Capítulo 11

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Aquí os dejo el siguiente capítulo de la historia. Siento haber tardado tanto en actualizar, intentaré no tardar tanto con el próximo capi. Espero que os guste ;)

Tenía la piel erizada, en un escalofrío continuo provocado por la intensa mirada del escritor, que se mantenía sobre ella. Notaba la respiración entrecortada y los latidos de su corazón se habían descontrolado. Nunca había sentido todo eso con tan poco. Una mirada. Una mirada de un azul profundo que nada tenía que ver con la mirada cristalina que la hacía sentir segura y en paz. Esta mirada oscura la hacia sentir la mujer más deseada de la faz de la tierra, y eso sólo lo había logrado él. Esperaba con los labios entreabiertos los besos que no llegaban, la estaba torturando acercándose lentamente a su boca sin llegar finalmente a la meta. Cuando parecía que por fin iba a saborear de nuevo esos labios él, con un rápido movimiento, hundió su boca en su cuello, haciéndola suspirar, no sabiendo si era por la rabia de un beso que no fue o por el placer que le producían sus labios en ese punto que habían descubierto, era su perdición.

No necesitaban palabras, se comunicaban a base de suspiros y gemidos de placer y sollozos y gruñidos de desesperación. Mientras notaba la lengua y los dientes del escritor bajando por su cuello y sus manos trabajando el resto de su piel, por el muslo y abdomen bajo su pijama, no podía hacer otra cosa que arañar su espalda mientras intentaba deshacerse de su camiseta, y elevar una de sus largas piernas para producir una fricción en la zona más sensible de Rick que solo hizo que la necesidad de sentirse piel con piel fuera creciendo.

La ropa voló por la habitación sin casi separarse unos centímetros del cuerpo cálido que deseaban complacer, y ya, libres de barreras, fueron conquistando palmo a palmo la piel del otro con sus manos y dedos urgentes, bocas y lenguas hambrientas y dientes y uñas despiadadas.

Entonces todo se volvió borroso. Su respiración entrecortada por la excitación se tornó más errática hasta el punto en el que notaba su pecho arder, un dolor tan agudo que no pudo evitar verse en el cementerio, ya que, igual que cuando le dispararon, unos ojos azules la miraban, una mirada de verdadero pánico. Podía oír la voz de Rick, aunque no conseguía distinguir lo que le decía.

Kate, Kate. Respira, por favor. Relájate. Suplicaba sin saber que hacer para ayudarla, sin dejar de acariciar su rostro y su cabello, intentando que se relajara.

Veía como su cara que hasta hace unos minutos reflejaba placer y deseo se contraía de dolor, mientras mantenía una mano en el pecho buscando aliviar la presión que le apretaba el pecho. Poco a poco su semblante se fue relajando al mismo tiempo que volvía a respirar profunda, y cada vez, más lentamente. Entonces Rick apoyó su espalda en el cabecero de la cama y atrajo el cuerpo de Kate sobre su pecho, y se dedicó a besar su cabeza y dejar caricias en su espalda, brazos, y donde llegasen las yemas de sus dedos. Notó que ya respiraba con normalidad, pero se quedaron así un rato más.

Sintió gotas resbalar por su pecho y enseguida supo que ella lloraba. Bajó su mirada y la miró mientras con su mano en el mentón levantó su cara para que le mirara.

Hey. Susurró. Ya está. Dijo secando sus mejillas con el pulgar. No llores, por favor.

Lo siento. Murmuró ella casi sin voz. Lo siento mucho. Sin dejar de llorar.

Shhhh. No te disculpes. Está todo bien. ¿Vale? Dijo mirándola a los ojos. Sólo tenemos que esperar un poco para… hacer esfuerzos. Dijo intentando quitarle importancia a la situación.

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