¡Las dos rubias somos Marcia y yo! Hay un montón de comentarios. Algunos homofóbicos, otros riéndose de Marcia por su respectivo cambio repentino por gusto sexual, hombres que les calienta el beso, y algunos comentarios diciendo la bonita pareja que hacemos.
¿Nosotras bonita pareja? Que maldita aberración.
Todo el domingo pasa y yo no dejo de tocar el piano. Repitiendo una y otra vez la Quinta sinfonía de Beethoven. Lo único que me tranquiliza es la música, y mis peces de colores, claro.
Recibo varios mensajes de Dan, pero no me atrevo a mirar desde el link de aquella página.
Es lunes soy incapaz de ir al colegio, si bien me importa una mierda el que dirán la gente de la escuela, me importa no verle la cara a Marcia. Debe odiarme. Y siento que yo también a ella.
Definitivamente no puedo ir. Aunque la cabeza me carcome toda la mañana, hoy no fui a la escuela, eso quita mi asistencia casi perfecta (sacando la vez que me escapé con Leone), pero eso no es lo peor. Lo terrible de todo esto es que mi rutina diaria cada vez se descompone más, ergo, esto es un espantoso caos.
Mi vida ahora es un caos. Y todo es culpa de una sola persona. Matt Leone.
Desde aquel desafortunado día en que Matt Leone llegó al curso antes que yo, mi vida no hace más que cambiar y cambiar. Y no hay nada peor que los cambios.
Odio que me toquen. Odio el color azul. Odio los ruidos fuertes. Odio la multitud de gente. Odio las manchas en las paredes. Odio los cubiertos de madera. Odio a veces a mi familia menos a Rock. Odio haber besado a Marcia. Pero sobre todo, odio los cambios.
Cambios es igual a caos, caos es igual a imperfección.
Matt Leone cambió mi vida varios meses antes de que esta tenga que cambiar irremediablemente por la graduación. Matt Leone lo arruinó todo antes de tiempo.
Es de noche y no he salido de mi habitación prácticamente todo el día. La ansiedad no me deja en paz, ni siquiera tocar el piano o ver las luces de colores y mis peces me tranquiliza. Así que me voy a dar un paseo por el parque, escapándome obviamente por la ventana.Observo el cielo y veo a la Luna gibosa menguante, que no es particularmente de mi agrado. Es invierno, pero la noche no es tan fresca, más como si fuese una noche de otoño. El parque está obviamente vacío y no me da más que una sensación de plenitud y paz.
Me siento en una banca. Respiro hondo y cierro los ojos. Quisiera estar así toda la eternidad.
Pero algo interrumpe mi paz, alguien se sienta a mi lado y abro los ojos de repente. Al lado hay una anciana que mira el cielo.
- Hola, petite. - La anciana tiene acento francés.
- Hola, ancianita.
Escucho a la vieja reír. Que sorpresa, la mayoría de la gente no ríe conmigo hasta que me conoce mejor.
- ¿Qué te trae por el parque a estas altas horas de la madrugada? Es muy tarde para que una jovencita ande vagando.
- La ansiedad, abuela. Mi vida es un desastre.
- No soy tu abuela, prefiero que me llames anciana antes que abuela.
- Vale, anciana.
La anciana calla durante varios segundos que parecen eternos.
- Yo estoy inconforme con mi vida también, el día a día de una anciana no es fácil. Me duelen los huesos, pero aun más me duele la indiferencia de mi familia. Parece que cuanto más anciana me pongo, más me desvanezco de la vida de mis hijos y nietos, y eso que aun no la he palmado.
- Por lo menos a usted nadie la molesta. A mi me tienen presionada todo el tiempo, mi madre quiere que estudie algo que no soportaría, o la simple presión social de hacer actividad social. La vida sin gente es la mayor tranquilidad que puede tener, nadie quien esté fastidiando su rutina.
- ¡Odio las rutinas! Trato de pasar mis últimos años de vida esquivando la monotonía, de hecho la evito desde pequeña.
