Hoy escribo por esos instantes en los que me miras,
en los que pienso que, tal vez, no esté tan perdida.
Pero me pierdo.
Me pasa por recorrer cada centímetro de tu silencio.
Silencio imaginario, pues te grito a miradas
que me se, de memoria, tu maldita espalda.
Y entre dramas, lloros y demás comedias
al mirarte entiendo que no hay mayor problema
- ni mayor miedo
del que tengo de que en tus ojos, se vea mi reflejo.
