Capítulo 9

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Después de cenar, Alexis, Rick y Kate se acomodaron en el sofá y Martha en un sillón contiguo y hablaron durante un rato, hasta que el escritor notó como Kate se iba quedando dormida sobre su brazo, lo cual le hizo sonreír y las pelirrojas, aunque hacían como si no prestaran atención no se perdieron detalle.

Kate. Le susurró acariciando su mejilla. Vamos a dormir.

Kate hizo un ruidito que a Rick le pareció adorable y se revolvió abrazando el brazo del escritor. Ya estoy durmiendo. Refunfuñó.

Venga cielo, a la cama. Dijo rozando su cuello con la yema de los dedos.

Vale, pero para que me haces cosquillas. Le dijo escondiendo el cuello algo más espabilada.

Uy, detective, ¿he escuchado bien? ¿Tiene cosquillas? Dijo bajando el tono de voz hasta hablarle al oído.

No. Contestó rápidamente notando como el escritor acercaba su mano para volver a hacerla cosquillas. ¡Rick, ni se te ocurra! Gritó mientras se levantaba del sofá sonrojándose ante la nada disimulada mirada de Alexis y Martha. Me voy a la cama, buenas noches a todos. Y se dirigió al dormitorio.

Voy a… No terminó la frase cuando su madre le cortó.

Si hijo, ve, yo me voy también a la cama, ¿vienes Alexis?

Si, claro. Buenas noches papá. Dijo besándole en la mejilla para subir las escaleras siguiendo a su abuela.

Rick fue hasta la puerta de su dormitorio, el cual tenía la puerta un poco abierta, pero esperó un momento antes de entrar pensando en que decir. Empujó la puerta y se asomó, viendo a Kate ya metida en la cama. Estaba tumbada de lado, en mitad de la cama. Él se desvistió y se puso un pantalón de pijama en silencio, y se metió en la cama despacio, quedando frente a frente. Se acercó a ella besando su mejilla y acarició su brazo, desde el hombro hasta la mano y entrelazó los dedos con ella, que abrió los ojos y lo miró con una pequeña sonrisa.

¿Te has enfadado? Le preguntó con cara tristona.

Kate le miró mordiéndose el labio, pensando en lo mono que estaba. No me he enfadado, no me gustaba por donde ibas.

Si no te gusta que te haga cosquillas me lo dices y ya, pero no te vayas. Dijo aún haciendo un puchero.

Te lo he dicho y no has parado, y no es que no me gusten. Dijo intentando no mirarle.

Si no te has enfadado y no es porque no te gusten las cosquillas. ¿Entonces porque te has ido tan deprisa? Le preguntó confuso.

Porque me estaba durmiendo en el sofá y tu mismo me has dicho que me fuera a la cama… Y vio la cara del escritor que levantaba una ceja en una mueca de no creerse nada. Y porque… Empezó a decir, cada vez más colorada de la vergüenza. Tal vez me gustaba demasiado lo que hacías y me incomodaba que estuviera tu familia delante. Le dijo bajito mirándole a los ojos.

Oh, vaya. Ni se me había ocurrido. Dijo primero algo sorprendido y en cuanto comprendió a que se refería su ego se agradó rápidamente y en su cara apareció una sonrisa burlona.

No te rías, lo he pasado muy mal. Dijo frunciendo el ceño. Rick se la quedó mirando atontado. ¿Qué? Le dijo aún algo mosqueada.

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