- Veo que usted y yo tenemos muchas diferencias, anciana, y no sólo la gran distancia de edad.
- Pues parece que sí, muchacha, a ti te falta la chispa que yo tenía a tu edad.
¿Chispa? ¿Qué tipo de chispa? ¿De chocolate o electricidad?
- ¿Puede ser más específica, señora anciana?
- ¿Con qué?
- Con lo de qué tipo de chispa me falta. Aunque de hecho me faltan todas las chispas habidas y por haber, no es que me interese tener una, el chocolate no es de mi agrado, y la electricidad tampoco.
- Oh petite, no hables tan rápido que me mareas.
- Específique que tipo de chispa preciso yo.
- Ah, pues la chispa de la libertad, de la vivacidad. Cuando yo tenía tu edad no soportaba las rutinas que tu idolatras. Yo vivía con emoción cada día de mi vida, era una especie de rebelde sin causa. Era una jovencita revolucionaría para aquella época.
- Interesante, cuénteme más. -Digo, al ella haber callado durante dos minutos.
- ¿Sobre mi juventud?
- Pues sí, me agrada saber de historia.
Ella ríe tanto que empieza a toser. Mierda, espero que la anciana no se muera aquí, no quiero ser yo quién tenga que darle las noticias a su familia. No soy buena para dar condolencias.
Recuerdo aquella vez que murió el perro de una amiga de la escuela primaria, ella lloraba y yo le pregunté porqué. Al final de aquel día perdí a mi única amiga porque le dije que no importaba la muerte, que su perro estaba ya reencarnado en otra vida quizás mejor, quizás peor. Que de todas formas los perros tienen pulgas, garrapatas y pelos que ensucian la casa. Y que debería sentirse aliviada.
Por suerte mía, a la anciana se le pasa la tos.
- Petite, hagamos un trato.
- ¿Cuál trato, señora anciana?
- Yo te cuento sobre mi historia y te ayudo a tener la chispa que te falta y tú me ayudas a sentirme joven de nuevo.
- Dudo que pueda contarme tanta historia en lo poco que queda de esta madrugada. Además ahora que lo pienso, no es común que una anciana se encuentre en el parque a esta hora. ¿Está demente usted? ¿Se ha escapado del geriátrico quizá?
- Estoy más cuerda que tú, y eso que tengo sesenta años más.
- Entonces sí puedo aceptar el trato, pero repito, me imagino que con tanta edad tiene mucha historia, ¿Cómo hará para contar tan rápido todo? Y no quiero resúmenes, me gustan las historias con lujo de detalle. Y otra cosa, no tengo idea de como hacerla sentir joven.
- Te contaré mi historia en diferentes días. Cada día que vayas a buscarme a mi casa será una aventura que deberás acompañarme. Ahí te ayudaré a encontrar tu chispa y sabrás mi historia, y yo podré remomerar la juventud.
- Un trato justo, un trato hecho, abu.
Realmente no sé si me interesa tener la chispa que la anciana quería que tenga. Pero me cayó bien por ser una una anciana poco convencional, así que memoricé su dirección, que es bastante cerca, y prometí ir a visitarla. Insistí en acompañarla a su casa, pero la anciana dijo que sus piernas y ojos aun funcionaban, así que asentí y volví a casa.
Holaa a todos, lamento haber tardado tanto en actualizar, pero de ahora en más creo que voy a comenzar a subir capítulos cada 1 o 2 semanas.
Este capítulo parece algo soso y sin mucha importancia, pero la anciana va a tener su rol clave en la historia.
Además, en el próximo capítulo se viene el drama 😈
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Everything is perfect now
Teen FictionObsesiva. Particular. Torpemente inteligente. Inexpresiva. Sin humor normal. Ansiedad. Amarillo. Música clásica. Teorías del universo. Perfección sobrevalorada. Asperger. = Alice Young. Información no disponible. = Matt Leone. ¿Quién es Matt Leone...