Capítulo 3

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Eran ya las tres de la madrugada cuando ella se despertó y le vio. Estaba en el sillón en el que se había pasado todo el día y ahora la noche, con ella. Igual que en su silla de la comisaría , en la cual le hacía compañía cuando no había ningún caso. Tenía una postura con la que se notaba que estaba incomodo, pero sabía que el no se quejaría aunque estuviera retorcido en ese infernal asiento. Estaba realmente adorable así, dormido. Después de dormir tanto durante el día no tenía nada de sueño, así que se dedicó a observarle, ver su pecho subiendo y bajando lentamente y hacer una mueca de vez en cuando, se pasaría la vida simplemente viéndole. Cuando se dio cuenta de sus pensamientos sonrió. Claro que quería estar así el resto de sus días, con él y, en vez de sentir miedo por ello, se sentía feliz. Llevaba como una hora observando como dormía y abstraída en sus pensamientos cuando notó como el escritor intentaba cambiar de posición y al estar sentado en tan reducido espacio, este se resbaló del asiento y terminó en el suelo, y Kate al verlo no pudo evitar soltar una gran carcajada.

Muy graciosa. Refunfuñó el escritor aún adormilado. Tu ríete, pero me he hecho daño. Dijo haciendo un puchero mientras se levantaba del suelo.

¿Enserio? Dijo la detective preocupada. ¿Estás bien, donde te has hecho daño? Dijo acelerada mientras intentaba ayudarle a levantarse, pero sin fuerzas.

Me he hecho daño en el orgullo. Dijo convirtiendo el puchero en una sonrisa al ver la preocupación de la detective.

Muy bonito, me habías asustado. Respondió frunciendo el ceño, intentando no sonreír.

Lo siento. Es que me ha encantado que te preocuparas así, solo me he caído del sillón. Dijo sentándose de nuevo.

Es que no es sólo que te hayas caído, te tiene que doler todo de dormir ahí. Hace un rato estabas hecho un nudo.

Inspectora, me estaba observando mientras dormía. Dijo él con un tono sugerente intentando hacerla de rabiar.

Pues… Bajó un poco la vista para que no viera lo sonrojada que estaba. Sí. Dijo simplemente. Y había pensado en hacerte un hueco en la cama para que no estuvieses tan incomodo, pero por el susto que me has dado me lo he pensado mejor. Le soltó al escritor de repente sonriendo aún un poco sonrojada, y le miró para ver la cara que se le quedó a Rick, que era un poema. Una mezcla de niño enfadado y cachorrito abandonado.

No es justo. Dijo este. Sólo ha sido una pequeña broma. Tú te has reído cuando me he caído. Creo que eso es un empate.

No sé. Dijo haciéndose la dura. Al ver el nuevo puchero que hacía el escritor se hizo a un lado en la cama. Éste se quedó con la boca abierta, pensando en la clara invitación de Kate, y en cuanto volvió en sí se sentó en la cama.

Estás segura? Dijo girándose para mirarla a los ojos. No me importa dormir en el sillón, no quiero que tu estés incomoda.

A mí sí me importa que duermas ahí, y es imposible que este incómoda contigo cerca. Le dijo a Rick, acabando la frase en un susurro.

Bien. Le contestó bajando el tono como había hecho ella.

Se quitó los zapatos y se fue tumbando a su lado, intentando no invadir la cama y cuando terminó de acomodarse boca arriba notó como ella se acercaba hasta posar su cabeza sobre su hombro y su mano sobre su pecho. Estaba en el cielo, pero estaba demasiado cansado como para disfrutar lo que le estaba ocurriendo y en apenas un par de minutos estaba dormido bajo la dulce y atenta mirada de Kate.

Se despertó cuando sintió que su compañera de cama se movía buscando una nueva postura, abrió los ojos y la vio sonriente observando como poco a poco se iba despertando.

Buenos días. Susurró ella, mientras le acariciaba el pecho suavemente.

Despertando así, todos los días serían buenos. Le dijo sonriendo tontamente, aún adormilado. Ella rio por lo bajo con su comentario.

¿Despertando en una incómoda cama de hospital, compartida, y después de dormir doblado en un sillón, y durmiendo más bien poco? Le contestó sonriendo.

Bueno, de todo lo que has dicho, me quedo con lo de compartir cama contigo. Y vio como ella sonreía y se mordía el labio, mirándole a los ojos muy directamente. ¿Qué pasa? Preguntó el escritor.

Nada. Respondió bajando la mirada. Es que, me da algo de vergüenza.

Oye, soy yo, puedes contarme lo que quieras. Le dijo incorporándose en la cama, ella le imitó.

Se miraron un momento a los ojos y Kate elevó su mano hasta acariciar la mejilla del escritor y lentamente se acercó besándose dulcemente, sin prisa. Esto pilló a Rick impresionado, pero enseguida correspondió al beso, llevando su mano a la nuca de Kate, acariciándola desde la parte trasera del cuello hasta la espalda y vuelta a empezar. Ambos se separaron sin aliento pero sonriendo ampliamente.

Tenía unas ganas locas de besarte. Le dijo sonriendo al escritor.

No quiero que te guardes ningún beso, siempre que sean para mí. Le respondió riendo. Enserio Kate, bésame, abrázame, acaríciame o lo te apetezca en cada momento. No voy a rechazar nada que venga de ti. Le dijo bajando la voz, mientras le acariciaba ambas mejillas con sus manos y la miraba a los ojos.

Por respuesta el escritor recibió un corto beso y a la detective acurrucándose entre sus brazos. Entonces llamaron a la puerta, se separaron y Rick se levando rápidamente de la cama, sentándose en el odioso sillón y el doctor entró para ver como iba y darle el alta.

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