Capítulo 8: esquizofrenia y lágrimas.

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Esa noche vuelve a concienciarse de lo que tiene que hacer, porque aunque Yoongi le haya pedido que lo deje en paz, sabe que eso no le excluye de cumplir con su parte del trato. Intenta convencerse de que no es tan malo, de que será un rato y de que incluso pueda disfrutar. Pero no lo consigue. ¿Cómo iba a disfrutar sabiendo que si no hubieran hecho ningún trato, él abusaría de él igual? No es una persona en la que se pueda confiar. Es una persona repugnante a la que odiará toda su vida.

Aun así, tiene que cumplir y debe hacerlo ya. Suspira profundamente e intenta borrar de su mente todos esos pensamientos y verlo como una cita con un desconocido, alguien que todavía no ha tenido tiempo de arruinarle la vida. O mejor, como la persona que lo está ayudando a descubrir el paradero de Hoseok. Sus compañeros no están, Namjoon no ha vuelto en todo el día y los demás están cenando, así que esta vez puede ahorrarse las preguntas indiscretas.

Sale de su habitación notando cómo le tiemblan las piernas, descubriendo que es peor a medida que se acerca al dormitorio de los chicos del nivel 3. Vigila a cada uno de sus pasos que nadie lo siga, y toca nervioso a la puerta cuando está frente a ella. Es Yoongi quien le abre y quien se sorprende de verle allí.

-¿Qué quieres?

-Te dije que esta noche cumpliría- murmura muy a su pesar. -¿Me dejas pasar o quieres que me vuelvan a castigar por tu culpa?

Yoongi se aparta de la puerta y lo deja pasar sin decir ni una palabra. Como imaginaba, él también está solo. Es la hora en la que todo el mundo baja al comedor, así que no le extraña. El mayor cierra la puerta cuando ya está dentro y su corazón comienza a latir desbocado por los nervios y el miedo. Sabe que no podrá volver a mirarse en el espejo sin sentir un asco tremendo de sí mismo, pero no puede hacer más.

Yoongi se acerca a él cuando ya están protegidos del mundo exterior. Ese escalofrío aparece de nuevo recorriéndole el cuerpo y estremeciéndole por completo. Cierra los ojos con fuerza, no puede, pero tiene que hacerlo. Piensa en Hoseok, piensa en Namjoon y piensa en sí mismo. Siente la yema de los dedos de Yoongi sobre su mejilla antes de que su aliento choque débilmente con su cara. Espera con el corazón acelerado a que sus labios toquen los propios, quiere que todo se acabe cuanto antes...

Pero lo único que siente es cómo Yoongi se aleja de él con una risa amarga. Abre los ojos confundido y lo ve frente a él con las dos carpetas en la mano, y unos ojos enrojecidos de los que antes no se había dado cuenta. Traga saliva sin saber que pasará a continuación.

-Cógelas y lárgate- le tiende las carpetas- No te quiero volver a ver, chico nuevo.

Jimin no sabe qué hacer, no sabe si se trata de un truco que más tarde tendrá que pagar o está hablando de verdad. Toma las carpetas con manos sudadas y temblorosas, esperando que de un momento a otro Yoongi cambie de opinión y las retire de su camino. Pero no es así, se las da sin problemas.

-Te he dicho que te largues.

Y él quiere largarse, es lo único que quería hacer, pero por algún motivo no puede moverse de allí, quizás porque el cambio tan brusco de actitud o su evidente sollozo antes de que él llegara no pueden indicar nada bueno. Debería darle igual, todo lo que le ocurra se lo tiene más que merecido, pero simplemente no puede moverse de allí.

-¿Estás bien?

-¡Que te largues, por la mierda!- le grita volviéndose de nuevo- y por tu bien más te vale que esas carpetas estén en su sitio en menos de una semana. No vuelvas a cruzarte en mi camino.

Vuelve a darle la espalda y Jimin no se lo piensa ni un segundo más. Sale de la habitación corriendo, con el corazón en un puño y la respiración entrecortada.

Dove || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora