Diez jóvenes que estudian periodismo, desean pasar una noche en un lugar donde hubiese ocurrido una catástrofe, con el fin de recaudar fondos para iniciar un negocio y hacer el mejor proyecto de investigación.
Al investigar los lugares que podrían v...
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—¿Tú irás? —le cuestionó al rubio frente a ella—. Los chicos al parecer quieren hacer un cambio de planes...
Se encontraban en un salón de clases vacío.
El rubio la observaba detenidamente, admirando sus facciones y cada una de ellas. Nick estaba completamente enamorado de Treena. Eran polos opuestos, muy opuestos que la atracción era significativa.
—Cariño, ya te dije que si tú vas, yo voy... donde sea que vayas —le tendió una mano para que se acercara—. ¿Sabes? Estar en la Universidad me da tanta hambre...
—¿Qué tipo de hambre? —susurró sobre sus labios.
—Ese que estás imaginando.
Treena sonrió y se separó de él.
—Vayamos a la cooperativa entonces.
—No quiero nada de eso —su voz se volvió más ronca, y su pupila comenzó a dilatarse.
—Yo también estoy disponible — ironizó con tono pícaro y se encogió de hombros.
Él, por su parte, rió.
—No estoy jugando, en verdad tengo hambre —sonó más pervertido, tomándo de la cintura a Treena y así, atrayendola hacia él.
—Nick, tenemos clase y apenas acabamos de llegar... —repitió, no quería ser interrumpida por algún profesor—. A parte comimos hoy en la mañana.
—Vamos... —pidió en un susurro—. No pasará na...
El estruendoso sonido de la puerta al abrirse hizo que se sobresaltaran.
—¡Jungwirth! ¡Collins! —les llamó el profesor Vladimir—. ¡Salgan de aquí antes de que sean suspendidos! ¡Ya están mayorcitos para éstas tonterías, salgan del salón! —del susto se quedaron pasmados y al notarlo Treena puso distancia—. ¿¡Qué?!... ¡¿No escucharon?! Tengo una clase que dar.
No emitieron comentario alguno, sólo salieron del salón. Una vez fuera comenzaron a reír en tono bajo, pero al notar que Paige y Finnick se encontraban ahí, guardaron silencio para escuchar de que hablaban.
—¿Puedes esperar aquí? —él asintió—. Iré a joderles el rato. Te quiero, bebé.
—Pero haz que funcione.
La chica asintió y soltó su mano para dirigirse hacia donde Finnick se encontraba de pie. En seguida captó la atención de Paige y le indicó que guardara silencio.