Capítulo seis: ¿Por qué viniste?

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Yuuri y Viktor caminaron en silencio, con Viktor algunos pasos delante de él y Yuuri lanzando tímidas miradas a la espalda del ruso, examinándolo. Su cabello se veía más fino y algo maltratado, podía ver como su cuerpo estaba más delgado inclusive por encima de su ropa de invierno; además, parecía que cojeaba un poco de la pierna derecha. En resumidas cuentas, Viktor se veía demacrado.

¿Qué demonios había pasado en éstos 10 años?

Siguieron caminando en silencio hasta llegar a casa de Yuuri, entrando aún sin pronunciar una palabra. El japonés invitó a Viktor a sentarse mientras él ponía la cafetera. Pensando nervioso en los diferentes caminos que podría llevar la conversación que estaban por tener y asustado de los resultados.

-Negro, con una cucharadita de azúcar, ¿Cierto?- El ruso respondió la pregunta de Yuuri con un leve asentimiento de su cabeza, seguido por una tenue palabra afirmativa que salió por sus labios.

La fría mirada de Viktor seguía al japonés mientras éste se movía de un lado al otro de su cocina, para finalmente caminar hacia donde él estaba con una taza de café en cada mano. Ofreció una de ellas a Viktor y se sentó frente a él. El ruso tomó la taza, agradeciendo la hospitalidad, y dio un sorbo, tomándola con ambas manos para sentir el calor que salía por la porcelana. Posó la taza en la mesa sin soltarla y perdió su mirada en el líquido negro que se movía suavemente.

-Co... ¿Cómo te ha ido, Viktor?- La voz de Yuuri se escuchaba nerviosa y cortada, como si fuera a romper a llorar en cualquier momento.- Te volviste el entrenador de Yuri, ¿Cierto?

-Si...

-Ése chico es un prodigio, pronto superará todas tus marcas personales... Ya superó la mayoría, de hecho...

-Claro...- Una risa nerviosa salió del japonés, algo cansado de las respuestas monótonas del mayor.

-Yo... Jamás pensé que vendrías... No después de...- Yuuri paró en seco al sentir como los ojos de Viktor se posaban en él, con un mar furioso y helado dispuesto a matar a quien se atreviera a navegar por él dentro de ellos.

-No he venido por un romance tardío, si es lo que piensas. Lo nuestro se acabó hace mucho y no tengo intenciones de revivirlo.- La mirada de Viktor acuchillaba a Yuuri, que se removía nervioso en la silla mientras aguantaba las ganas de llorar. Claro, ¿Por qué habría de querer regresar con él? Desde un principio fue él el que terminó con todo. La culpa la tenía él.

-No... Yo... No pensaba...- Yuuri miraba a todos lados menos a Viktor, que seguía penetrándolo con la mirada. Cerró los ojos y respiró hondo, soltando el aire en un suspiro.- Lo siento, no quería que malinterpretaras nada... Por más que me arrepienta del pasado, ambos continuamos con nuestras vidas, las cosas son diferentes ahora... Para ambos...- Una llama de furia de origen desconocido empezó a crecer dentro de Yuuri. Volteó a ver el rostro de Viktor, que se hallaba impasible frente a él. Abrió la boca como si quisiera decir algo, pero al poco tiempo volvió a cerrarla. Sus ojos bajaron hasta su taza de café mientras se armaba de valor para hablar, al mismo tiempo que intentaba calmar su furia. Alzó la vista y habló, varios tonos por encima y bastante más agresivo de lo que quería.- ¿Por qué viniste?.

Yuuri intentaba escrutar el rostro de Viktor, inexpresivo. Pasados unos minutos, el ruso cerró los ojos y soltó un fuerte suspiro.

-La competencia de Yuri es aquí, en Japón.

-Sabes que no me refiero a eso; ¿por qué viniste aquí, a Hasetsu?-Sus miradas se desafiaban mutuamente, esperando que alguno de ellos hiciera un movimiento. Justo cuando Viktor abrió la boca para hablar, se escuchó el sonido de la puerta de entrada.

-¿Papá? ¿Estás en casa?- Los pasitos de Ran, seguida de Yuki, resonaron por la casa, llegando hasta donde estaba su padre; quien se había parado a recibirlos, llegando hasta su hija e hincándose a su altura para darle un abrazo de bienvenida.- ¿Por qué no estás en el trabajo? ¿Te sientes bien?- La manita de la niña se posó en la frente de Yuuri, imitando lo que éste hacía cuando ella se sentía mal, aunque dudosa de la razón del por qué de esto.

-Papá, ¿Quién es él?- Su hijo habló antes de que pudiera responder la pregunta de su hija. Estaba unos pasos atrás de ella y miraba a Viktor con curiosidad.

-Oh... Eh... Él es Viktor, solía ser mi entrenador cuando aún patinaba.- Viktor se acercó a la niña y se agachó, quedando a su altura y ofreciendo su mano.

-Hola, yo soy Viktor, ¿Cómo te llamas?- Viktor sonrió amablemente, esperando la respuesta de la niña, que lo miraba fijamente. Entonces, Ran rompió a llorar y corrió a esconderse detrás de su hermanito, quien abrió sus brazos y acomodó su cuerpo en modo de defensa, tomando su rol de hermano mayor.

-Lo siento, es muy introvertida con desconocidos.- Se excusaba Yuuri mientras se acercaba a su hija, que abrió inmediatamente los brazos en una petición no verbal de que la cargara; cosa que inmediatamente hizo su padre. Mientras tanto Yuki relajó su pose y lanzó una pequeña mirada asesina al ruso.

-Bueno...- Viktor soltó un suspiro mientras se levantaba de su pose hincada.- Tal vez sea mejor dejar esta conversación para otro momento.-Yuuri vio como el ruso se ponía de nuevo su abrigo y su bufanda, se despedía con la mano de los niños y se dirigía a la entrada. El japonés siguió tímidamente al hombre, acompañándolo hasta la puerta sin soltar palabra, temeroso de decir algo erróneo.- Vi un café a unas pocas cuadras de aquí, nos vemos ahí a las nueve.- Finalizó Viktor para finalmente salir de la casa y cerrar la puerta tras él.


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La leyenda dice que planeaba actualizar al menos una vez por semana...

Por cierto, Yuuri ya no vive con su familia, vive solo con sus hijos.

Ojalá y les haya gustado el capítulo. Intentaré actualizar en la semana <3

Por cierto, ¡¡Feliz Año Nuevo!! Ojalá se la hayan pasado increíble. ^.^

¡Se viene lo bueno!...

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