Vampire Romance [Drarry Fanfic]

16 • Salvando Hogwarts.

La cicatriz le dolía y ardía como nunca antes, lo cual ya sabía de sobra que significaba peligro. Volar a través de la trampilla debajo del perro de tres cabezas, esquivar el 'Lazo del Diablo' y abrir la puerta con la llave correspondiente fueron tareas sencillas, lo que no fue para nada sencillo era el juego de ajedrez mágico, Ron había sido herido al sacrificar su caballo para ganar y Hermione tuvo que quedarse a cuidarlo. Harry continuó solo.

Luego al final del pasadizo se encontró al otro lado, en la última habitación. Ya había alguien allí, pero no era Fernando. Tampoco era Voldemort.

Era el profesor Quirrell.

—¡Profesor! —exclamó Harry.

Quirrell sonrió como nunca antes, no había rastro de tic en su rostro.

—Potter. Así que volviste de tu misión y con nuevos poderes, mírate, eres todo un ángel.

—Pero... no entiendo ¿Qué está haciendo aquí? Usted debería... —dijo enredándose con sus palabras mientras sacaba la esfera de cristal de su bolsillo—, ¿cómo?

Quirrell volvió a sonreír, está vez burlón.

—¿En serio creíste que esa bola de cristal contenía a los profesores y alumnos dentro? Es sólo un objeto decorativo sin nada en especial.

Harry no podía aceptarlo. Aquello no podía ser verdad, no podía ser.

—¡Usted! —señaló con enojo—. Usted nunca le tuvo miedo a los vampiros ¡Era su aliado!

—Sí, ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell? Todos cayeron en mi trampa y ahora tú también lo harás.

Quirrell chasqueó los dedos. Unas pesadas cadenas cayeron del techo, Harry reaccionó a tiempo y voló hacia el profesor, una fuerte patada en el pecho bastó para empujarlo por el frío mármol un par de metros más adelante, cerca de un enorme espejo.

—Eres demasiado molesto para seguir viviendo, Potter. Paseándote por todo el colegio con tus amigos y arruinando mis planes, como en la fiesta de Halloween.

—¿Entonces usted fue el que dejó entrar al troll?

—Claro. Desgraciadamente, cuando todos andaban corriendo por ahí para buscarte, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso para ganarme de mano.

Hizo una pausa para incorporarse, con el enorme espejo a sus espaldas y mirando a Harry a los ojos.

—... también fui yo el que estaba en el bosque prohibido la noche de tu castigo, si no fuese por el tonto ese de Hagrid te hubiera matado allí mismo, con Fernando y Robbie, ellos han estado todo el tiempo conmigo...

Quirrell volvió a chasquear los dedos y toda la habitación fue iluminada por antorchas. A un costado de ellos se encontraba Fernando y Robbie, en su forma adulta de vampiros, sujetando los extremos de unas pesadas cadenas que contenían algo, u alguien.