Tranquilidad perturbada

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Siempre soy la primera en llegar a clase para limpiar mi asiento. Desinfectó mi pupitre completo. Pero esa vez alguien se me adelanta, un chico aparentemente nuevo, tirado en el asiento sucio con los auriculares puestos y durmiendo. Se encuentra en mi lugar, justo en el fondo. O mejor dicho en el de mi mejor amigo Dan. Me empiezo a sentir nerviosa por cuatro razones:

1. que nadie llega antes que yo al curso, nadie debe verme limpiando mi asiento, porque soy consciente de que eso es raro y no pretendo que se burlen de mí como toda la primaria;

2. mi rutina es exacta, que alguien aparezca ahora descompone lo que yo llamo rutina porque es así, me levanto con el pie derecho, como tostadas y tomo café sin azúcar ni leche, me visto y estrictamente me pongo una prenda amarilla que me da suerte, camino por la misma calle para llegar al colegio y soy la primera en estar en clase. Pero ahora está esta persona que es el caos de mi perfecta rutina;

3. en mi curso somos 22, con esta persona nueva seríamos 23 y eso significa algo horrible, porque odio los números impares.

4. no hay cuarta razón, pero tengo que fingir que si hay porque el número tres es impar y odio los número impares, aunque creo que ya lo dije.

Aprovecho que el chico duerme y no nota mi presencia para limpiar mi pupitre.

Al terminar me siento a su lado y le tocó el hombro con una birome, que luego pienso desinfectar, claro está. Nada. Toco de vuelta. Nada. Vuelvo a tocar y esta vez reacciona de golpe y violentamente. Me asusto y él también, al verse desorientado y a la defensiva. Pero entonces me doy cuenta que no es un chico.

Me mira y no logro definir cuál es su gesto, porque no se me da bien saber como se sienten las personas. Tiene el cabello muy corto y castaño, piel algo morena, ojos muy oscuros y ojerosos, y rasgos andróginos. Va vestida de negro, con ropa de sexo indefinido. Un buzo con la banda Metallica.

- ¿Y? - Me pregunta al verme emboba mirándola.

- Estás perturbando mi tranquilidad al sentarte aquí a mi lado, porque este es el asiento de mi mejor amigo Dan, y además no está bien que aparezcas después de que las clases hayan comenzado un mes antes, eso no está bien, no es está para nada bien... - Creo que otra vez he hablado muy rápido.

La chica me queda mirando directamente a los ojos sin decir nada, y no puedo evitar desviar la mirada, porque mantenerla es hasta doloroso.

- Este lugar está ocupado. - Repito para que deje de mirarme.

- Sí, está ocupado por mí ahora. - Me dice, se pone los auriculares y sigue durmiendo como si nada.

¿Pasó de mí? Definitivamente. Qué chica más maleducada pienso.

Mis compañeros empiezan a entrar, suena el timbre y llega el profesor de Lengua y Literatura, la materia en la que peor me va, con un asqueroso promedio de nueve todos los años.

Ni rastro de Dan. Nos paramos para saludarlo y la chica a mi lado sigue durmiendo. El profesor llega hasta ella.

- Señorito. - Dice.

Nada.

- ¡Señorito! -Repite más fuerte. Nada.

- Profesor... Es una chica. - Le digo.

- ¡Pero qué dices, Young! -

- Ella tiene razón, soy una chica. - Se levanta de golpe.

Todos ríen. En eso entra Dan. El profesor pierde su atención en la chica y lo regaña por llegar tarde por milésima vez.

- Y por llegar tarde te han quitado el lugar, Porter. - Dice el profesor burlón mientras Dan se va a otro curso a buscar un asiento.

Vuelve a dirigirse a ella.

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