13.

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Me desperté con algo encima de mi, abrí los ojos y me encontré con Scott durmiendo a mi lado y su brazo rodeando mi cintura, sonreí, eran buenas vistas. Aún me acuerdo sobre el sueño de ayer y como Scott me ayudó. Quería saber que soy y Theo lo sabía, teniendo la respuesta tan cerca, la idea de solo marcar su número de teléfono se hacía tentadora, pero conociendo a Theo algo a cambio quería, y temía sobre lo que él quiere. Con cuidado, apartó el brazo de Scott y me levanto. El cielo estaba nublado y los árboles se movían por el viento, me abrace a mi misma. Algunas veces todo esto me sobrepasaba, ver quién puede morir en un futuro no muy lejano y no poder hacer nada para impedirlo era por lo peor que he podido pasar.

—Opel—escuché la voz de Scott. Veo como se levanta de la cama y se acerca a mi, me abraza por detrás y sonrío, tenía más que claro que el alejaba a mis demonios. —¿Estás bien? Son solo las siete de la mañana.

Suspiro y me giro para tenerle en frente, su pelo estaba despeinado y le quedaba jodidamente bien, su ceño estaba fruncido por qué estaba preocupado, sus ojos podían expresarlo. Y su boca estaba en una fina línea.

—Sí, estoy bien. —respondo sonriendo. Al menos ahora cerca de él lo estaba.—¿Y tú, qué tal estás?.

Sabía que Kira y el habían tenido algo más que amigos y lo entendía perfectamente que él estuviera mal, pero estaría con él en todo momento.

—Estoy bien, creo. —responde y una sonrisa aparece en su rostro.

Llevo mis manos a su rostro, acariciando sus mejillas. Su sonrisa era preciosa y aún más de cerca. Scott acorta la poca distancia que tenemos en un suave beso.

—Será mejor que descansemos, aún son las siete y hoy no hay instituto.

Asiento y volvemos a la cama, vuelve a pasar su brazo por mi cintura y sonríe.

(......)

Y de nuevo me encontraba aquí, en el mismo sueño. Me levanto del suelo con el corazón a mil por hora, sabía lo que venía a continuación.

—Vamos, Opel, despierta. —murmuró para mí misma, cerrando los ojos, esperando que al abrirlos me encuentre con Scott, pero por mi buena suerte, sigo en el mismo sitio.

Suspiro frustrada, sabía que tenía que entrar a la casa si o si, no tenía elección, así que empecé a andar. Nada más entrar se encontraban las mismas escaleras, mire para ambos lados antes de subir al piso de arriba. Tres puertas en cada lado.

—¿Otra vez tengo que elegir?.

La respuesta tardó varios segundos. —Exacto, y elige rápido o tu amiga Kira morirá en pocas horas.

—¿Qué?¿A qué te refieres con eso?. —no hubo respuesta.—¡Oye!.

Pero nadie respondió, así que decidí actuar rápido y abrir la primera puerta que encontré.

Kira estaba atada en una silla, con cinta en la boca.

—¿Kira?.—pregunté. Lágrimas  salían de sus ojos cuando me vio. —Espera..¿me ves?. —ella asiente y empieza a moverse, intentando deshacerse de las cuerdas. Rápidamente me acerco a ella y empiezo a quitar los nudos de las cuerdas.

—¡Opel, échate a un lado, rápido!. —me empuja Kira y caigo al suelo. Theo estaba detrás mío, sus ojos eran amarillos y tenía una sonrisa victoriosa en su rostro.

—¿Theo?. —pregunto mientras me levanto del suelo con dificultad. Él no responde pero se acerca a mi.

—Opel, Opel.. Que vamos a hacer contigo. —dice señalándome con sus garras. Trago con dificultad cuando chocó con la pared, apoya sus manos a cada lado de mi cabeza. —Me pregunto qué pensaría Scott si te llego a tocar.—sus garras tocan mi piel, tocando mis labios. —¿Se pondría celoso, me mataría, o le daría igual?.

—Cállate.—solté sin pensar. Theo sonríe.

—La pobre y asustadiza Opel por fin habla. —dice acercándose a mi oído, sus labios tocan el lóbulo de mi oreja y cierro los ojos, intentando que las lágrimas no salieran. — Esperaremos todos a Scott, cuando le quede poco para venir te daré una sorpresa, Op...

Unas manos cogen del cuello a Theo, y aparecen chispas, quemándole. Me apartó rápidamente y veo que es Kira la que me a salvado.

—Vete de aquí, corre. —grita Kira.

—No, no me iré de aquí sin ti.

Miro hacia todos lados, buscando algo para poder ayudar a Kira con Theo. Un cuchillo estaba en el suelo, al lado de él, con rapidez lo cojo.

—Hasta otra. —digo y clavo el cuchillo en su pecho. Sangre sale de su boca y cae al suelo.

¿Acababa de matar a alguien?.

—¡Opel, despierta!.

Scott me sostenía en sus brazos mientras mi respiración se intentaba controlar, cosa que me estaba siendo difícil. Las lágrimas no cesaban. El me abrazaba más fuerte y entonces supe, que cerca de él estaba más que protegida.

Mcall. « Scott Mcall »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora