Capítulo 11.

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Decir "aterrorizado" es poco.
Draco se despertó espantado ante la idea de llegar tarde, quizás incluso ser descubierto. Más de una persona debió haberse dado cuenta de su ausencia.
Y ni hablar de Harry. Sus mejores amigos y compañeros de Gryffindor debían estar como locos buscándolo, ya vivo o muerto.
Y cuando todos se dieran cuenta de que ambos faltaban, de inmediato empezarían a correr los rumores.

—¡Potter! ¡Levántate, nos quedamos dormidos!

Pero sólo recibió un gruñido por respuesta.
El moreno tuvo que despertar cuando el almohadón golpeó repetidamente su cabeza contra la cama.

—¡Está bien, ya! ¡Estoy despierto!
—¿Qué hora es? Maldita sea.

Y como si la habitación escuchara sus peticiones, apareció un gran reloj en la muralla.
Y el cuerpo de Malfoy cayó en la cama.

—Te detesto, Malfoy. — Gruñó Harry cuando vio lo temprano que era.
—Bueno, todo es tu culpa por querer venir aquí en primer lugar.
—No sí, lo dice el que no disfrutó para nada.
—Claro que no lo disfruté, no seas ridículo.

Harry rodó los ojos, notando la mueca que el rubio tenía, y lo colorado que se había puesto.

—Que embustero eres.
—No sé ni por qué vine. Eres un bruto.
—¿Sabes? Tienes razón, yo tampoco sé por qué viniste si esto te disgusta tanto.

Entonces Harry se preguntó "¿En qué momento esto se volvió una discusión?"

—No te preocupes, no volverá a pasar.
—¿Sabes qué, Malfoy? No te entiendo. No entiendo el por qué debes siempre tener la última palabra en todo. ¡Encima eres un orgulloso de mierda! Siempre termino buscándote hasta por lo más mínimo.
—¡Pues entonces no lo hagas!
—¡Bien, porque esta vez no lo haré!
—¡Bien!

Un silencio incómodo inundó la habitación, y Harry comenzó a agarrar sus prendas.
Cuando terminó de vestirse, vio que el rubio se había quedado ahí. No se había movido, pero tampoco lo miraba. Ni siquiera podía verle la cara.

—Malfoy...
—Vete a la mierda, Potter. — El moreno pudo jurar que la voz de Draco temblaba.

Harry se detuvo en la puerta, dándole la espalda.

—Entonces... Adiós, supongo.
—Hasta nunca.

Se atrevió a mirar hacia el chico, y vio que este le observaba. Pero justo en el momento en que Harry volteó la cabeza, este volvió a bajar la mirada.

Y entonces salió por la puerta, cerrándola tras de sí.
El chico soltó un suspiro molesto.
No entendía la actitud del otro, siempre hacía lo mismo. Con cada beso, cada caricia, siempre debía transformarlo en una competencia o en una clase de desprecio hacia él.

Y quizás le dolía... Un poco. Quizás.

Baño de prefectos - Drarry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora