Capítulo 9

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Ninguno de los dos supo cuando habían comenzado a verse ocasionalmente a escondidas.
Eran sólo besos, besos húmedos, toqueteos.
Y luego volvían a sus respectivos sitios.

La única vez que habían tenido sexo real, ahora parecía una ilusión lejana. Casi una fantasía.
Harry no podía evitar pensar en ello la mayoría del tiempo, ni tampoco en los gemidos de Draco.
Sus dulces lamentos placenteros.

Pero al parecer Draco estaba decidido a hacerlo sufrir.
Incluso siempre intentaba negar lo obvio.
Era como si al hacer o decir algo lindo, siempre tuviera que decir alguna pesadez para balancear su dignidad.

Mayormente cuando se besaban, y se pasaban de la raya, escuchaba los jadeos del rubio, pero en medio del mismo beso, la frase estrella de Draco era, "besas horrible, Potter", aún cuando él era el que estaba temblando ante sus toques.

A Harry le fastidiaba que no pudiera aceptar el hecho de que se sentía bien.
Así que estaba decidido a hacerlo confesar aquello aunque fuese una sola vez.

Intentaría algo diferente.

Tomó un papel y escribió con letra clara el mensaje que debía entregar. Entonces apenas lo vio avanzar por el pasillo, caminó directo hacia él, pasando a un lado, pero chocando con él.
Draco le miró con expresión confundida e incluso pudo decir que algo molesto.

—Ando distraído, lo siento Malfoy.

Pero mientras decía esto, se hacía a un lado para "dejarlo pasar", no sin antes logrando colocar la nota en la mano del rubio, quien al sentir el toque inmediatamente se alarmó.
Harry pudo jurar que la pálida piel de sus mejillas había tomado cierto color rosa.

La escena no duró más de unos segundos, y luego Harry continuó por el pasillo hacia el lado contrario del rubio.

En la nota, el moreno había indicado exactamente el lugar y la hora de ese mismo día.

Cuando se hizo la hora deseada, Harry agradeció con todo su corazón el tener la capa de invisibilidad de su padre. Si no fuera por ella, ni siquiera hubiera intentado salir de su cuarto.
Rogaba por la asistencia de Malfoy a su encuentro "casual".

Cuando había llegado afuera de la sala de menesteres vio a Draco de pie apoyado contra una pared, parecía impaciente.
La imagen de Draco impaciente, de brazos cruzados y con el ceño fruncido, por alguna razón se le hizo preciosa a Harry, quien se quitó de encima la capa y le sonrió a medida que se acercaba.

—Potter, llegas tarde.
—Claro que no, tú llegaste muy temprano, que impaciente.

Y en el poco tiempo que el rubio había rodado los ojos, Harry se había acercado a él , quitándole el aliento en un suave beso. Cuando vio que no se separaría, cerró sus ojos y disfrutó el momento.

Draco sentía que podía pasar así toda la noche si era necesario, pero entonces el moreno se separó, y le dedicó una sonrisa, pero no fue hasta que desvió la vista cuando vio la puerta que había aparecido justo en el medio del pasillo.

—Eso no lo vi venir. — Susurró Draco, provocando la risa del contrario.

—¿Vienes?

Y por alguna razón, Harry extendió su mano, que fue bien recibida por el rubio, quien le siguió dentro de la habitación.

Baño de prefectos - Drarry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora