➳ 12.

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Me despierto sobresaltada

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Me despierto sobresaltada. ¿Qué acababa de pasar?. 

— ¿Estás bien?.—me pregunta Scott, estaba sentado a mi lado. — Estas pálida. — dice preocupado. Entrelaza nuestros dedos y en seguida mi calmo. 

— Era un sueño.— respondo, el aún me miraba. — Y es sobre Kira. 

— ¿Kira?.— asiento.—¿Qué pasaba en el sueño?.

— Habían puertas, y tenía que elegir una. Elegí la que enseñaba que pasaría en un futuro, y estaba Kira en el suelo. — hago una pausa, no sabía como decir esto y que sea con algo de tacto. — Estaba..

— No hace falta que lo digas. — me responde. Se levanta de la cama y sale de la habitación.

Enseguida escucho golpes y gritos, salgo lo más rápido posible de la cama y bajo a donde el se encontraba.

— ¡Joder, siempre es por mi!.—grita Scott. Stiles le agarra de los hombros y al segundo le abraza. Scott cierra sus ojos y veo como lágrimas salen de sus ojos.— No podría soportar que Kira también muera, Stiles. Por que todas las personas que quiero se van. 

Mi corazón se encogió y decido dejarles solos, seguramente Scott lo quisiera así, necesita tiempo a solas. Subo las escaleras y me miro en el espejo, estaba pálida. Intentó peinarme con los dedos y me dejo caer de nuevo a la cama. Todo esto era mi culpa.

SCOTT.

Me siento en el sofá junto a Stiles, el aún me estaba abrazando. 

— Anímate, no le pasará nada. — murmura. — Seguramente Opel esté confundiéndose. 

— Eso espero. —respondo entre lágrimas. 

Primero fue Allison, y ahora Kira. A ellas dos las he querido más que a mi mismo, y ahora, ¿ella también se irá?. 

Me separó de el y limpio mis lágrimas, Stiles me miraba con una sonrisa en su rostro. 

— Más vale que tu te quedes conmigo.— digo. El suelta una carcajada y asiente. 

— Te costará deshacerte de mi. — responde y da un apretón a mi hombro. 

— Será mejor que no le contemos nada de esto a Kira, no quiero asustarla.  

— Me parece bien.— dice Stiles.— Pero será mejor que vayas con Opel, ella también se deberá de sentir mal, a bajado antes y te vio. Deberías hablar con ella. 

Asiento, el tenía razón. Me levantó del sofá y voy rápidamente hacia mi habitación, subiendo las escaleras. Abro la puerta y veo que Opel estaba sentada mirándose en el espejo. Su pelo estaba recogido en una coleta y sus manos estaban entrelazadas, sus ojos miraban el suelo sin parpadear. Sonrío, es preciosa. 

— ¿Puedo?.— pregunto antes de dar un paso más. Ella asiente y se levanta de mi cama. — Lo siento por haberte dejado sola antes, no reaccioné bien. 

— No te preocupes, lo entiendo. — responde cabizbaja. Camino hacia ella y levanto su rostro, miro sus ojos y sin aguantar el deseo de bésarla, junto nuestros labios por solo unos segundos , ella me vuelve a besar agarrándome de la nuca y acercándome mas a ella. La llevo hasta la pared y coloco mis manos en su cintura, agarrándola con fuerza. Nos separamos por falta de aire sonriendo. 

  — No quiero asustarte. — murmura. Frunzo el ceño, ¿asustarme?.— Sí, con mis sueños y mis cosas raras, que no tienen explicación. 

— ¿Recuerdas lo qué soy yo?.— respondo riendo. Llevo mis manos a sus mejillas. — Soy un hombre lobo, creo que el que debería de decirte que no quiere asustarte soy yo, tengo colmillos y garras. 

Ella ríe. — Ojalá poder saber que soy. 

— Lo vamos a descubrir, te lo prometo. — digo mirándola a los ojos. Ella asiente y vuelve a juntar nuestros labios. 

THEO. 

Abro la puerta y entro cerrándola después. 

— Ya estoy aquí. — informo. Me siento en el sofá y apoyo mis pies en la mesa que había enfrente.

— Quita eso de encima.— dice en un tono alto. — Bien, tenemos que hablar de esa chica. 

— Sí, volverá. Ella volverá. 

— ¿Cómo estás tan seguro?. 

— Ella quiere saber que es, y sus amigos no encontrarán nada de información, ella es una de las tres personas que tienen su don. Y los únicos que tienen esa información somos nosotros. 

— Entiendo.— me responde.— Espero que tengas razón. 

— La tendré. 

Ella retira su pelo de su rostro y se coloca encima de mi, con una pierna a cada lado de mi cintura. Sonrío ante su tacto. 

— Eso espero. — dice y junta nuestros labios. 

Mcall. « Scott Mcall »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora