Capítulo 8.

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— Hoy es el partido de lacrosse

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— Hoy es el partido de lacrosse.— dijo Stiles cuando dejó la bandeja con comida antes de sentarse.— ¿Estás preocupado por Liam?. 

—¿Por qué debería de preocuparme por el?.— pregunté.— El ya sabe contr... Es luna llena.  —Stiles asintió. — Mierda, no me había dado cuenta estaba pensando en..

— Opel.— respondió el. Sonreí mientras jugaba con el tenedor de plástico. — Te gusta.

Me gustaba, sí, no lo voy a negar. Por una parte pienso que no pasa nada por pasar página, pero por otra parte.. Me siento culpable, me siento mal conmigo mismo. Stiles interrumpió mis pensamientos cuando colocó una mano en mi hombro, como si estuviera dándome apoyo.

— Ya te dije que no pasa nada por que te guste otra chica, no hay problema, tienes que pasar página y además Opel, parece muy buena chica y es diferente, como nosotros.— dice y me guiña un ojo.— Cambiando de tema, tenemos que pensar que haremos con Liam, hay partido y el no querrá perdérselo. 

— Lo sé. — respondí, intentando pensar en algo. — Quizás deberíamos confiar un poco en él, controla bastante bien.

— Scott.— me interrumpió.— Es un bomba de nervios, de furia, de..

— Ya lo he pillado.— intervino Liam a la conversación.— Chicos, confiar en mi, no haré nada, dejarme jugar ese partido. 

Stiles me miró, queriendo que dijera que no, que no jugará. — Está bien, pero a la primera que veamos que estás mal, te sacaremos de allí. 

Liam sonrió.— Está bien.

— No sabes lo que acabas de hacer.— murmuró Stiles en mi oído.— Estoy en un grupo de locos.

— Grupo no.— interrumpió Liam.— Manada. 

Ellos dos empezaron a hablar, riéndose, pero alguien llamó mi atención, una chica perdida buscando algo detrás de Stiles, su mirada se fijo en mi, el color de sus mejillas dejó de ser pálido por un rosado clarito mientras su sonrisa aparecía en su rostro. Hacia muchísimo que no sentía este sentimiento en el pecho, ¿felicidad?, ¿amor?, ambos. Seguí mirándola sonriendo como un bobo. 

 — Scott.— me llamó Stiles, captando mi atención.— Tierra llamando a Scott. 

— Dime.— respondí, dejando de mirar a Opel. 

— Nos vemos está noche, tengo que hablar con mi padre. — decía mientras se levantaba de su sitio.— Te llamaré. 

— Está bien. 

Volví a mirar al sitio donde estaba Opel, pero ella se fue. Me levanté de mi sitio y empecé a mirar al rededor del salón. 

— ¿A quién estás buscando?.— preguntó una voz que conocía bastante bien. Sonreí.

— A ti. — respondí. 

Miró al suelo, sonrojada. — Aquí estoy. 

Opel se quedó a dormir ayer en mi casa, dormí en el sillón al lado de mi cama, pude observar como era su rostro relajado, su respiración y su boca algo entreabierta, cosa que me pareció bastante adorable, por suerte esa noche no tuvo ningún mal sueño, cosa que agradecí bastante. Esta mañana, ella se había ido. 

— ¿Por qué te fuiste sin despedirte?.— pregunté.

— Oh.— murmuró.— No quería molestarte, parecía que estabas cómodo.

No podía parar de sonreír cuando la tenía cerca mía, y me resultaba algo extraño ya que la conozco de pocos días, pero me gusta esta sensación, y me gusta mucho. Sus ojos miraron mis labios, y al instante volvió a mirar mis ojos. Creo que si sigo sonriendo de esta manera me dolerá la cara unas cuantas horas.

— Esta noche hay un partido de lacrosse, vente. 

— ¿Yo?.— preguntó. Asentí aún sonriendo.— Yo es que..

— No pongas excusas, vas a venir, te lo ordeno.

Ella se acercó a mi haciendo que mi corazón latiera más rápido de lo normal.— Está bien, alfa. Te mandaré un mensaje está tarde, nos vemos. 

Antes de irse, sus labios besaron mi mejilla, cerré mis ojos para disfrutar del tacto de sus labios. Después de varios segundos se separó de mi, su boca solo estaba a pocos centímetros de los míos, sus ojos miraban los míos fijamente. 

— Hasta luego.— murmuré y me alejé de ella. Sabía que eso le molestó, pero tenía que hacerlo , cuando la tenía cerca mía no podía controlarme ni pensar con claridad. 

Salí del instituto rápidamente y me subí a mi moto, arranqué mi moto y empecé a conducir hasta llegar a casa.  Mi madre al parecer no estaba en casa, así que decidí llamar a Stiles, para saber donde estaba y qué tenía que hablar con su padre. 

— Scott.— respondió a los dos tonos.— Necesito hablar contigo. 

— ¿Qué a pasado?.— pregunté cogiendo de nuevo el casco de mi moto y caminando hacia la puerta de mi casa para salir. 

— Estoy enfrente de Theo Raeken, el chico de cuarto que iba con nosotros, sus padres y su hermana murió en un incendio y está en comisaria, creo que es como tú, Scott, un hombre lobo. 

— ¿Por qué crees eso?. 

— O no se a cortado las uñas en años o son garras, por que ahora mismo está agarrándose de la mesa con fuerza. — respondió, al segundo escuché un pequeño aullido. — Vale, sí, es como tú, ¡corre!.

Colgué y tiré el casco de la moto al suelo, empecé a correr lo más rápido que podía hasta la comisaria, abrí la puerta y entré. Todo parecía estar normal. Me concentré para poder escuchar lo que sucedía

 — Vale, Theo, cálmate. — pude escuchar como Stiles hablaba. Abrí mis ojos de nuevo y camine rápidamente hacia la sala del sheriff, el padre de Stiles. — Oh por fin. 

Stiles estaba enfrente de Theo. Sí, era un hombre lobo. Me miró por el hombro y se giró lentamente. Se lanzó sobre mi, e intenté apartarle sin hacer daño.

 — ¡Por el amor de Dios, Scott, aúlla!. — gritó Stiles. El tenía razón. 

Le quité de encima y le lancé hacia la pared, Stiles esquivó el cuerpo de Theo el cual cayó al suelo nada más impactar con la pared. Respire todo lo que pude, y empecé a aullar todo lo fuerte que podía, Theo abrazó sus piernas, parecía estar asustado. 

 — Eso a sido...— dijo Stiles apuntándome con su dedo índice.— Épico.— sonreí, orgulloso de mi mismo, después de tanto tiempo al fin pude aullar. — Pero ahora, tenemos que ocuparnos de él.

Theo estaba acurrucado en una esquina mientras me miraba, sus ojos transmitían tristeza, dolor, y miedo. 

 

Mcall. « Scott Mcall »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora