Capítulo 17: Tranquilidad y caos.

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—¡Dejame Rick, tengo que detener el sangrado!

Desesperada estaba, sudando, nerviosa y temblorosa. Tenía que ayudar a su Finn, no podía dejarlo ahí, era su vida, su alma su amor, él era su otra mitad era todo para ella, era el padre de su hijo. Todo su mundo se había desmoronado, no sabía qué hacer, nisiquiera sabía que había sucedido con Finnick, pero inmediatamente su hermano ignoró sus súplicas y se la llevó.

Como últimamente habían estado haciendo tenían que escapar antes de que otro acabara muerto. Rick no vio hacia donde había apuntado el arma, ni a donde había llegado, tampoco vio a los otros hombres que antes los tenían custodiados, pero lo que si vio fue que Finnick no se levantó y esa no era una buena señal.

Así que, aunque él mismo se odiara por el sufrimiento de su hermana, no podía dejar que ella muriera y mucho menos a manos de esos asesinos, si de por si de milagro su bebé seguía vivo después de tanto agitamiento.

Por lo que decidió llevarsela aunque sea arrastrandola.

La montó sobre su hombro y a como pudo se la llevó de ahí.

Caranegra observó la escena una vez más, pero los dejó marchar. Sabía que tarde o temprano los escontraría y aún más sabía que para hacerlos sufrir debía dejarlos ir para que se torturaran a sí mismos con las recientes muertes de sus seres amados.

Aún siendo ateo, pensó que si Dios los tenía vivos era por algo. Levantó la mano en señal de alto cuando Burné estuvo a punto de perseguir a los chicos, Burné lo observó molesto por unos segundos hasta que Nikolai le dijo:

«Tú y yo tenemos asuntos que resolver» y se fue, dándole ahora la orden a Stev que subieran el cuerpo de Finnick a la camioneta.

• • •

—Estoy tan... harta... —susurraba Paige al vacío, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas—. Tan harta...

Ya estaba oscureciendo y al ver que no eran perseguidos se detuvieron a descansar o a lo que se le podía llamar que ellos tomaran un respiro.

Estaban jadeantes. Rick parecía querer llorar y su melliza que horas atrás estaba a punto de un colapso nervioso ya se encontraba, digamos, en calma.

—So... Sólo nos la pasamos huyendo.... —balbuceó—. Ellos siempre han estado jugando con nosotros, se divierten... Ya no quiero seguir así, ya no...

—¿Cuánto tiempo llevaremos así! —exclamó y a la vez interrogó Treena—. ¡Ya quiero largarme de aquí! ¡Tengo miedo! Tengo un jodido dolor en el pecho que no me deja ni respirar... ¡Tengo sueño! ¡Ya está oscuro y no hay nada que nos alumbre! ¡Estoy fatal, estoy totalmente sucia! Y tengo hambre... Dios... —sollozaba—. Aún no puedo creer que Nick haya muerto, tampoco que... —pensó en Rick, pero sabía que era inevitable no decirlo y a como fuera tenían que enfrentarlo—. en Karen... En Finn... En Carla... ¿Por qué nos tuvo que pasar a nosotros?

—Por cabrones, Katrina —espetó Rick, hacia años que no la llamaban así, y tenía que ser el momento en el que iban a morir que le llamaban por su nombre completo.

A pesar de la oscuridad, el rostro de la chica la mostró algo molesta por lo dicho por Rick y no por su nombre sino por eso de "cabrones" después de todo él tenía razón.

—Espero que alguien sepa donde nos...

—No —la interrumpió su mellizo. Paige se tornó confusa y antes de que ella preguntara él agregó—, hicimos el trato de que nadie se enteraría.... —soltó con vergüenza—. No queríamos ser copiad...

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