Capítulo 12: cicatrices, moratones y sangre seca.

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Parece imposible que así sea, pero tiene frío. Solo escuchar el golpeteo de la lluvia contra el techo y las paredes le hacen tiritar. Pensaba que la ventaja de estar allí encerrado sin nada de ventilación podría ser que se libraría de las bajas temperaturas, pero estaba equivocado. Al ser una estancia tan grande y estar solo, quizás incluso se nota un poco más. Se acurruca sobre sí mismo contra el rincón y se abraza frotándose los brazos en un intento inútil de infundirse calor. Está claro que si no muere a golpes, morirá de frío.

Además está preocupado. Yoongi lleva demasiado tiempo sin venir, está seguro de que el 13 de noviembre ya ha pasado y él no ha aparecido por allí para darle noticias de Taehyung ni de nada. Y es raro después de que fuese a verle cada noche. De alguna forma y sin saber por qué su compañía le agradaba, le hacía sentirse un poco menos solo. No por eso lo odiaba menos, simplemente necesitaba un contacto humano que no fuese demoledor para todos sus huesos, la compañía de alguien con sus mismos intereses, e incluso él le servía. Más aún cuando había dado un cambio tan radical, cuando no lo buscaba ni lo tocaba y simplemente le hablaba amablemente, contándole hasta las trivialidades más absurdas.

Pero por lo visto ya se ha olvidado de él y de su plan de sacarlo de allí. Se habrá arrepentido, habrá llegado un chico nuevo que le interese más que él. Al fin y al cabo, él es quien se empeña en hacerle ver que allí están solos y que no deben fiarse de nadie. Pues supone que eso se extiende hasta él también. O, mejor dicho, a él más que a nadie. Aunque hace tiempo que dejó de verlo como su acosador para pasar a su última esperanza, no puede olvidar que algún momento fue eso, un acosador que le arruinó la vida aunque ahora intente salvarla. Bueno, o lo haya intentado días atrás.

Es desesperante no saber nada de lo que ocurre, pero saber que algo ha ocurrido. Ha visto las heridas de Heechul y las ha visto después del 13 de noviembre. Por supuesto, no ha preguntado, pero ha tenido que morderse la lengua para no hacerlo. No puede con tanta incertidumbre, no puede estar allí aislado de todo sin saber absolutamente nada.

Y allí, en el frío, en el silencio y en la soledad más absolutos, el tiempo pasa aún más lento de lo que ya era dentro del internado. No es consciente de cuando es de día ni de noche, no es consciente de si es la hora de comer o de si fuera hace un sol radiante y el frío es solo su imaginación. No es consciente más que de esas cadenas que lo mantienen prisionero como el más vil delincuente. No es justo que tenga que estar allí cuando no hizo nada y aún le cuesta ver el lado positivo, como ha intentado hacerle ver Yoongi, pero supone que se ha librado de esas malditas terapias por un tiempo. Antes lo llevaba mejor, es inevitable que se acuerde de él, porque realmente le aliviaba tener alguien con quien hablar y no volverse loco, le agradaba su compañía y se asustaba cuando el muchacho tenía que irse por quedarse nuevamente solo. Ahora no tiene a nadie con quien desahogarse o quejarse, con quien discutir sobre cualquier tontería, con quien hacer que el tiempo pase más deprisa. Ahora Yoongi lo ha dejado más solo de lo que ya estaba y en vez de odiarle un poco más por ello, está preocupado e incluso lo echa de menos aunque sabe que no debería, porque esto es solo una etapa, que se siente culpable y que probablemente vuelva a las andadas cuando lo saquen de allí. Es estúpido que se sienta desplazado por un supuesto chico nuevo que no sabe ni siquiera si existe.

Apoya la cabeza en la tubería a la que está encadenado y suspira cerrando los ojos e intentando dormir. Duerme a intervalos, siempre tiene la sensación de que de un momento a otro llegará un guardia a darle su correspondiente castigo del día, que suceden tan a menudo como las veces que come al día. Su cuerpo está lleno de cicatrices, moratones y sangre seca y no tan seca de cada una de las palizas que recibe.

Por eso cuando escucha la puerta su tranqiulidad en la más absoluta soledad se rompe y se mantiene alerta, deseando que sea Yoongi y no uno de sus guardias. Jamás pensó que pudiera desear ver a Yoongi en algún momento de su vida. Pero no es él, es Heechul alumbrando el lugar con una linterna y hablando en susurros con alguien que no le responde.

Dove || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora