Llegaron al loft sobre las 12 de la mañana. Ella estaba algo nerviosa, no sabía si la madre y la hija del escritor sabían que se quedaría allí y no tenía muy claro si les resultaría incómoda su estancia en el hogar de la familia, pero ahora no quería pensar en eso. Al poco de que le quitaran la vía por la que le suministraban los calmantes le empezó a doler todo. Le dijeron que era normal, le recetaron unas pastillas pero le dijeron que aún así le molestaría el pecho y el costado, por donde le habían operado. Según entró por la puerta se fue directa a sentarse al sofá, estaba molida. El escritor se acomodó a su lado y le dijo:
He pensado que duermas en mi habitación, así no tendrás que subir escaleras. Yo puedo dormir en la habitación de invitados.
¿Y si necesito algo durante la noche? Le dijo mientras levantaba la cabeza levemente del respaldo para mirarle.
Es verdad. Se recostó sobre el respaldo, igual que estaba Kate, girando la cabeza hacia ella. Puedo dormir aquí en el sofá, o en que tengo en el despacho y así me llamas si necesitas algo.
¿Y si necesito esto? Dijo colocando la cabeza sobre su hombro y abrazándose al cuerpo de Rick, el cual la abrazó con cuidado para no hacerla daño y sonrió después de dejar un beso en su pelo.
Entonces supongo que me tendrás que hacer un hueco.
Es tu cama, serás tu el que me tenga que dar permiso para dormir contigo. Acarició el costado del escritor y besó su pecho sonriendo ampliamente.
No sabía que era usted tan cariñosa detective. Pero puede estar tranquila, mi cama es su cama.
Si te soy sincera no soy una persona demasiado cariñosa, pero tengo que reconocer que es genial estar así, abrazados, tranquilamente. Dijo algo sonrojada, pero apretando más al escritor entre sus brazos.
Pues me encanta esta faceta tuya que no conocía, y me pasaría el día así, pero tendría que preparar algo de comer, y me voy a tener que levantar. Dijo tristemente mientras hacía el amago de levantarse.
También podríamos pedir algo de comer. Le contestó sujetándole mientras le ponía ojitos de cordero degollado.
¡Increíble! ¿Me estás poniendo ojitos? Debes saber que eso lo inventé yo, conmigo no funciona Kate. Reía de forma malvada.
Entonces Kate se acercó lentamente a la cara del escritor, que la miraba sorprendido pero derritiéndose ante la mirada de su musa, que rozó sus labios con los suyos sin llegar a besarle mientras le susurraba:
Estás seguro de que no puedo convencerte de que pidamos algo de comer y nos quedemos en el sofá un ratito.
Dios Kate, podemos hacer lo que tu quieras. Le contestó impaciente esperando el ansiado beso.
Kate le dio un corto beso y se separó de él sonriendo mientras alcanzaba el teléfono y se lo daba a Rick, que le lanzó una mirada asesina mientras ella lanzaba una gran carcajada.
Eres tan fácil Castle. Rio mientras el escritor pedía la comida con gesto enfadado.
Y tú eres malvada. Le contestó bajito mientras esperaba que le atendieran al teléfono.
Ella se tumbó en el sofá, estirándose y acomodando las piernas sobre el regazo del escritor, quien al sentirla le sonrió mientras hacía el pedido de comida y con su mano libre acariciaba las piernas de su musa. Al notar el contacto de las manos de Rick cerró los ojos y se relajó hasta tal punto que terminó con quedándose dormida. Así los encontró Alexis diez minutos después, que llegaba de clase hambrienta y cuando fue a saludar a su padre, él le hizo señales para que no hiciese ruido y se acercara. Al dar la vuelta al sofá sonrió divertida a ver a la dura inspectora dormida en su sofá con las piernas sobre su padre. Besó la mejilla de su padre y se sentó en el reposabrazos al lado de su padre.
¿Se queda con nosotros? Preguntó a su padre bajito.
Bueno, sí, si no os importa, necesita reposo y ayuda… Le contestó nervioso.
Vale. Dijo la pelirroja. Eso significa que estáis…
Eso creo. Bueno si, al menos estamos intentándolo. Le explicaba a su hija, temiendo como se lo tomaría. ¿Te parece mal o te molesta? Preguntó un poco asustado.
Sé que te hace feliz, así que me parece estupendo. Además ella genial y en el fondo sabía que terminaría ocurriendo. Susurró feliz a su padre.
Es muy importante para mí que te lo tomes así, gracias. Dijo entusiasmado abrazando a su pequeña.
Rick, al abrazar a su hija movió las piernas de Kate, y ésta al notar el cambio de postura se removió en el sofá aún con los ojos cerrados.
Ya ha llegado la comida. Preguntó adormilada incorporándose en el sofá, encontrándose al abrir los ojos a su escritor abrazado a Alexis. Ho, hola Alexis.
Hola, siento que te hayamos despertado. Dijo soltando a su padre.
No te preocupes, no sé ni cómo he podido dormirme. Dijo echándose la mano al costado con una mueca.
¿Te duele mucho? Preguntó Rick preocupado.
Bastante. Pero en cuanto comamos podré tomarme un calmante.
La comida tiene que estar a punto de llegar, iré poniendo la mesa. Dijo levantándose y dirigiéndose a la cocina.
Según se levantó Rick del sofá Alexis se dejó caer en el hueco que dejó éste y miró a Kate muy seriamente y le dijo:
Espero que le cuides y no le hagas daño. Dijo bajo para que su padre no le oyera.
Oh, dios, Alexis. Yo no quiero hacerle daño. Le dijo angustiada. Puede que haya tardado en decidirme pero quiero estar con él, enserio, yo le quiero muchísimo y…
Perdón. Dijo la pelirroja riéndose con ganas. No he podido contenerme. Tranquila Beckett, sólo era una broma. Dijo viendo la cara que se le había quedado a la detective.
Joder, ya te vale Alexis. Que susto me has dado. Dijo respirando de nuevo. Pensé que ya me odiabas.
¿Cómo te voy a odiar? Si desde que mi padre trabaja contigo mírale. Dijo girándose para ver como su padre ponía la mesa tarareando y con una gran sonrisa.
Bueno, siempre ha sido así de alegre, yo no he tenido mucho que ver. Le dijo mientras las dos miraban al escritor, que al darse cuenta de que sus dos chicas le observaban desde el sofá les sacó la lengua y les hizo un par de muecas. Y de eso tampoco tengo la culpa. Dijo rodando los ojos y se volvía para sentarse bien en el sofá.
Bueno, tal vez tengas razón Beckett, pero yo le veo más contento. Dijo imitándola al sentarse.
Por favor, llámame Kate. Y puede que sea cierto porque yo también estoy más feliz desde que él esta en mi vida. Se sorprendió a sí misma al reconocer eso a la hija del escritor, pero sonrió al darse cuenta de la gran verdad que acababa de confesar.
En ese momento sonó el timbre y Rick, que ya había terminado de poner la mesa, fue rápidamente a atender al repartidor y a servir la comida en la mesa. Los tres comieron con apetito hablando animadamente y al terminar Kate se tomó la medicación y se acomodaba de nuevo en el sofá, mientras padre e hija recogían y fregaban los cacharros. Al acabar se sentaron en el sofá, quedando el escritor en medio de las dos mujeres más importantes de su vida, las cuáles se acomodaron cada una en uno de sus hombros dispuestos a relajarse cada uno en sus pensamientos.
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El Comienzo
Fiksi PenggemarKate Beckett. Richard Castle. Un disparo. Una declaración de amor. Lo que habría pasado si Kate no fingiese la amnesia.