Me dueles,
tanto
que ya no se por donde empezar.
Me tienes perdida,
por tus labios,
por tus ojos.
Podrias no haberte marchado,
me dueles tanto...
Como una sonrisa fingida
mientras hay señales
de cuchillas,
y de tormentas.
Como el hielo invisible
que se deshace
-o deshacia, deberia decir-
por nuestra culpa
y no aparece nunca por aquí.
Supongo que nunca sabrás
todo lo que te quise.
Durante 30 segundos, si llegó.
Siempre me ha gustado
quedarme, para mi,
las cenizas,
de todo lo que he quemado
con otras personas.
Y tragarmelas.
Nunca he conseguido ahogarme así.
La esperanza es lo último que se pierde.
Ahora me queda
-lo que siempre guardo
en el bosillo de atras-:
la esperanza a morir
ahogada
Sin ti.
En realidad,
tenias razón.
Eras demasiado
-capullo-
para mi.
Ojalá capullo
vuelva a ser
una palabra bonita
ahora que no estás.
Y el viento,
no me traiga
tus susurros.
Y no tenga que recordar
que hasta que no se olvida
nada muere.