakiri con ella cada día restante. Y es entonces cuando comprendes que no hay memoria en la que perderse, ninguna fotografía mental eterna -ya sabemos lo efímero que son estos recónditos- y acabas por confundirte. Para cuando quieres abrir los ojos, o cuando decides arrancarte aquella venda de hecha con las letras vomitadas en los libros de texto que te implantaron en tu tercera inspiración, ya estás perdido en un lugar más turbio.

No lo reconoces, ninguna de esas letras abandonadas que fumaban explicaban algo semejante, el mundo nunca tuvo presente la existencia aquel sitio, pero no sientes nada y necesitas sentir algo y te pierdes allí, en medio de lo que consideras la nada. Y ese es el problema. Ya te lo han arrebatado todo, ya te has liberado, pero después de tantos paseos por el reloj invertidos en ti mismo te has quedado solo. ¿Que te queda? ¿Que nos queda? Los analgésicos llenos de endorfina y dopamina se los llevaron aquellos recuerdos de lo nunca sucedido. 

Nunca has sabido valorarte, nunca he sabido valorarte, nunca han sabido valorarte ¿valorar el que? Nada, no existes, no te has leído,no has indagado por ti hasta descubrirte, hasta entender que eres algo más que lo que jamás has comprendido porque jamás se ha nombrado. La gente que lo comprende es extraña, la gente que conoce tu existencia y, peor aún, conoce su existencia es digna de estigmatización: los raros nos llaman. 

Y allí estás tú, en un mundo interior que todo el mundo ha cancelado y que , después de vivir sumergido entre la saliva de unas palabras escupidas, comprendes que tienes. Despiertas y respiras, te vuelcas en el, te consume, lo modificas, te encuentras, te pierdes, te vacías, te duplicas para abrazarte, apareces desde los espejos y los quiebras para asesinarte. Existes. Entonces abres los ojos y de repente existe alguien, que como bien he mencionado, existe y es consciente de ello. 

Existís, tenéis mundo interior, lo amáis y anheláis, cuando te quieres dar cuenta, amas el mundo interior de aquel alguien que se ha eclipsado dentro tuyo, has inventado un universo en tus entrañas para que aquella persona, que ha llegado a ser para ti más que una persona. Para que sea ella misma sin cohibiciones, sin prohibiciones, sin tabúes ni miedos, sin un mundo, es libre. Y ese alguien, que te ha descubierto cómo crear constelaciones con los lunares, aquel alguien que ha otorgado un sentido inédito, al menos para tí a la palabra "alguien", no hecho otra cosa que repetirlo, sin más, sin querer, impensablemente. A la vez. Creando por y para vosotres espacio, amor, libertad. 

Habéis negado el tiempo, las prohibiciones y habéis preferido el tiempo que transcurre entre vuestras miradas como principal medida sobre todo. Qué más da el resto del mundo que no sean los vuestros. Los nuestros. Tu, yo y los millones de mundos de aquellos "alguien" en los que decidamos adentrarnos. Tu, yo, queriéndonos libres.

"Tal vez nada sea tan malo si ,contigo, aún tengo mis lágrimas de libertad.

Que no importa que vaya tan mal si perdemos los dos el compás."

Y dicen por ahí, los llantos que aúllan los satélites aún no caídos, que entre frenesíes, besos al teclado, roces entre almas y coaliciones de los meteoritos en nuestros respectivos lunares, fue como te conocí, y como nos amamos.

aullándole a la luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora