P (de pasión)

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Supe que ella me gustaba en cuanto apareció por el set. Sus verdes ojos lo iluminaban todo y su sonrisa tenía el poder de llenar cada hueco de mi alma. Era imponente. Cuando Alycia me miraba se apropiaba de mi cuerpo, así, sin darse cuenta, sin esforzarse, con esa naturalidad suya que, sin proponérselo, me acariciaba la piel. Cuando Alycia me hablaba, la calidez de su cercanía y de su aliento, me hacían perder el hilo de la conversación, en la que casi siempre yo solo era capaz de introducir monosílabos y sonrisas, muchas sonrisas, como si ellas pudieran enmascarar el desbaratamiento que me invadía. Con ella, todo era siempre nuevo. E intenso.



Al acabar la segunda temporada de The100 yo ya sabía que su recuerdo envenenaría mis sueños y en los albores de la tercera temporada, estaba segura de que no iba a poder sobrevivir lejos del olor dulzón y fresco de su piel, ni mucho menos lejos del embrujo de su mirada. Y me tuve que convertir en acróbata de sentimientos, en saltimbanqui del amor, en volatinera de emociones y titiritera de pasiones, así, sin red, con saltos mortales y riesgos asumibles e inasumibles.



-¿Te apetece volver al hotel dando un paseo? -le dije a Alycia. Me había quedado a esperarla fuera de su caravana a que terminara de desmaquillarse y cambiarse de ropa.

-Claro -respondió.

-¿Qué tal estás? -pregunté mientras caminábamos-. Hoy te has emocionado mucho en el rodaje.

-Espero no haberte incomodado -bajó la cabeza pensativa-. Mientras rodábamos la escena del beso, me ha dado por pensar que debo abandonar la serie y la verdad es que no he sido capaz de contener una lágrima -comentó-. ¿Te ha molestado? Si es así, lo siento...

-En realidad, no solo no me ha molestado, sino que me ha emocionado mucho también. -Ahí iba la cabeza del proyectil; pero una vez que la bomba estuviera suelta, tendría que dirigirla. Solo esperaba que, si no acertaba en el objetivo, como deseaba, fuera capaz de contener los daños-. Ha sido muy bonito ver cómo te emocionabas. Me ha gustado muchísimo el beso.

-Si, bueno, la escena ha quedado bien, creo -dijo frunciendo el ceño.

-No hablo de la escena, Alycia, hablo del beso -insistí.

-¿El beso? -dijo desconcertada.

-(Allá iba yo,  reina de los Kamikazes, acróbata de sentimientos,  saltimbanqui del amor,  volatinera de emociones y titiritera de pasiones, allá iba yo, a tumba abierta y a pecho descubierto, que en mi caso era mucho descubrir) Sí, Aly. Me ha gustado mucho sentir la urgencia de tus labios sobre los míos , tu aliento en mi boca y el temblor de tu barbilla acariciando los bordes de mis mejillas. Me gustas, Alycia, mucho. Muchísimo , en realidad. Y me muero por volver a besarte, por volver a sentir la calidez de tu cuerpo abrazado al mío... -contuve el aliento.



Y me sobresalté cuando se paró en seco. Incapaz de despegar mis ojos del suelo, me resigné a encajar su rechazo. El tiempo pasaba exasperantemente lento mientras mi cuerpo languidecía a la espera de su respuesta. La sentí pararse delante de mí y enseguida, su mano bajo mi barbilla me obligó a levantar la cara, aunque sentía mis párpados tan pesados y temerosos que fui incapaz de abrir los ojos y encarar su mirada.



-Mírame -susurró y lentamente mis ojos fueron enfocando los suyos hasta perderse completamente en el brillo de su mirada. Leí rápido. Lo supe. Sus ojos me lo confirmaron-. Eliza, me robaste el alma el mismo día que te conocí -oí cómo el aire salía impelido de sus pulmones, con alivio. También estaba nerviosa. Y contenta. ¡Estaba tan contenta!-. No podía decidirme. No sabía qué hacer, si decírtelo, si no...me daba miedo perderte -leía cierta angustia en su mirada y clavé mis ojos en los suyos, sabiendo que sabría interpretar lo que ellos reflejaban. Efectivamente, se tranquilizó y vi curvarse su boca en una sonrisa-. Afortunadamente -dijo entonces- tú has sido más valiente que yo.

EL ALFABETO DE NUESTRO AMOR (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora