Capitulo 23

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- ¿Qué? – Wero se levantó del sillón – no pueden hacer eso, le están prohibiendo la vida.

- Lo sabemos – podía notar lo difícil que era para Alex – y sé que será un largo trámite que puede que nos nieguen – miro a Ricardo – pero queremos intentarlo.

- No, es que no – Wero pasó las manos por su cara frustrado.

- Créanme que para nosotros no fue fácil decidirlo, ¡por dios es mi hermano! Los que más quería era que despertara. Pero ha pasado un año, un año que ha sido desgastante, sé que no solo para nosotros, también para ustedes, estar en el día o toda la noche en un hospital, yo no sé lo que mi hermano pueda estar sufriendo –Alex comenzó a llorar – ya no soporto verlo así. Entiendan chicos, la vida así no es fácil para nadie.

Todos permanecíamos en silencio, lo que nos acababan de decir era difícil de procesar. Mi mente no podía hacerse a la idea de perderlo, tenía la ilusión de que despertara, pero Alex tenía razón, ha sido un año donde no ha pasado nada, Gabriel no despertaría.

- Los apoyo Alex – todos me voltearon a ver confundidos.

- ¿Luis? – Wero me miro un poco molesto.

- Alex tiene razón, miren nosotros solo vamos una hora, y es desgastante, ahora imagínense ellos están toda la noche y parte de la mañana. Gabo no ha dado ninguna señal de mejoría ¿Qué quieren? ¿Verlo en esa cama el resto de su vida? A mí me lastima verlo así. No les niego que me duele – las lágrimas escurrían por mi cara – me mata no tenerlo más. Pero ya no quiero que él sufra ¿Cuántas veces no han tenido que reanimarlo porque deja de tener pulso? ¿en verdad quieren eso para él?

- Tienes razón Luis – Fede me contesto con un hilo de voz.

- Aparte, Alex está diciendo que es un trámite que llevara tiempo y tal vez no se logre, Gabo aún puede despertar – Isra trato de animarnos.

- No los entiendo – Wero salió enojado de la casa de Alex.

- No se puede ir así – Félix nos miró, rápido me puse de pie y salí corriendo tras él.

Ricardo estaba a punto de arrancar su auto, cuando me puse enfrente.

- Quítate Luis – me dijo asomándose por la ventana.

- No te voy a dejar ir así.

- No me importa, entiende, no quiero estar aquí.

- Y yo no quiero perder a otro amigo – me miro serio, apago el motor y pude notar como se recargo en el volante. Me acerque a él.

- Si te quieres ir entiendo, pero pásate al asiento del copiloto y yo te llevare a donde tú quieras – el obedeció sin decir más.

No me dijo nada sobre algún lugar al cual ir, así que maneje por una hora. Llegamos a aquel lugar, bajo sin decir nada y me siguió.

- ¿Por qué venimos aquí?

- Es un lugar muy especial para mí – miraba aquel paisaje – aquí fue donde pase una de las tardes más lindas de mi vida – agache mi cabeza - aquí fue donde entendí que estaba enamorado de Gabriel, en este lugar fue donde estuve riendo con él por última vez – podía sentir mi corazón romperse.

- Luis... - lo interrumpí.

- La idea de que él se vaya me está acabando, de verdad no sabes cuánto me está doliendo – limpie mis lágrimas – pero en este lugar lo vi triste por lo que estaba pasando, y supe que nunca más quería verlo sufrir – mire a Ricardo – ya no quiero verlo mal, necesito que él esté tranquilo, necesito dejar de verlo en esa cama – mire de nuevo hacia el lago, sentí una fuerte punzada en el corazón – lo amo Wero – ya no intente limpiar mis lágrimas – puede que suene estúpido, pero lo amo y el sentimiento crece cada vez más

- No tendría por qué ser estúpido.

- Solo quiero que esto acabe, quiero saber que él dejo de sufrir.

Ricardo me abrazo, creo que me había comprendido. Por primera vez lo había dicho, y no me arrepentía, estaba completamente seguro: lo que siento por Gabriel es amor, el amor más sincero.


24 Horas [Luisabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora