He faltado una semana entera al colegio y a mis prácticas de orquesta. No contesto ni miro mi celular. No abro la puerta a nadie más que mi madre, y sólo porque me obliga.
He decido que el contacto humano para mí ya no es necesario, porque no quiero seguir sintiendo la presión social de comportarme como se debe. Además, ya suficiente he tenido en esa fiesta. Por eso, he jurado que no pisaré una fiesta nunca más, ni aunque Reflexionista lo sugiera.
Estoy acostada en cama, mirando mis peces flavescents y admirando las luces de colores, cuando de repente la puerta de mi habitación se abre de golpe, allí está mamá, que ha cambiado su aura fría por una en llamas.
- ¡Sal de está maldita habitación si no quieres que te lleve a un internado!
Me levanto sobresaltada de la cama, jamás me ha gritado de esta manera. Me vuelvo a tapar hasta la cabeza con fuerza, pero sus manos bruscas me destapan y me agarran del cabello con fuerza.
- Suéltame, te lo imploro, me haces daño. - Chillo.
- He estado intentando que salgas toda esta semana, si no me escuchas a mí entonces deberás escuchar al psicólogo.
- ¡No iré a ninguna parte! Ese hombre quiere que haga relaciones sociales, y ya no lo soporto.
- ¡Dios! ¿Qué hice para merecer hijos así? - Exclama mientras mira el techo.
¿Eso es algo que debería dolerme? Porque lo he escuchado en películas y el personaje siempre se siente herido al escuchar a su madre o padre decir algo así. Pero esto no me causa nada. Indiferencia.
- Bueno, según la religión budista, nos mereces porque somos tu karma de tu vida anterior, o quizás de esta misma. ¿Te has portado bien antes de tenernos? Yo creo que deberías analizar tu vida antes de que nosotros nazcamos, quizás entenderías mejor el porqué de nuestros desafortunados nacimientos. O podrías ir con alguien que te ayude a descubrir tu vida anterior, puede que hayas sido una puta que se acostaba con hombres casados...
Siento mi cara arder por la cachetada que me da. He dado justo en el blanco.
Cuatro amigos caminan por las calles del centro de la ciudad. Ríen y parlotean, menos una rubia que se detiene como una estatua frente a una cafetería.
Una mujer rubia de mediana edad se encuentra sentada, con la espalda recta y sus finas manos sosteniendo una taza de té. La mujer se ve extrañamente feliz mientras habla con un hombre apuesto de traje elegante.
La pequeña rubia fuera de la vidriera no pestañea, los mira sin expresión. Sus amigos al darse cuenta de que ella ya no camina junto a ellos, miran hacia atrás. La rubia está entrando a la cafetería.
- No vuelvas a mencionar nunca más eso en la vida, porque te juro que te haré pasar por loca e irás a un psiquiátrico. Aunque ni siquiera sería una mentira que eres una enferma mental. ¡Eres una lesbiana asquerosa, una aberración del demonio!
- ¿Qué? ¿De dónde has sacado todo eso?
Siento que la presión me baja y algo hunde mi pecho.
- Todo el mundo lo sabe, ¿Crees que esa foto con esa puta amiga tuya no llegó a mis ojos? Me das vergüenza, incluso más que tu hermano. - Ahora ya no grita, habla con su típica voz.
- ¿Cómo puedes compararme con un asesino?
Al instante me arrepiento de decir aquello. Es duro hasta para mí.
- No quiero hablar contigo, vas a vestirte y he ir al psicólogo, y si no encuentras una solución pronta para esa enfermedad me temo que te irás al loquero.
- Lo admito con todas las letras ¡S o y u n a m a l d i t a l e s b i a n a! Soy lesbiana lesbiana lesbiana lesbiana, me encantan las mujeres, ¡Lesbiana! ¡Soy lesbiana desde que nací! Estamos en el siglo veintiuno, y nadie me encerrará por ser lesbiana. - Grito frenéticamente, haciendo énfasis cada vez que digo la palabra lesbiana.
- ¿Eso crees? Mejor preocupate por sanarte mentalmente.
La presión me sube, y siento que la sangre me hierve. La cólera me ataca y comienzo a gritar y arrancarme los cabellos. Entra papá a mi habitación, corriendo, incluso Rock está.
- ¡Suripanta! ¡Suripanta! ¡Te odio! - Grito una y otra vez desesperada en el suelo mientras me golpeo a mí misma. - Te odio y tú nos odias también, ¡por eso te vas y te acuestas con otros!
Papá intenta agarrarme de los brazos, pero aquello me irrita aun más y comienzo a dar patadas en el aire. Dándole una sin querer queriendo en la cara.
Con papá en el suelo aprovecho para correr y correr. Siento que atrás me siguen, pero no me doy vuelta para ver quién de los dos corre detrás mío. Corro sin rumbo alguno hasta que mi pies sangran, y caigo rendida al suelo. Para peor, ahora no solo tengo la cara mojada, sino también todo el cuerpo.
Los relámpagos no tardan en llegar y me aterran. Toda mi vida he tenido pánico a las tormentas, y jamás he pasado una fuera de casa. Miro desesperada la calle dónde estoy, no reconozco nada, y está vacía. Tiriteo, no estoy más que un camisón de dormir y sin medias o zapatillas. Corro en busca de algo familiar, y cada paso es una puñalada en los pies.
Llego a un vecindario familiar, y recuerdo que es el de Leone... O mejor dicho, de la Sra. Lafourcade. Dudo sobre mi acción siguiente mientras tiriteo. Pero un rayo cae e inmediatamente me dirijo aquella casa que puede ser mi salvación o destrucción completa.
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Everything is perfect now
Teen FictionObsesiva. Particular. Torpemente inteligente. Inexpresiva. Sin humor normal. Ansiedad. Amarillo. Música clásica. Teorías del universo. Perfección sobrevalorada. Asperger. = Alice Young. Información no disponible. = Matt Leone. ¿Quién es Matt Leone...