Capitulo 17

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Narra Alejandra

Mis oídos pitaban y una luz blanca me quemaba los ojos. ¿Donde estaba? ¿Que paso?
Comencé a abrir los ojos lentamente tratando de luchar contra la fuerte luz del techo, un poco mareada logré reaccionar completamente y vi que estaba en la camilla de un cuarto de hospital; tenía un par de cables con agujas pinchando mi brazo izquierdo y una máquina pitando detrás de mí.

Lentamente, para evitar los mareos que aun persistían, moví la cabeza hacia el sillón de la habitación para encontrarme con mi madre dormida en el al parecer era la única que estaba ahí junto con un ramo de flores que había en la mesa; tenía una pequeña nota así que acerqué mi mano para quitarla.

Hola Ale estás son para ti Espero que te recuperes pronto. J

Sonreír como tonta al darme cuenta que obviamente eran de Jimena, pero luego comencé a recordar todo lo que había pasado antes de Perder el conocimiento eso borro mi sonrisa. El enorme mensaje de mi papá amenazándome con que hablaríamos seriamente en la casa, según porque ya le habían dicho que tenía una "relación inhumana". Recuerdo que mi corazón se aceleró y que de pronto empecé a sentirme mareada después de eso no recuerdo nada.

Trate de sentarme pero un fuerte dolor de cabeza atacó, entonces decidí seguir recostada. No podía hablar, mi garganta se sentía seca, así que probablemente no podría avisar que ya estaba despierta.
Estaba aturdida y mareada, supuse que la mejor opción que tenía era volver a dormir, así que lo hice.

—Alejandra...Ale...— podía escuchar una voz a lo lejos, traté de abrir mis ojos lentamente y podía notar una sombra. Cuando por fin logré enfocar la imagen vi que era mi madre y un hombre que por la bata de hospital puede notar que era el doctor.

—Hija al fin despertaste— me dijo al momento que me abrazaba— ¿Como te sientes? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

Negué con la cabeza, iba a explicarle que no me sentía mal, pero el doctor hablo primero.

—Señora, lo mejor será hacerle unos estudios ahora que esta despierta. — indico el doctor invitando a mi mamá a salir.

—Claro...si, está bien— ella acepto y se acerco a darme otro abrazo. — Jimena está esperando por ti haya afuera— susurro cerca de mi oído, se separo con una sonrisa y salió.

Al oír eso no puede evitar sonreír, tanto que la enfermera me pregunto si estaba bien, ya que estaba demasiado sonrojada o algo así, raro, ya que por mi piel levemente morena eso casi no se notaba.
Me hiciera mas estudios, prueba de orina, sangre, me tomaron la presión y la temperatura; todo en mi estaba como debería estar, eso pensé hasta que entro el doctor.

—Alejandra dime ¿como te sientes? —pregunto al momento que se sentaba junto a mí.

—Bien, desperté con un leve mareo pero desapareció y yo creo que estoy bien así que tal vez... ¿ya podría irme?

— Sí claro que puedes irte, un par de papeleos más y podrás descansar en casa


— Genial—conteste, estaba desesperada por salir de ahí y poder ir a ver a Jimena, la extrañaba tanto, necesitaba hablar con ella de todo lo que había sucedido.

— Pero primero que todo, necesito que sepas que estás algo enferma, no estás del todo bien por eso debes descansar mucho—continuo.

— ¿De qué estoy enferma?— pregunté algo en seco no entendía, yo me sentía muy bien.

—Tu alimentación no ha sido muy buena estos días y eso ha causado que sufras anemia.

—Anemia...— susurre.

— Si. Por lo tanto tendrás que descansar cuando menos dos semanas y deberás tomar varias vitaminas, para que tu cuerpo se recupere por completo ¿está bien?

— Sí, seguro, estaré bien. Gracias

Después de esto el doctor salió; pasaron tal vez 15 minutos hasta que mis padres completaron el resto del papeleo y yo pude irme. Me sacaron tan rápido que no pude notar si Jimena se encontraba aun ahí.

De camino a casa sólo mi madre me preguntaba y me platicaba de lo que había pasado en el momento en el que estuve inconsciente y mi padre sólo se atendía a contestar un par de veces respuestas como "si" y "no" en ningún momento me dirigía la palabra, ni mucho menos la mirada. Sabía que estaba muy enojado, podía notarlo a metros.

Cuando llegamos a la casa mi mamá quiso darme mi celular y mis cosas pero mi papá la detuvo.

— No le des el celular, está castigada

— ¿Qué? ¿Por qué?— dije intrigada

— No te hagas la inocente— dijo levantando un poco la voz— es lo menos que mereces por tener una relación inhumana—.
Ahí estaban las palabras que se había guardado todo el tiempo que estuve en el hospital y todo el camino hasta aquí. Estaba molesta de que la mente de mi padre fuera tan cerrada, así que decidí no quedarme callada.

— ¡¿Castigada porque?! ¿Por querer enamorarme? ¿¡Por querer tener la mente más abierta que tú?!— yo estaba casi gritando y la cabeza había empezado a dolerme de coraje.

— ¡No te compares conmigo niña! soy tu padre debes obedecerme.

— ¡Claro que no me comparó contigo! porque yo no soy una maldita homofóbica ¡Y tu si!—
Hizo ademán de querer pegarme, pero mi madre se puso en medio de los dos y levantó ambas manos hacia él para detenerlo.

— ¡Basta ya! —Grito para callarnos— Ale acaba de volver del hospital y está cansada, luego tendrás tiempo de tus regaños— se volteo hacia mi — tu sube tu cuarto y descansa, después hablaremos.

Acate la orden rápido y más que molesta, no podía creer que mi padre fuera tan cerrado; ya en mi cuarto me recosté sobre la cama y fue ahí cuando todo mi coraje se convirtió en miedo. Miedo de que mi padre fuera capaz de hacerle algo a Jimena o a mí, con tal de separarnos.
Las lágrimas se hicieron presentes y un pánico enorme me cubrió por completo.

J&A[ChicaxChica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora