ESPECIAL OTAYURIO

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Acababa de terminar de entrenar y Yuri saltaba de un lado al otro totalmente emocionado. Otabek iría a visitarlo y hacía meses que no se veían.

Cuando estaba guardando sus cosas, Lilia y Yakov se despidieron animadamente y salieron por la puerta, dejando que una corriente de frío se sintiera en sus huesos.

-¿Tú crees que sí se estén viendo otra vez?- Al escucharlo, Viktor volteó a ver a Yuri mientras desataba sus agujetas.

-Yo creo... espero. Se ven felices juntos.- Dijo Viktor. Lo hacían... Realmente eran la pareja perfecta, además de ser los padres que Yuri siempre había deseado.

-¡Adiós!- El rubio se despidió de Viktor y salió casi corriendo del lugar. Al salir, la corriente de aire frío golpeó su rostro,  obligándolo a cubrirse aún más con su bufanda mientras se dirigía a paso apresurado a su motocicleta. Encendió el motor y se dirigió al aeropuerto.

Al llegar esperó en una banca justo en la salida de vuelos internacionales; pasados unos minutos vio a su novio salir por las puertas de vidrio mirando de un lado al otro, buscándolo con la mirada. Cuando sus ojos se encontraron Yuri saltó de su lugar para encontrarse con Otabek.

Sus labios se juntaron en un tierno beso que dejaba cualquier historia romántica en pañales. Las fuertes manos de Otabek se aferraron a los brazos del rubio, quien tomó su rostro con fuerza y lo acercó a sí, dejando que sus dedos acariciaran su nuca con cariño.

-Te extrañé.- Susurró el rubio a unos centímetros de los labios de Otabek.

-Yo a ti.- Se dirigieron tomados de las manos hacia la motocicleta, platicando de su día a día con vehemencia. Al llegar al vehículo, amarraron la maleta de Otabek en la parte trasera y Yuri entregó sus llaves para que su novio manejara. Decía hacerlo por gusto de Otabek, pero lo cierto era que amaba sentarse detrás de su novio y reclinarse hacia atrás para ver el cielo sobre ellos.

Al salir del aeropuerto, se dirigieron directamente a la casa de Yuri, quien vivía sólo desde hace ya unos años. Dejaron la maleta de Otabek en el cuarto, pusieron la cafetera y tomaron unas galletitas de la alacena; las favoritas de Otabek.

Tomaron asiento en el desayunador y se actualizaron en todo lo que no se habían llegado a contar en videollamadas y mensajes. Pasadas varias horas decidieron ir a la sala y poner una película.

Hasta la fecha ninguno de los dos sabe qué película vieron.

A la mañana siguiente, Yuri despertó con el placer de abrazar al amor de su vida. Se alejó lo más que pudo sin despertar a Otabek y miró su rostro dormido. Sus brazos se aferraban al cuerpo del rubio y le impedían alejarse demasiado, pero su cara se veía tan serena y angelical que Yuri no pudo evitar sonreír ante la escena. No era la primera vez veía a Otabek mientras dormía, pero jamás se cansaría de apreciar el tranquilo semblante de su novio.

A los pocos minutos despertó Otabek, soltando finalmente al rubio de su aprisionamiento. Abrió los ojos con flojera, sonriendo al ver el rostro de Yuri frente a él.

-Buenos días.- Besó su frente con cariño y se dispuso a levantarse de la cama, pero Yuri tenía otros planes. Cuando el cuerpo de su novio estaba a punto de salir del colchón tomó su brazo con fuerza y lo jaló hasta él, regresándolo al lugar en donde estaba. Le sonrió seductivamente y plantó un beso en sus labios, moviendo lentamente su boca en el momento en que Otabek reaccionó a la acción de Yuri. Poco a poco el beso se fue intensificando hasta que tuvieron que parar para recuperar la respiración.

-Te amo.- Dijo Otabek mientras veía a Yuri con pasión.

-Yo también te amo.- Enterró su rostro el el pecho de Otabek, acurrucándose como un pequeño gatito en sus brazos. Dejó que las manos de su novio recorrieran su espalda, pasando la yema de sus dedos por su piel hasta erizar los pocos vellos que tenía el rubio.

Otra oportunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora