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Ahora seguro creerás que me decepcionó el que no me hablaras, o siquiera el hecho de que me miraras.

Si crees que es así, claramente estáis equivocado; eras un simple desconocido, no debía importarme, o al menos eso quería creer.

Sé que parasaron unos cuantos minutos más en los cuales nos dedicamos a perdernos, una vez más, entre nuestros pensamientos, aguardando; fisicamente estábamos aquí, uno al lado del otro, pero en realidad, en nuestros pensamientos estábamos mucho más allá.

¿O me equivoco?

Unos minutos más, y al fin sucedió.

Te levantaste, sacudiste de manera monótona la parte trasera de tus pantalones y reacomodaste el flequillo de tu cabello de forma natural y espontánea; cada movimiento calculado, quizás, estabilizando tus nervios, entre aquellas acciones nuestras miradas lograron conectarse, por una milésima de segundos, lo lograron.

Entonces sonreíste e inconcientemente, yo también lo hice.

Hola Alex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora