La nueva pianista de orquesta

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Los días pasan, Marcia sigue igual, y Dina piensa que cada vez está peor. Empiezo a plantearme si hablar con ella o no. No puedo decirle a Dina las cosas que le dije a Marcia, no tendría sentido si no le cuento toda la historia. ¿Qué debería hacer? ¿Contarle que la dejó tirada en la fiesta? Sólo empeoraría las cosas, Dina probablemente se enojaría con Marcia y ya no habría solución. ¿Pero por qué me importa tanto que Dina no tenga mala impresión de Marcia, si pienso que es tan mala amiga que no la merece? Quizás en el fondo siento que a pesar de aquella noche, Marcia no es tan mala y simplemente cometió un error, y yo fui muy dura.

Siento que la cabeza va a estallarme. Estoy a punto de empezar a tocar Nocturno, necesito relajarme, pensar en algo bonito.

Matt Leone aparece en mi mente. ¿Qué?

Empiezo a tocar y lo hago increíblemente bien, las notas son exactas, el tempo está bien, no me equivoco ninguna vez en toda la melodía.

- Young, lo has hecho como nunca. - Dice asombrada la profesora Strauss.

- ¿Eso es un cumplido? - Pregunto, sabiendo la respuesta.

- Por supuesto. Este último tiempo has estado en la mira, Young, te he analizado a fondo. Esperé con ansia este día para definir quién sería mi elegida.

- ¿Me puede explicar de que habla, profesora?

- Verás, este tiempo he estado poniendo a prueba a todos ustedes. Hay mejores y peores, entre los mejores estás tú, Young. Y hoy me has demostrado ser la número uno.

Tengo ganas de llorar de alegría. Escuchar algo así de mi exigente profesora, es música deluxe para mis oídos.

- Felicidades, Alice, te he elegido para ser la pianista de la orquesta.

¿Qué? ¿He escuchado bien? ¿Yo pianista de orquesta?

- Profesora...le agradezco, pero no creo estar preparada para eso. - Digo atónita.

- ¡Claro que estás, Young! ¿Estás desestimando mi oído y decisión?

- Yo... No...

- Pues entonces calla y agradece. No hay ningún no ni pero, eres la nueva pianista de la orquesta y punto.

Estoy totalmente anonada. Siento que voy a desmayarme, no sé si estoy feliz o asustada. Ser pianista de orquesta es una presión inimaginable que jamás pensé que me tocaría. Yo simplemente quería saber piano y tocar para mí, y quizás enseñar para ganar algo de dinero.

La puerta se abre de golpe, y caen varios de nuestros compañeros que evidentemente estaban intentando oír.

- Veo que ya oyeron todo. - Dice la profesora Strauss enojada.

Algunos tienen cara de decepción, otros molestos o heridos.

Genial, ahora mis compañeros me odiarán por ser la favorita de la profesora.

- Bueno, ¿No van a felicitar a la nueva pianista de la orquesta? - Dice la profesora maliciosa.

Todos me dan un ánimo bastante falso. Es obvio que están furiosos de no haber sido elegidos. La mayoría se esforzó duramente por ser elegido, siendo estrictamente responsables, mientras que yo no tanto.

Todos salen. Empiezo a juntar mis partituras para salir.

- ¿Quieres saber la verdadera razón por la que te he escogido a ti?

Asiento, curiosa.

- Tienes talento, y sobretodo pasión, algo que la mayoría no tiene. Quizás no seas la más responsable, pero llevas la música dentro. - Señala mi pecho. - Y eso se nota. Todos quieren ser mejores que otros, y tú sólo quieres superarte día a día. Quizás alguien puede tocar sin equivocarse, pero si no pone su alma en cada pieza, pues entonces no cuenta como excelente. Valoro eso de ti, valoro la autenticidad y la pasión.

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