Baño de prefectos - Drarry.

Capítulo 2 (parte 2)

Harry ni siquiera podía creer lo que tenía frente a sus ojos.
El rubio se encontraba ya frente a él, sentándose delante, y por alguna razón, el moreno abrió las piernas, como permitiéndole el paso.
El slytherin aprovechó aquello, acortando más el espacio, se le notaba nervioso, tragaba saliva ruidosamente y sus mejillas estaban rebozando en un rosa fuerte, destacando en su pálida piel, pero su ceño fruncido le demostraba que iba en serio.
Harry estaba hecho un manojo de nervios, y sus labios estaban tan apretados que formaban una línea recta, estaba tenso y por culpa de la cercanía, ya podía notar como su entrepierna comenzaba a reaccionar. Pero definitivamente le echaba la culpa a las hormonas de la adolescencia, porque claro... Seguro era sólo eso.

—¿Malfoy?...
—¿Sabes lo molesto que es llegar a este lugar y escuchar como todos cuchichean sobre el famoso niño-que-vivió? Al magnífico y apuesto Harry Potter.
—¿Eso es lo que te molesta?

Draco se había colocado de tal forma que podía susurrar en su oído, activando todos los sentidos del castaño.

—Ajá, y lo más divertido de todo, es que el grandioso héroe... Tiene ahora mismo una erección por mí, ¿O me equivoco?
—T-te... Te equivocas. — Intentaba sonar lo más seguro posible, pero se le hacía imposible no tartamudear. Su lengua le traicionaba y se enredaba en el peor momento.
—Creo que no.

De la boca de Harry escapó un pequeño grito ahogado cuando sintió la delgada mano del contrario acariciar su muslo.
Aquello no duró demasiado, pero a Harry le pareció eterno el momento en que la mano de su adverso subía por su muslo, buscando a tientas su dureza.

—Mnh... Aquí está. — Draco no se demoró demasiado en hacer a un lado la ropa interior del chico, para acariciar su falo.
Las manos de Harry de repente se fueron a los hombros de Draco para intentar alejarlo, pero sus fuerzas fallaron repentinamente, y sus manos se aferraron a su piel.

Las caricias empezaron siendo torpes y lentas, pero pronto tomaron mayor iniciativa, provocando temblores en la anatomía del moreno, el cual intentaba acallar lo más posible sus gemidos.
El Gryffindor se dio cuenta de que sus lentes se habían empañado, haciéndole cualquier acto más difícil, por lo tanto se los quitó, abandonándolos a su suerte, justo antes de que la punta de la lengua de Draco rozara la piel desnuda de su cuello. Eso fue un detonador en la mente de Harry, notando que él también debía hacer algo.
Después de todo, si Malfoy quería jugar, ambos podían.
Su mano fue bruscamente hasta la entrepierna de Draco, tanteando el terreno, hasta poder encontrar lo deseado, para presionarlo levemente, dejando atónito por unos instantes al platinado.
—¡Potter! ¿Qué-...?  — La frase quedó a medias, rondando en el aire cuando el ojiverde apretó y acarició el glande del otro.
Un leve gruñido escapó de los labios del recién nombrado, que agachó la cabeza.

—No soy el único...
—Er-eres asqueroso...
—Mhh... Eso no lo dice tu amiguito aquí presente.

Las caricias entre ambos iban en un ritmo creciente, mientras que sus respiraciones les acompañaban, y se encontraron repentinamente en una batalla de miradas.
Harry se corrió primero, liberando su esencia en el agua de la bañera, con un sonoro gemido que escapó desde la profundidad de su garganta, seguido por el rubio quien tembló al momento de correrse.
Ambos se notaban agotados por el orgasmo, y aún así Draco se levantó como si tuviera mucha prisa, para salir de la bañera. Apenas y se secó, antes de ponerse las prendas que había abandonado antes de introducirse en el agua.
Antes de que pudiera escapar, el más bajo habló.

—¿Qué fue eso?

Hubo un amargo silencio entre ambos, y la puerta fue abierta por el rubio, que antes de salir, respondió.

—Quería probar que no eres tan bueno... Y tenía razón.

Sin otorgarle ningún último vistazo, desapareció detrás de la puerta, que se cerró detrás de él.