Capítulo dieciocho: Otra Oportunidad

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Habían pasado dos días desde mi cita fallida con Lev y no podía dejar de pensar en él. Había sido un imbécil, lo sabía, pero tampoco era la primera vez que me comportaba así con alguien y el remordimiento después de hacerlo tardaba poco en desvanecerse... Pero había algo en él que hacía que no me lo pudiera quitar de la cabeza.

Definitivamente no pensaba dejar las cosas así con ese hombre. A mí nadie me rechaza y se lo iba a demostrar.

El vuelo de Otabek llegaría en un par de horas, por lo que dimos por terminado el entrenamiento para que el rubio, que daba saltitos por todo el lugar, fuera por él al aeropuerto. Yakov y Lilia se despidieron animadamente de nosotros dos mientras salían por la puerta, dejando entrar el aire gélido del exterior.

Aún no nos decían nada, y probablemente no planeaban hacerlo nunca, pero tanto Yuri como yo sospechábamos que el tiempo juntos había reavivado su amor y estaban empezando a salir una vez más. Sonreí para mis adentros al pensar en ellos dos juntos de nuevo; realmente hacían buena pareja y no entendía el por qué de su divorcio.

-¿Tú crees que sí se estén viendo otra vez?- Yuri finalmente había puesto en palabras lo que ambos pensábamos.

-Yo creo... espero. Se ven felices juntos.- Yakov y Lilia habían sido como padres para nosotros, por lo que la alegría que me causaba verlos a ellos felices era verídica.

Aún estaba terminando de guardar mis cosas cuando Yuri se despidió de mí y salió casi corriendo del lugar. No podía esconder ni mínimamente la felicidad que le causaba ver a su novio después de tanto tiempo. Parecía ser que el chico se había arreglado, usando una camisa a cuadros algunas tallas más grandes y el resto en un discreto negro, acentuando el rojo de la camisa. Su cabello parecía estar amarrado descuidadamente, pero yo lo había visto pasar más de veinte minutos frente al espejo peinándose.

Me lo imaginaba perfectamente revolviendo toda la ropa de su casa en busca del conjunto que le pareciera lo suficientemente bueno, probándose miles de conjuntos diferentes como niña de quince años en su primera cita. Llevaban ya varios años saliendo y se tenían ya mucha confianza, pero Yuri era un vanidoso.

Me había quedado solo en el lugar y odiaba el silencio que formaba. Tomé mis cosas rápidamente y salí del lugar. Llegué al hospital y me dirigí al despacho de Lev. Hablé con la recepcionista y pregunté si el Doctor me podría recibir porque "me dolía muchísimo la muñeca". Afortunadamente tenía libre la siguiente consulta, por lo que sólo tuve que esperar aproximadamente diez minutos para entrar.

Cuando atravesé la puerta me encontré con Lev sentado en su escritorio, concentrado en unos papeles que sostenía a unos centímetros de la mesa, igual a la primera vez que había venido. Al levantar la vista y encontrarse con mis ojos hizo una cara de disgusto que me molestó de sobremanera. Inmediatamente puso un rostro neutral y dejó los papeles sobre el escritorio. Se dirigió a mí de forma muy profesional y pidió que me sentara en las sillas frente a él.

-Su muñeca no está realmente lastimada, ¿verdad, señor Nikiforov?- cruzó sus manos sobre la mesa mientras me veía muy serio.

-No, pero quería hablar contigo.- Lo miré de forma seductora pero paré al notar sus ojos inquisidores sobre mí. Solté un suspiro y decidí ser honesto.- Sé que fui un patán...

-Lo fuiste.- Me interrumpió.

-Lo sé; pero quiero compensártelo.- Pasaron unos segundos en que ninguno de los dos hablamos; posteriormente me recargué un poco en la silla y crucé las piernas mientras en mi rostro se formaba una media sonrisa.- Dame otra oportunidad. Si no te gusta nunca más me volverás a ver.

Otra oportunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora