Fuiste mi primer amor, y quizás mi única amistad verdadera.
El sábado llegó, todos se alistaban para la noche de Hallowen, las decoraciones ya eran visibles en las casas de los barrios más cercanos, los centros comerciales seguían la temática y los más pequeños pronto vendrían a llamar a la puerta diciendo el famoso: ¿Dulce o trato?, con disfraces “terroríficos” haciéndolos ver de manera tierna.
Y yo no tenía intención alguna de salir, así que cuando el crepúsculo de alzó, Karen apareció en la entrada de mi hogar.
—Venga Zoe, vamos, —Animó.
Así pasamos gran parte de la tarde, pero yo seguía rehusandome a salir de la comodidad de mi hogar.
—Sos una aburrida Zoe. — ¿Lo era?, sí, pero quizás yo sólo quería prevenir algo que jamás olvidaría, no lo sé.
