🌹BODA EN EL REINO DE HIELO[[CAPITULO 11]]

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--Desde el inicio—No sabía cuentas veces había dicho eso pero de algo estaba seguro, estaba cansado. Sus pies le dolían como si hubiera corrido por todo el reino sin hacer una parada aunque no había mucha diferencia. Desde que su boda se había vuelto oficial, su suegra estaba más entusiasmada al igual que exigente respecto al tema de la boda, sin mencionar que se preocupaba con exageración.

Miro por un momento a Viktor que igual que él estaba agotado pero no podían decirle que no a la mayor... Ambos sabían que nunca escucharía después de todo ella siempre había soñado con ese momento.

Viktor y Yuuri nuevamente volvieron a ponerse en sus posiciones. El mayor abrazaba con suavidad el cuerpo delgado mientras que el menor enredaba sus brazos alrededor de su cuello para finalmente empezar de nuevo.

--Me duelen mis pies—Pronunció Yuuri en una forma de reproche para el mismo mientras sobaba sus pies descalzos. Viktor ya no estaba, se había ido a otra habitación para tomar sus medidas para su traje de bodas al igual que él.

Tenía que admitirlo, ese fue el único momento donde pudo estar sentado y entre comillas estar relajado, ya que, después de haber terminado de medir lo necesario para su vestuario de boda, su suegra lo había mandado directamente a volver a repasar los pasos de baile  y aunque el menor era muy bueno haciéndolo, la mujer quería que lo hiciese las veces que fuese necesaria para que saliera perfecto. La mayor había tomado a pecho las palabras de su hijo y eso había permanecido varias semanas. 

Aquella tortura había terminado cuando solo faltaba una semana para ese momento.

Viktor había sido el primero en despertar y lo primero que vieron sus ojos azulados fue el bello rostro angelical dormido de Yuuri, quien arrugaba su nariz o sonreía ligeramente en determinado tiempo.

¿Qué era lo que estaba soñando? Nadie lo sabía mas que el bello durmiente.

Paso medía hora viendo a su amado dormir y aunque quisiera verlo mas de esa forma tan adorable, no podía. Hoy era el día de su boda y eso significaba que estarían más tensos que los días de preparación que su madre le había sometido durante semanas. Si algo tenía ambos en claro, era que aquella mujer era una verdadera bestia en cuestiones de perfección.

--Amor—murmuro mientras movía de forma suave los hombros de su pareja pero al no encontrar respuesta lo hizo de una forma mas brusca pero sin llegar a lastimarlo. Cuando empezó a abrir sus ojos y le miro de forma adormilada mientras se incorporaba, se sintió culpable. Pero tenía que despertado antes de que su madre llegara un poco alterada y los regañara después de todo era un día bastante especial...--Es hora de despertar mi bello durmiente— deposito un beso en la cabeza de Yuuri. – Vamos a desayunar—

Yuuri solo asintió con su cabeza y talló sus ojos para remover pereza. – Buenos días— se sentó en la orilla de la cama mientras miraba el reloj que estaba pegado en la pared, eran las seis de la mañana. Dio un bostezo

Una vez que se dieron su beso de buenos días se dirigieron al comedor donde les esperaba el desayuno, y como había prometido Viktor, comieron juntos hasta que su madre había llegado con mucha energía a pesar de que era bastante temprano.

--¡Cariño!—exclamo la mujer antes de que sus brazos rodearan el cuerpo delgado de Yuuri. -- ¿Ya terminaste de desayunar?—pregunto mientras besaba la mejilla del menor y al ver su asentimiento de cabeza.--¿Y qué esperas? Tenemos muchas cosas que hacer hoy contigo luego tendrás todo el tiempo del mundo para estar con el idiota de mi hijo... para eso es la luna de miel—bromeó para después reír por el rostro rojo de su yerno. Si de algo estaba segura, era que Yuuri era la persona más inocente y tierna que había conocido. Un verdadero ángel.

Mi Querida RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora