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Te habías pasado, y ojalá supieras en ese momento lo equivocado que estabas, y que cada cosa que decías eran totalmente falsas.

—¿En serio tienes el descaro de enviarle unas cartas y luego hacerte la desentendida?, —preguntó, bajando su tono de voz con una leve pizca de decepción.

Fruncí el ceño, yo jamás había escrito alguna carta, mucho menos para ella.

—¿Por qué, Zoe?, no lo puedo creer. ¿Por qué habéis escrito eso? —Inquierió, —¡¿por qué?!

Tenía tantas cosas que decir y decidí callar, una vez más, mi oportunidad se desvanecia entre mis manos.

—Decidme...

—Porque sí, —acepté sin saber de qué hablabas. Decidí seguirle el juego a Karen en vez de enfrentar todo lo que estaba sintiendo o llegué a sentir.

—¡Sé razonable!

—¿Cómo quieres que sea razonable? —Inquirí sin saber muy bien en qué me estaba metiendo.

—¿Y la sinceridad Zoe, qué con eso? —Preguntaste.

—Tu me ocultaste que salías con ella, —pronuncié, tan bajo que no creí que llegara a oirme, dolida.

Hola Alex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora