Capítulo 8

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Ambos se estaban dejándose llevar por el deseo que sentían por el otro, el cual lógicamente se incrementó al encontrarse los dos en la bañera. El escritor recorría el cuerpo de su musa con mimo y pasión y ella se dedicaba a sentir las caricias de éste y a besarle y mordisquearle el cuello y los labios. Sus respiraciones estaban aceleradas y Kate suspiraba y dejaba escapar ligeros gemidos.

Creía que te apetecía un baño relajante. Dijo Rick con la voz entrecortada.

Y me estoy relajando. Cerró los ojos al notar como descendía una mano del escritor donde más le necesitaba.

Tal vez estaríamos más cómodos en la cama. Dijo masajeando el clítoris y haciendo que Kate soltará un pequeño grito.

No pares ahora. Respondió muy excitada moviéndose intentando sentir más las caricias de Rick.

Él la masturbó lentamente, notando como se retorcía y se tensaba al acelerar en ciertos momentos y cuando supo que estaba al borde del abismo aumentó la velocidad haciendo que gimiera sin aliento al llegar al orgasmo. Rick siguió acariciándola dulcemente y la besaba esperando a que se recompusiera.

¿Todo bien? Le preguntó el escritor, a lo que la inspectora respondió con una gran carcajada.

¿De verdad lo preguntas Castle? ¿Necesitas que te ponga nota para subirte el ego? Dijo riendo.

En realidad me preocupaba que te hubiera hecho daño. Respondió algo serio.

Oh, Rick, lo siento. Yo… Dijo culpable girándose quedando cara a cara con él. Pensé que bromeabas, lo siento de verdad. No estoy acostumbrada a que se preocupen tanto por mí. Dijo acariciando su mejilla. Ha sido increíble. Gracias. Dijo sonriendo aunque un poco ruborizada.

No tienes que darlas, ya lo sabes. Y menos por algo así. Dijo abrazándola. ¿No te he hecho daño de verdad?

No, para nada.

¿Y te ha gustado? Dijo esta vez con una sonrisa de lado y una ceja levantada.

Ella se acercó a su oído y le susurró. No sabes cuanto. Pero no hemos terminado por lo que noto porque la que va armada soy yo y lo que me estoy clavando no es mi pistola, ¿cierto? Sonrió pícara con los ojos oscuros de un renovado deseo.

No es tu pistola, pero también es un arma peligrosa. Dijo ronco al notar la mano de su musa acariciando su torso mientras bajaba por su abdomen. Pero si quieres probarla será mejor que vayamos a tu cama. Dijo cogiendo la mano de Kate y besándola antes de ayudarla a salir de la bañera.

Cuando salió Rick ella ya llevaba una toalla entre sus manos, la cual le pasó al escritor que usó para secarla a ella, con mucho cuidado en las zonas heridas. Ella se dejaba hacer sonriendo al observar la cara de concentración con la que la cuidaba. Después de estar ambos secos se dirigieron al dormitorio donde Rick tumbó a Kate en la cama y se dedicó a besar cada milímetro de piel de la inspectora.

No te muevas, solo disfruta. Le susurró cerca del oído.

Cuando su boca llegó a los labios de su amada la besó con amor y se separó para colocarse la protección. Cuando se encontraba de nuevo sobre ella la miró a los ojos, esos ojos que le devolvían una mirada llena de amor, excitación, ternura y felicidad, y mirando esos ojos la hizo el amor como nunca lo había hecho y como tantas veces habían soñado. La llevó al cielo, la hizo gritar y sudar. Se besaban, lamian, mordían mientras experimentaba tal placer que por un momento sentían que flotaban hasta que llegaron al clímax y cayeron exhaustos, uno al lado del otro, boca arriba intentando recuperar el aliento

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