Capítulo 22: El final de una excursión clandestina

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—¡Hey chicos, posen para la foto! —había gritado Rick cuando recien habían llegado a Prypiat.

—¿Por qué? —era Paige, recordando, sentada en la esquina de la habitación. Carla y Zahra se encontraban frente a ella, muertas. Se tomó el rostro entre las manos y comenzó a sollozar sin ocultar sus lamentos. Todo estaba oscuro y el ambiente estaba impregnado a muerte.

Se acordó de lo que habían investigado sobre Prypiat y entonces el foco mental se prendió.

Zahra formaba parte de los excursionistas perdidos  que habían encontrado en internet. El audio era de ella. A la chica que daban por muerta. ¿Cómo había llegado ese audio hasta la prensa? La respuesta llegó poco después, Balbán había hecho todo, él había entregado eso, para despistar y que pensaran que todos habían muerto, cuando en realidad él y ella seguían vivos.

Se sintió horrible y pensó que ella ocuparía el lugar de Zahra, quien nunca logró escapar y siempre fue prisionera, a quien nunca buscaron pues habían dado por muerta. Eso iba a pasar con ella. La criatura que Zahra supuestamente había visto ese día, solo se trataba de un deforme retrasado, el cual Rick había asesinado.

Una cuestión llegó a su mente: ¿Cuántos días habían pasado desde que llegaron? ¿Los estarían buscando? Era algo que jamás sabría, ni quería saberlo. Ya que jamás la encontrarían. Balbán y su gente estaban aliados con los agentes de seguridad, no había esperanzas para su vida.

• • •

—Finnick, tengo que decirte algo —dijo Katrina, frente a él.

El cielo comenzaba a oscurecerse.

—Paige está viva.

Él la miró con la expresión angustiada.

—¡¿Qué?!

—Así es...

—¡Katrina, me dijiste que los habían asesinado en el reactor los mismos hombres que te raptaron! ¡Que los habían asesinado a ella y a Rick! ¿¡Que mierda pasa por tu cabeza?! ¿¡Por qué demonios me lo dices ahora!? ¡Tengo que buscarla!

De verdad que el amor no conocía fronteras para él. Se sintió desesperado por Paige, tenía la sensación de estar cerca de ella. Se levantó dispuesto a emprender otra marcha hacia cualquier lugar, hasta que lo pensó y volteó hacia Treena.

—¿Por qué dices eso? —cuestionó—. Dijiste que estaban muertos, mentiste, ¿por que me dices hasta ahora que está viva?

—No puedo con la culpa —susurró—. Me estás salvando la vida, me estás ayudando y creo que no es justo... Perdón, pero ya no lo soporto, claro está que moriré desangrada en cualquier minuto... Tienes que tener motivos para salir vivo de aquí.

—Katrina...

—Cuando te quedaste dormido y me pediste que contara los segundos, escuché ruidos, como el motor de un vehículo se encendía y escuché a Balbán gritar cosas... Después escuché como hablaba de Paige y Rick, también fui... testigo de la golpiza que le dieron a Rick para después llevárselo... También me enteré de algo que de verdad jamás imaginé... —los ojos se le habían llenado de lagrimas.

Finnick se había quedado estupefacto.

—¿Sabías que Rick tenía linfoma?

• • •

—Bienvenida a tu nueva habitación —dijo Balbán, llevando a Paige a otro lugar—. Pensé que la madre de mi hijo tendría que estar en un lugar mejor.

Aunque esa habitación cargaba con la única diferencia de no tener manchas de sangre en el suelo y mucho menos, muertos. Era la habitación de Vladimir, el cual la cedió a cambio de una pistola que siempre deseó. Se fue a otra, pero olvidó llevarse las armas que tenía ocultas bajo las tablas del suelo.

—Aquí te quedarás los próximos ocho meses, después ya veremos que hacer contigo —dictaminó, ella no dijo nada—. Tengo una búsqueda que hacer, por favor no te escapes —soltó una carcajada—. Aunque lo puedas hacer, hay hombres afuera de la habitación. No lo lograras.

En cuanto salió de la habitación, ella se dispuso a revisar las ventanas, puesto que por la puerta no podría escapar. Las ventanas estaban selladas con tablas, veía difícil lograr separarlas. De cualquier modo, ¿que lograba con escapar? Pensó, pues no se sentía capaz de hacerlo sola. Se limitó a sentarse. Evitaba pensar en tantas desgracias.

Sentía cálidas las lagrimas que recorrían sus mejillas y a la vez salinas al llegar a su paladar. Recordó, no había probado bocado en quien sabe cuánto tiempo y de hecho ni se había percatado, le comenzaban a rujir las tripas. Pero no hizo más que acostarse e intentar dormir en vano. Aunque tenía la ventaja de estar embarazada y así, Balbán ni sus hombres le harían nada.

Habían pasado unas cuantas horas cuando escuchó como intentaban abrir la puerta y se asustó sin tener idea de que podría ser. Hasta que miró una melena oscura y el rostro de un muchacho joven, era Vladimir, parecía que tenia el rostro cubierto de lágrimas hasta que entró por completo y se dio cuenta que había alguien detrás de él apuntando con un arma.

Inmediatamente su corazón dio un vuelco cuando miro a Finnick entrar a la habitación detrás del pelinegro. Estaba vivo y no podía creer que fuera así.

—Ven, Paige —pidió su novio, ella sin meditar se acercó. Fue cuando acestó un fuerte golpe en la cabeza del infante, dejándolo inconsciente y salió casi corriendo con Paige, de la mano.

Ella sentía todo tan irreal. Le parecía sacado de una película, entonces recordó que Nikolai le había dicho que tenía una búsqueda que hacer. También cuando le dijeron que el muchacho había escapado, pero ella no había entendido quién había escapado, jamás pensó que sería Finnick.


Capítulo final, parte 1.

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